Las agencias españolas de gestación subrogada tienen unas pésimas perspectivas a causa de la creciente animadversión popular respecto a esta práctica. Y es que los llamados vientres de alquiler cotizan en mínimos de popularidad a causa de la ‘foto de Kiev’.
Y es que las imágenes de decenas de bebés ‘esperando’ en un hotel de la capital de Ucrania a unos ‘padres’ que no llegaban a un país que es escogido porque cuenta con unas tarifas económicas más asequibles que las de Estados Unidos.
La BBC explicaba sobre la famosa foto que los bebés «no están en un orfanato ni en la sala de recién nacidos de un hospital, sino en el cuarto de un hotel. Dados a luz por madres que gestan a las criaturas para terceros en el Centro de Reproducción Humana BioTexCom de la capital ucraniana».
El abogado de ese centro clínico, Dennis Herman, asegura que esta situación angustiosa se dio porque las fronteras ucranianas se cerraron sin excepciones por orden del ministro de Asuntos Exteriores local.
VIENTRES DE ALQUILER
La asociación de familias por gestación subrogada Son Nuestros Hijos exige desde hace tiempo que se eliminen del vocabulario popular términos como «vientres de alquiler», que según ellos ayudan a estigmatizar a los menores.
Cierto es que lo que ha estigmatizado, con razón o sin ella a esta práctica, son las fotografías del hotel ucranio Venice con treinta y cinco recién nacidos si que pueda recogerlos los padres, que desembolsan entre 30.000 y 45.000 dólares.
Esta cantidad, aseguran, se paga por gastos de gestión y para cubrir los gastos de la madre y los hospitalarios. En las filas de partidos tan dispares como Unidas Podemos o Vox se cree que parte de ese dinero va a estimular que madres sin recursos se ‘dediquen’ a tener hijos para las madres adoptivas ricas.
EN SHOCK ANTE LOS VIENTRES DE ALQUILER
Sea como fuere, el periodista Zhanna Bezpiatchuk, de BBC, asegura que «la gente en Ucrania está en shock. Es muy extraño ver a un montón de bebés amontonados en alguna parte de un hotel y no en una clínica. Muchos se preguntan, ¿por qué está pasando esto? ¿Dónde están los padres de estas criaturas? Mucha gente ve las imágenes y dice sorprendida: ‘Parece una fábrica de bebés'».
Cabe recordar que Ucrania estimula estas prácticas tras disparar su cuota de mercado en el último lustro. La demanda de bebés subrogados en Kiev se ha disparado porque países como Tailandia, Nepal o India han prohibido la gestación subrogada.
EL GOBIERNO ESPAÑOL NO ACEPTA ESTA PRÁCTICA
En el acuerdo de gobierno que firmaron PSOE y Unidas Podemos consta que ambas fuerzas apostarán por «garantizar la seguridad, la independencia y la libertad de las mujeres a través de la lucha decidida contra la violencia machista, y por la igualdad retributiva, el establecimiento de permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles, el fin de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y la elaboración de una Ley de igualdad laboral».
El punto 7.7 que firmaron Pedro Sánchez y Pablo Iglesias lo deja muy claro: «Decimos no a los vientres de alquiler. La explotación reproductiva está prohibida en nuestra legislación, en coherencia con las recomendaciones del Parlamento Europeo».
Y es que los partidos que forman el Gobierno de España creen que los vientres de alquiler «socavan los derechos de las mujeres, especialmente de las más vulnerables, mercantilizando sus cuerpos y sus funciones reproductivas» y prometieron ponerse «frente a las agencias que ofrecen esta práctica a sabiendas de que está prohibida en nuestro país».
LA LEGISLACIÓN ESPAÑOLA NO FRENA LA PRÁCTICA
«La explotación reproductiva está prohibida en nuestra legislación, en coherencia con las recomendaciones del Parlamento Europeo», añade un texto consensuado por PSOE y Unidas Podemos que no está tan lejano de los planteamientos del PP y Vox, contrarios también a una práctica que sin embargo era uno de los puntos estrella para Ciudadanos en la etapa de Albert Rivera.
Cabe recordar que es cierto que la legislación española establece la nulidad de los contratos de vientres de alquiler. Pero las mismas leyes no sancionan la práctica y por lo tanto facilitan que ciudadanos españoles viajen sin nada que temer a otros países para cerrar el proceso.
