Hasta ocho líderes regionales del PP están en manos del ‘sorayismo’ y alargada sombra de Alberto Núñez Feijóo está dificultando el liderazgo interno de Pablo Casado, que tras ganar las primarias con los votos de los compromisarios está haciendo malabares para imponer a sus candidatos para el 26-M sin que estalle la guerra en Génova 13.
Casado ha apostado por restaurar al ‘aznarismo’, no integrar al ‘sorayismo’, hacer fichajes mediáticos para frenar la irrupción de Vox y articular un mensaje vehemente para frenar la sangría electoral que se le presume al PP, que paradójicamente puede recuperar poder municipal y autonómico gracias al crecimiento de sus socios.
El presidente del PP tiene que torear con ocho líderes regionales que apoyaron a Soraya Sáenz de Santamaría, que mantiene a sus fieles en Euskadi, Cantabria, Asturias, Canarias, la Comunidad Valenciana, Andalucía, Ceuta y Melilla.
El ‘casadismo’ ha realizado cuatro golpes de mano para aplacar a los críticos con el nuevo presidente popular: imponer en Euskadi a Raquel González como candidata a la alcaldía de Bilbao, relevar al ‘sorayista’ Xavier García Albiol por Alejandro Fernández, relegar a María José Sáenz de Buruaga por Ruth Beitia en Cantabria y despedir de forma fría a Ángel Garrido en la capital.
Cierto es que los partidarios de Soraya han ganado terreno en los últimos días: las dos muestras más evidentes son el histórico cambio en la Junta de Andalucía liderado por Juan Manuel Moreno Bonilla, que afirmó que «el que manda en el PP andaluz soy yo», y la renuncia en Cantabria de Ruth Beita en favor de Sáenz de Buruaga, acusada de perpetrar un pucherazo ayudándose de un minusválido.
EUSKADI SE COMPLICA PARA CASADO
En Euskadi la presencia de Alfonso Alonso y Borja Sémper enrarece el ambiente para el PP estatal. La comunión entre el PP vasco y Casado solo se produjo de forma efímera por las críticas conjuntas a la foto de la socialista Idoia Mendia con Otegi en el Diario Vasco.
Pero la sangre previsiblemente llegará al río después del significativo silencio de Alfonso Alonso ante las palabras del responsable de Política Institucional del PNV, Koldo Mediavilla: «En España los excesos de Casado alimentan a Rivera y Abascal, mientras que en Euskadi es aún mucho peor… Alonso, en esta coyuntura, piensa seriamente en abandonar el barco», señaló.
Alberto Núñez Feijóo se abstuvo de participar en las primarias, pero su triunfo en diferido se produjo por la derrota de Soraya Sáenz de Santamaría. Casado pretendió que el presidente de la Xunta hubiese pedido el voto para su candidatura de forma más explícita.
Pero tras su victoria interna Feijóo ha acrecentado su perfil propio al distanciarse conscientemente del ‘casadismo’: el Parlamento gallego con el voto del PP acaba de exigir al Estado el tope de las competencias mientras Casado insinúa que pretende recentralizar algunas materias, y Feijóo dice que Vox no tiene cabida en su tierra mientras el PP pacta con ellos en Andalucía.
CASADO NIEGA QUE VOX LE MARQUE EL PASO
La pasada semana Pablo Casado ante Pedro Piqueras en Telecinco negó que el Vox esté llevando a su formación hacia la extrema derecha: «Al contrario, nos ha colocado en el centro. También en el centro de la escena de partidos, porque somos los únicos que podemos pactar a derecha y a izquierda».
Al líder de la oposición le molestan las etiquetas para Abascal: «Hay que ver lo que propone Vox. Lo firmado en el pacto de Andalucía lo suscribiría por cualquier persona que cree en la Constitución. Al final, lo que vale es lo que se hace en un parlamento, y ahí Podemos sí que hace cosas extremistas. Los partidos se retratan no en Twitter, sino en las instituciones».
Ávila es un feudo histórico para el PP y uno de sus bastiones electorales: en las generales de 2016 superaron el 50% del voto. Sin embargo los populares abulenses están fracturados tras la imposición de Casado, que ha escogido como candidata a la alcaldía a la actual teniente de alcalde de la ciudad, Sonsoles Sánchez-Reyes.
Esta imposición ‘desde Palencia’ ha roto la hoja de ruta de Jesús Manuel Sánchez Cabrera, presidente de la Diputación de Ávila y favorito para optar a la alcaldía. Pero este revés puede tener consecuencias.
Su mano derecha, José Ramón Budiño (actual responsable de Protocolo de la Diputación de Ávila) acaba de fundar el partido Por Ávila, que podría contar con Sánchez Cabrera como candidato a la alcaldía.