El partido VOX exhibió músculo este pasado domingo con su acto en Vistalegre, palacio repleto por los casi 10.000 simpatizantes del partido de Santiago Abascal, Javier Ortega Smith-Molina, Rocío Monasterio y el emblemático José Antonio Ortega Lara.
La formación ultraconservadora pidió un adelanto electoral y la expulsión de los inmigrantes irregulares, adaptó el mensaje estrella de Trump («los españoles primero»), y exigió el final de las autonomías y de la ley de violencia de género.
VOX intenta aprovechar la reorganización del voto en el espacio ideológico del centro-derecha, tras el desánimo de Ciudadanos por la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a La Moncloa y por el nuevo liderazgo de Pablo Casado al frente de un PP que quiere volver a sus orígenes.
El pragmatismo electoralista de «la derechita cobarde» del PP y de la «veleta naranja» de Ciudadanos, según palabras de VOX, puede provocar que haya hueco suficiente para que los populares cuenten con un partido en su margen derecha con representación en el Congreso por primera vez desde que Blas Piñar no logró revalidar su escaño en 1982 con Fuerza Nueva.
ROCIO MONASTERIO, LA CLAVE DE VOX EN MADRID
Un adelanto electoral de las generales podría pillar con el pie cambiado a Santiago Abascal, quien podría tener que elegir entre apostar por entrar en el Congreso por Madrid o conseguir que VOX deje de ser una fuerza extraparlamentaria gracias a las elecciones europeas, más propicias para esta formación porque se otorgan escaños a través de una circunscripción estatal.
En las municipales, la gran apuesta de VOX será el Ayuntamiento de Madrid, del que Manuela Carmena podría ser desalojada gracias al hipotético apoyo de la formación verde al bloque PP-Ciudadanos. La favorita para encabezar al partido de Abascal en las municipales de la capital es Rocío Monasterio, hasta ahora responsable de las políticas sociales del ‘partido de moda’.
VOX nació a finales de 2013 tras el divorcio del ‘aznarismo’ y el ‘aguirrismo’ con el ‘marianismo’. El ex líder popular en Catalunya, Alejandro Vidal-Quadras, encabezó a la formación ultraconservadora en las europeas de 2014, comicios en los que recabó más de 246.000 apoyos.
Este resultado causó cierta decepción interna, ya que les faltaron apenas 1.500 papeletas para entrar en el Parlamento Europeo. Ese desasosiego aumentó tras la dimisión de Vidal-Quadras como presidente del partido al día siguiente del estreno electoral y su posterior baja como militante.
Su adiós llegó tras ser acusado por la también dimisionaria Cristina Seguí de permitir que el entonces número dos del partido, José Luis González Quirós, facturase a través de su consultora 58.000 euros al partido durante la campaña electoral.
Santiago Abascal tomó las riendas en el otoño de 2014 al asumir la presidencia de VOX. El ex diputado del Parlamento vasco por el PP, ex presidente de DENAES, ex presidente de la Agencia de Protección de Datos de Madrid y ex gerente de la Fundación para el Mecenazgo y el Patrocinio Social (estos dos últimos cargos a propuesta de Esperanza Aguirre) se atrevió a intentar resucitar el partido.
Pero el ascenso de Ciudadanos y algunos fichajes pintorescos de VOX (el padre de Juan Carlos Monedero cerró las listas del partido al Congreso por Madrid en 2015 y 2016 y Carmen Lomana fue número tres en el Senado en 2015), provocaron que el partido se quedara sin cuatro quintas partes de sus apoyos en 2014.
Abascal solo sumó 57.000 votos en diciembre de 2015 y 47.000 en junio de 2016, pero ahora su liderazgo se ha consolidado después de que el CIS apunte a que la formación podría rondar el 1,5% del voto a nivel nacional.
Más fácil podría ser su entrada en el Ayuntamiento de Madrid, donde Vidal-Quadras logró el 4,19% de los votos en 2014. Mejores números deberá lograr Rocío Monasterio (al menos el 5% exigido para conseguir un concejal) si quiere contribuir al desalojo de Manuela Carmena.