El Papa rechaza la acumulación de riqueza e insta a servir a los más pobres

El Papa ha rechazado una vez más la actitud de los que solo piensan en acumular riquezas mientras son indiferentes al dolor ajeno, por lo que ha pedido a los cristianos que sirvan a los más vulnerables de la sociedad, en una misa celebrada en presencia varias personas pobres y sin hogar, que son asistidas por una red parroquial de Roma.

«Cuánta gente pasa su vida acumulando, pensando en estar bien en vez de hacer el bien ¡Pero qué vacía es una vida que persigue necesidades, sin mirar a los necesitados!», ha lamentado el Papa en la celebración de la IV Jornada Mundial de los Pobres que instituyó él mismo para reivindicar el rostro de los que más sufren.

De este modo, ha insistido en que la razón de ser del cristianismo es precisamente servir a los demás al notar que «es triste» ver un seguidor de Jesús que solo respeta los mandamientos, pero no se entrega al servicio de los demás. Y ha asegurado: «Permitidme la imagen pero estos que se cuidan tanto de no arriesgar, empiezan en la vida un proceso de momificación del alma y terminan siendo momias. Esto no es suficiente, la fidelidad a Jesús no se limita simplemente a no equivocarse».

Francisco, como otros años, ha celebrado una misa en la basílica de San Pedro a la que han asistido también mendigos que suelen vagar por las calles adyacentes a la plaza de San Pedro y que son ayudados por las parroquias de Roma. Sin embargo, debido a las restricciones sanitarias solo han podido presenciar la misa un centenar de personas, entre los que también había sacerdotes y voluntarios.

El Papa, que en su primer encuentro con periodistas nada más ser elegido Sumo Pontífice pidió una Iglesia pobre y para los pobres, ha reseñado que en el centro del Evangelio están precisamente ellos. «El Evangelio no se entiende sin los pobres, ellos están en la misma personalidad de Jesús, que siendo rico se redujo a sí mismo, se hizo pobre, se hizo pecado, la pobreza más despreciable», ha señalado.

Igualmente, ha instado a que en estos tiempos «de incertidumbre y fragilidad», en referencia a la crisis por la pandemia, la humanidad no se deje «contagiar por la indiferencia». Por ello, ha dejado claro que el «servicio» a los demás es un modo de aprovechar la riqueza o los bienes personales pues, a su parecer, «no sirve para vivir el que no vive para servir».

Así, ha dicho que los fieles «buenos» son los que arriesgan y «no guardan lo que han recibido» sino que lo emplean porque, subrayó, «el bien si no se invierte, se pierde». Y ha especificado: «La grandeza de nuestra vida no depende de cuánto acaparamos sino de cuánto fruto damos».

Finalmente, ha hecho hincapié en que la llegada de la Navidad debe ser la ocasión justa para poner en marcha el servicio y no pensar solo en las compras: «Se acerca el tiempo de Navidad y de las fiestas. Muchas veces las personas se preguntan qué pueden comprar. Usemos otra palabra, qué puedo dar a los demás para ser como Jesús».