Los planes de Pedro Sánchez para su investidura en el Congreso se han resquebrajado por completo. Coalición Canaria ha dicho un “no” rotundo a un gobierno de PSOE y Podemos, tanto en forma de apoyo como de abstención, que obliga al presidente en funciones a entenderse con ERC si quiere gobernar España. Una situación delicada a apenas dos días de las elecciones municipales, autonómicas y europeas del 26 de mayo y con la previsible suspensión a los políticos presos, que agravaría aún más la situación.
UN GOBIERNO EN MINORÍA
La inmensa felicidad que arrojaba Sánchez tras el 28 de abril se desvanece poco a poco. Sus primaras palabras descartaron a los separatistas como socios y abrieron las puertas a todos los partidos, en un claro guiño a Ciudadanos. Pero el “con Rivera no” de sus militantes le llevó a tender la mano a Iglesias. Eso, y que el líder de la formación naranja piensa ya a largo plazo, con el único objetivo de superar al PP y convertirse en la firme alternativa al PSOE.
Las distintas reuniones en Moncloa evidenciaron que Iglesias y Sánchez estaban destinados a entenderse para sumar más fuerza. Y Sánchez, en ese momento, hizo cálculos. PSOE, Podemos, PNV, Compromís, PRC y Coalición Canaria sumarían 175 escaños, suficientes si se aparta a Junqueras y compañía. Son los mismos apoyos que llevaron a Batet a ser designada presidenta del Congreso. Pero esta aritmética se ha ido al traste, después de que Ana Oramas, una de las dos diputadas de Coalición Canaria, haya asegurado su “no” a Podemos, en una conversación con El Español.
SIN APOYOS SUFICIENTES
“Ni a favor ni abstención. Votaremos en contra. No somos el 175 de Sánchez y en ningún caso vamos a verlo”, ha aseverado. Más claro, difícil. Y hay dos motivos que han llevado a Coalición Canaria a tomar esta decisión, como apunta el mismo diario. Uno son los incumplimientos presupuestarios de Sánchez, al que acusan de no haber otorgado a Canarias todo lo acordado, en favor de Cataluña, algo que ha sentado muy mal y ha abierto diferencias pese a que podrían estar obligados a unir sus fuerzas tras el próximo 26M.
El otro malestar tiene que ver con Podemos, con el que no quieren vincularse esté, o no, en un Gobierno de Sánchez. Ana Oramas ha señalado que Canarias es la casa de los Venezolanos exiliados y no quieren formar parte de ningún acuerdo, aunque sea eventual, con un partido que apoya precisamente a Maduro, como han dejado latente miembros de Unidas Podemos en los últimos meses.
De este modo Sánchez no tiene otra opción que convencer a ERC aunque sea para una abstención que, aunada a la de PNV, permite al PSOE gobernar con Podemos. Pero hasta ayer mismo, en Barcelona, Sánchez volvió a criticar a los independentistas, quizás demasiado metido en su discurso de campaña. Y Batet, presumiblemente, suspenderá de sus cargos a los políticos presos. Una actitud del PSOE con el separatismo que podría variar a partir del lunes, cuando olviden las elecciones y se centren en la investidura.