España, el que peor ha gestionado colaboración con la sanidad privada

España recibe la peor calificación europea en la gestión por parte del Gobierno de la colaboración de la sanidad privada en la lucha contra la pandemia de COVID-19, según análisis que un grupo de expertos convocados por el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada ha realizado sobre cómo se ha gestionado en España la aportación y contribución de la sanidad privada en la actual pandemia.

Según estos expertos, la decisión del Gobierno de poner bajo el mando único sanitario a todas las clínicas privadas «sin importar la incidencia del coronavirus en cada zona y la delegación de los acuerdos entre la Administración y las empresas privadas a cada una de las 17 comunidades autónomas, sin directrices y sin un modelo claro y homogéneo que permita el cobro de los gastos soportados durante la crisis sanitaria, han generado un perjuicio inasumible para las clínicas».

«El mando único provocó que muchos centros privados tuviesen que rechazar a sus pacientes habituales y asociados para dar cabida a enfermos por el coronavirus que finalmente nunca llegaron por estar en zonas de baja incidencia de la pandemia. De esta forma, se cerró la vía de ingresos de estas empresas, no se utilizaron sus recursos ni se permitió acogerse a ERTE por ser un sector esencial», resaltan.

«El fracaso del modelo español ha provocado que ahora mismo esté en serio riesgo la supervivencia de más de 2.400 centros médicos y el empleo de cerca de 60.000 profesionales sanitarios, como empleo directo, y el doble de afectados indirectos», advierten.

Tras la caída del mando único y el fin del Estado de alarma, señala el análisis del Instituto, el Gobierno ha delegado en cada una de las 17 comunidades autónomas la regulación de la colaboración con la sanidad privada. Los centros sanitarios privados «han asumido un coste por la cobertura de la pandemia y no hay un modelo claro que permita el cobro de los gastos soportados», apuntan.

El impacto en la evaluación del coste y su repercusión en los ingresos de los centros privados varía en función de cada comunidad autónoma. Así, Murcia, La Rioja, Cantabria y Asturias son las que han sufrido un mayor descenso. Por el contrario, Madrid, Castilla y León y Cataluña han sido las zonas que se han visto menos afectadas. Los centros sin internamiento han descendido su facturación más de un 85 por ciento de media y los centros hospitalarios más de un 60 por ciento respecto al periodo anterior a la pandemia, de acuerdo con este análisis.

«Esta falta de homogeneidad hace prácticamente imposible la planificación y optimización a las grandes organizaciones de recursos para luchar contra la pandemia y para garantizar la rentabilidad de un sector que supone el 3,4 por ciento del PIB nacional y emplea a 266.000 profesionales de alto valor», lamentan los analistas del Instituto Coordenadas.

COMPARACIÓN CON OTROS PAÍSES EUROPEOS

El análisis estudia también cómo ha sido esa colaboración en los principales países europeos y refleja el «nefasto modelo» implementado en España que «va a poner en peligro a una parte importante del sector sanitario privado». Así, argumentan que, mientras en España cada comunidad «hace lo que considera sin que el Gobierno establezca unas tarifas razonables y homogéneas», en Francia, Alemania y Reino Unido se ha impuesto una fórmula de colaboración en la que prima la salud de la población y la compensación a las empresas para «garantizar un servicio adecuado y el mantenimiento de un sector estratégico y de alto valor añadido».

El informe destaca que en Alemania se han aprobado dos paquetes legislativos. Por un lado, la ‘Ley de ayuda hospitalaria Covid-19’ para compensar las consecuencias económicas en los hospitales y los médicos contratados. Por otro lado, la ‘Ley para la protección de la población en una situación de epidemia de importancia nacional’ para mejorar la capacidad de respuesta a las epidemias. Ambas iniciativas han sido coordinadas por el Gobierno Federal.

La ‘Ley de ayuda hospitalaria’ tiene dos vertientes: primero, la salud de la ciudadanía alemana al poner a su disposición toda la red de centros médicos, tanto públicos como privados, sin que tengan que pensar en el coste de los tratamientos.

Por otro lado, y entre otras muchas ayudas, los hospitales recibirán una compensación financiera por operaciones y tratamientos reprogramados para liberar capacidad para tratar pacientes con infección por coronavirus; una bonificación de 50.000 euros por cada cama de cuidados intensivos que creen; para equipos de protección personal, los hospitales recibirán un suplemento de 50 euros por paciente y un largo etcétera de ayudas económicas y simplificación de trámites para poner como foco principal de la acción de todo el ámbito sanitario germánico el fin de la pandemia.

En el Reino Unido, el Gobierno tramitó una ley de emergencia para lograr una amplia flexibilidad de personal y regulación en lo que respecta al sector de la salud y la asistencia social. Gracias a esta legislación, se ha otorgado a la sanidad privada financiación adicional para cubrir los costos adicionales provocados por la respuesta al coronavirus.

Por lo tanto, señalan, «garantizó para todo el país que las restricciones financieras no obstaculizarían la adopción de medidas urgentes y necesarias», ya sea en términos de personal, adaptación de instalaciones, equipos, paquetes de alta de pacientes, capacitación del personal, atención electiva o cualquier otra categoría relevante. Para conseguirlo, el Reino Unido ha aprobado un listado de servicios y sus tarifas y ha adelantado un pago a cuenta a todos sus proveedores para garantizar la salud de su ciudadanía y mantener la estabilidad, sostenibilidad y futuro de su sector sanitario público y privado.

Francia ha apoyado económicamente a todos los establecimientos de salud del sector tanto públicos como privados. El día 10 de cada mes, el seguro social ingresaba a las empresas privadas de salud un porcentaje de lo facturado en el mismo periodo del año anterior. Además, Francia abona una tarifa adicional por cada paciente hospitalizado con Covid-19. Este sistema de pagos sobre los ingresos del año anterior también se aplica a los salarios de los médicos privados. Así, de cara a una eventual segunda ola de la pandemia, el objetivo es contar con toda la fuerza laboral del sector Salud.

«Mientras en España la legislación varía de comunidad en comunidad y no existe unanimidad a la hora de fijar criterios ni de salud ni económicos para utilizar todo el potencial del sector privado en la lucha contra la pandemia y garantizar la salud de la ciudadanía, la población reclama una mayor cooperación público-privada. Cerca de 60.000 profesionales y unos 2.400 centro de salud privados agonizan entre 17 burocracias distintas justo cuando el país más necesita una atención sanitaria asequible y de calidad», resalta el informe.

«Ha sido verdaderamente temeraria la ceguera ideológica con la que la Administración Central ha abordado la colaboración con los centros sanitarios privados para luchar contra la pandemia. Por encima de la lucha contra la enfermedad y la atención a los afectados, han estado los prejuicios ideológicos que han impedido optimizar recursos. Esa ceguera bloquea ahora la implantación del necesario sistema de compensación económica por los gastos asumidos por la sanidad privada y puede provocar una catástrofe económica notable. Y lo que es peor: una descapitalización de profesionales y organizaciones que cuesta décadas formar», concluye el vicepresidente ejecutivo del Instituto Coordenadas, Jesús Sánchez Lambás.