La venganza de Margarita Robles azuza la rebelión de la Guardia Civil contra Marlaska

  • Robles está detrás de la rebelión de parte de la cúpula de la Guardia Civil contra Marlaska.
  • La ministra se ha vengado de Marlaska por haber destituido al exdirector de la Guardia Civil Féliz Azón.
  • Esto se enmarca dentro de la pugna que tienen Interior y Defensa por el control de la Guardia Civil.
  • Está en todas las portadas. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tiene a parte de la Guardia Civil en pie de guerra tras la purga que ha iniciado el exmagistrado en los altos mandos del cuerpo. Primero fue cesar al coronel Diego Pérez de los Cobos, que estaba al cargo de la Comandancia de Madrid, por razones políticas. Y tras él ha venido una cascada de dimisiones y ceses dentro de la Guardia Civil que ha puesto a Marlaska en el ojo del huracán. Sin embargo, una de las claves que ha pasado desapercibida en este conflicto es el papel de la ministra de Defensa, Margarita Robles. La injerencia de la titular de Defensa en este enfrentamiento entre el cuerpo y Marlaska es un elemento a tener en cuenta, pues puede haber agravado la situación debido a que Robles ha consumado su venganza por lo que ella consideró entonces un agravio por parte de Marlaska.

    La tensión entre la Guardia Civil y el Ministerio del Interior está más alta que nunca. Tras el cese del coronel de los Cobos, vino la dimisión del Director Adjunto Operativo de la Guardia Civil, Laurentino Ceña, y después la destitución del número tres del cuerpo, el jefe del Mando de Operaciones de la Guardia Civil, el teniente general Fernando Santafé. Es evidente que Marlaska está depurando la cúpula del cuerpo por razones de confianza; y sea porque habían iniciado un chapucero informe sobre la relación entre el 8M y el número de infectados o porque desde ERC han pedido la cabeza del coronel, lo cierto es que la tensión se puede cortar con un cuchillo. Y para llegar a esos niveles, Robles ha sido una pieza clave, tal y como ha podido saber MONCLOA.COM según fuentes del Gobierno, por azuzar la rebelión de parte de la Guardia Civil contra Marlaska.

    La venganza de Robles parece que no se ha hecho esperar. La ministra no se ha quedado en el salón de su casa viendo con preocupación cómo su compañero se convertía en el protagonista de las portadas de todos los medios de comunicación del país. Tenía algo que devolverle. Y como la venganza es un plato que se sirve frío, meses después Robles parece que ha contribuido a servirle a Marlaska una receta que el ministro conoce muy bien, todo ello enmarcado en la histórica pugna que hay entre el Ministerio de Defensa y el de Interior por controlar a la Guardia Civil, pues no deja de ser un cuerpo policial que depende de ambas carteras.

    DE AZÓN A GÁMEZ

    Cuando el ministro del Interior llegó al cargo, tuvo que tragar con lo que él consideró una injerencia de Robles. Pese a que Marlaska entendía que determinar quién ocupa la dirección general de la Guardia Civil era cosa suya, la titular de Defensa impuso el nombramiento de uno de sus colaboradores: el exdirector general Féliz Azón, magistrado como ella y excompañero suyo en el Consejo General del Poder Judicial. Esto se hizo el 27 de junio de 2018. Y hasta 2020, el hombre de Robles estuvo al frente de la Guardia Civil independientemente de lo que opinara Marlaska.

    Fue con las nuevas elecciones del 10 de noviembre de 2020 y con la reputación que había ganado el ministro del Interior a lo largo de la corta legislatura derivada de la moción de censura cuando las tornas cambiaron. Un Marlaska reforzado por su gestión en los disturbios de Cataluña se veía más relevante; y tras acallar los rumores que le situaban en Justicia, decidió fulminar a Azón, el hombre de Robles, y nombrar a alguien afín a él: la actual directora general de la Guardia Civil, María Gámez.

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    Que Azón gustara más o menos en el cuerpo no era algo que preocupara demasiado a Robles. Pero la ministra de Defensa tiene dama de no dejar títere con cabeza cuando se trata de imponer su criterio. Y después de que Marlaska diera un golpe sobre la mesa y echara a su hombre en la Guardia Civil, la venganza comenzó a tomar forma.

    No es nuevo el pulso entre Interior y Defensa, pero sí los puñales que vuelan en el Gobierno por controlar a la Guardia Civil. Mientras la juez que investiga el 8M, Carmen Rodríguez-Medel, intenta esclarecer qué papel tuvieron las decisiones del Gobierno en la crisis, la Guardia Civil está descabezada y baila, entre otras razones, a merced del conflicto entre la titular de Defensa y el de Interior.

    La mano de Margarita Robles es una parte fundamental para entender el ala de la Guardia Civil que se ha sublevado contra Marlaska. Prueba de ello es que Ceña, el ya exdirector Adjunto Operativo de la Guardia Civil, ha decidido reunirse con Robles este jueves aparentemente para despedirse, aunque el Gobierno insiste en que se trata de un acto protocolario. Algo que deja constancia de la buena relación entre Robles y el bloque que Marlaska ha cesado sin miramientos.