Promotor inmobiliario, empresario, economista y ahora político. De Iván Espinosa de los Monteros (Madrid, 1971) se puede decir que es un hombre decidido que se ha metido de lleno en el mundo de la política, porque considera que «se necesita a más gente real» en las instituciones. Con la resaca post-electoral todavía entre los dedos, el recién estrenado portavoz de Vox en el Congreso se prepara para su labor parlamentaria y se preocupa por colocar a su partido en un lugar preferente al frente de las administraciones.
-Este fin de semana se han formado nuevos ayuntamientos y la combinación PP, Ciudadanos y Vox se ha repetido en varios consistorios. A pesar de este hecho, Cs todavía no ha reconocido abiertamente la relación con su partido. ¿Hablan ustedes con Ciudadanos más de lo que ellos sostienen?
Hablamos algo con ellos y al final consienten en que la negociación la lleve el Partido Popular. Pero el documento que hemos firmado con el PP habla de gobiernos de coalición, PP, Ciudadanos y Vox, y advierte de que en los gobiernos municipales que apoyamos formaremos parte de dichos ejecutivos, con concejalías de gobierno, en proporción a los resultados obtenidos en cada sitio. No es como en el caso andaluz que Vox estaba fuera. Que Ciudadanos no se quiera sentar y no quiera firmar estos documentos, que consiente verbalmente, es una anomalía que responde más a ese carácter peculiar que tiene el propio partido.
-¿Y cuál podría ser el motivo por el que no quiere esa vinculación con Vox?
Uno no sabe como funcionan internamente esos partidos, pero desde fuera lo que se ve es que hay presión de agentes externos como el propio señor Macron que le indican a otros partidos lo que tienen que hacer en España. A nosotros eso nos parece una injerencia intolerable y no aceptaríamos que un socio o aliado, o bien el presidente del Gobierno de otro país, nos dijera con quién tenemos que llegar a pactos y con quién no. Pero a ellos parece que sí les importa mucho.
-Entonces se trata de un acuerdo de coalición PP, Ciudadanos y Vox…
El documento que firmamos con ellos nos da un plazo de 20 días para llegar a acuerdos. La voz de alarma ha saltado después de que en el boletín oficial del Ayuntamiento de Madrid se haya publicado la distribución de concejalías de área y gobierno en las que no estamos. Y eso es muy preocupante. Es una muy mala señal y no había necesidad de hacerlo de manera tan prematura cuando en teoría tenemos que estar y además disponemos de un plazo más largo para tomar esa decisión. No sé por qué se habrá hecho, pero si no se resuelve va a ser muy preocupante para otras cosas, eso seguro. Vox ya ha cumplido su parte, que es apoyar la formación de esos gobiernos en todas esas ciudades; si los otros no cumplen, que se atengan a las consecuencias.
-La jornada de pactos también han dejado alguna que otra sorpresa… por ejemplo, en Burgos, Vox ha facilitado un gobierno del PSOE. ¿Estaba pactada esa situación?
Burgos ha sido un caso excepcional dentro de los quinientos y pico concejales que han tomado posesión de sus actas este sábado y estamos trabajando para solucionarlo. Nosotros queremos cumplir nuestra parte del pacto, si la otra parte no cumple el suyo pues no sé si tendríamos que hacer tantos esfuerzos.
-La otra anédocta de la jornada de investidura ha sido la “venganza” de Lucía Cuín en Torremolinos, que ha propiciado un gobierno socialista. Teóricamente se fue de Vox después de que el partido la sancionara por asistir al orgullo LGTBI, ¿por qué su partido ve mal que pueda asistir a estos eventos?
Nosotros no lo vemos mal, la gente tiene libertad para ir a dónde quiera, nosotros no opinamos de eso. Pero este es el caso de una tránsfuga y tiene todo el aspecto de que lo tenía diseñado desde el principio, que se infiltró en las listas de Vox de manera probablemente malintencionada y al final ha conseguido lo que quería, ser protagonista dándole un gobierno a otro. Tendrá que explicar ella a qué se debe y a qué intereses obedece.
-No tiene nada que ver entonces su asistencia al orgullo LGBTI, ¿cualquier miembro de Vox podría ir sin ningún problema?
Nosotros no opinamos sobre qué hacen los más 50.000 afiliados de Vox, pero ella era ya en ese momento una representante electa de Vox e hizo algo contrario a lo que nosotros estamos defendiendo. Y por eso fue sancionada. Nosotros lo que sostenemos es que todo el mundo tiene los mismos derechos, oportunidades y deberes. Durante muchos años a los homosexuales se les ha tratado de manera terrible y se les ha discriminado a causa de su sexualidad de manera negativa y estamos en contra de eso.
Eso es una cosa y la otra es que se les estén otorgando derechos especiales que los demás no tienen y eso no lo apoyamos y mucho menos subvencionados con fondos públicos. Si un miembro de un equipo de gobierno que ha sido elegido por Vox, porque ella no ha conseguido el acta, sino que la ha conseguido el partido que representa, lanza de manera clara un reto al partido, no vamos a seguir apoyándola.
–Usted es también vicesecretario de Relaciones Internacionales de Vox, ¿cómo ve que en el Parlamento Europeo le hayan incluido en un grupo donde está el partido flamenco que apoya a Puigdemont?
Nos hemos integrado en el grupo CRE que está fundado por el partido conservador británico y en el que hay otras formaciones como la polaca Ley y Justicia, y entre ellas el partido flamenco donde había dos eurodiputados que eran abiertamente contrarios a los intereses de la unidad de España, pero ya no están. De todas maneras para asegurarnos de que nos entendemos bien con el grupo en el que estamos, hemos pedido una carta del presidente del grupo en el que se garantiza que se respetará la soberanía de naciones ajenas. Si en el transcurso de nuestra estancia allí vemos que hay alguien que atenta contra los intereses de España vamos a ser muy, muy batalladores para que eso no ocurra.
-Las declaraciones de Macron creen que pueden afectar a Vox.
El señor Macron tiene bastantes problemas internos, como el de los chalecos amarillos, la islamización de Francia o la victoria Marine Le Pen en las elecciones europeas y yo creo que está intentando disfrazar esos problemas internos buscando injerir en la soberanía ajena. Francia y Alemania tienen un control excesivo de lo que pasa en la UE y creen que tiene el poder de opinar en lo que pasa en otros sitios. Esta es la verdadera batalla que hay hoy en día en Europa, ni izquierdas ni derechas.
La cuestión reside en que una amplía mayoría de grupos abogan por una mayor cesión de las soberanías hacia el conjunto de la UE, mientras que nosotros defendemos que hay que conservar el espacio común, pero pensamos que no hay que ceder soberanía en temas importantes para cada nación como son la inmigración, las ideologías de género o el apoyo a ciertos lobbies. El núcleo de la UE es un grupo de burócratas que no ha elegido nadie y que está dominado por Francia y Alemania, y que van ampliando su influencia y esa es ahora nuestra batalla.
-Y qué le parece que llamen ultraderecha a Vox.
Vox no se considera de extrema derecha. Eso lo dice Valls, que es otro ejemplo de injerencia, porque es un francés que no conoce la realidad de nuestro país. Desde Cs se mete con Vox, pero apoya a Podemos. El eje se ha desplazado tanto que en España no nos paramos a pensar que los ultras que existen de verdad son los que estaban los otros días a la salida del ayuntamiento de Barcelona peleándose: los ultras de Podemos contra los ultras separatistas y luego está Bildu, PNV y Compromís.
–También un tema importante a nivel europeo es el cambio climático. Hace un par de semanas el diario La Marea publicó un texto que atribuía a Vox, donde su partido afirmaba que era una “estafa” y que el hombre no era el causante de este cambio, a pesar de que un informe de la ONU dice lo contrario. ¿Qué hay de cierto en esta publicación?
Casi todo lo que dice la ONU es una buena indicación de lo que no hay que creer. Es uno de los mejores sitios donde se ven esos lobbies de poder que se van haciendo con más áreas de influencia sin que haya mucha base científica detrás. Nosotros somos grandes defensores del medioambiente, pero somos detractores de estos lobbies financiados con nuestros impuestos y donde la mayoría de ideas provienen del marxismo más que de preocupación por el medioambiente. España tiene un problema y es que no tenemos fuentes de energía. Las renovables aún no son competitivas y tienen que estar fuertemente subvencionadas. Lo que se debe de hacer en España es combinar ambas fuentes para que siempre tengamos suministro y procurar que esa energía sea cada vez más limpia y barata.
-Una medida como Madrid Central, ¿no se considera realmente necesaria?. Los coches son realmente contaminantes, ¿por qué no queréis que continúe?
Madrid central, según algunos estudios, ha tenido cero impacto a nivel ambiental. Aunque sí ha tenido un impacto grave en tres tipos de personas: los comerciantes, los vecinos y luego para todos aquellos proveedores de servicios, como el mundo de la construcción o reparto, que tienen vehículos que no son los más modernos y no les permiten hacer su trabajo.
El único sentido que tiene la medida es un sentido político de ataque a los coches porque es un medio autónomo que da más libertad y los “podemitas” están en contra de la libertad y quieren colectivizar todo, “no usted vaya en transporte público” y no, mire, yo voy como me dé la gana. En Madrid Central, lo que se podría hacer es prohibir aparcar, exceptuando vecinos o trabajadores. Soterrar el aparcamiento, que los coches se aparquen en párkings en esa zona me parece bien.
-¿Por qué no ha publicado su régimen de bienes?
Estoy esperando a presentar la declaración de la renta y cuando lo haga lo subiré actualizado.
–Marcos de Quinto ha sido muy criticado por tener un patrimonio elevado, ¿cree que no se puede ser rico y político?
Yo deseo que cada vez se incorporen a la política más gente que hayan tenido éxito en alguna función en su vida. Esto no se mide siempre en dinero, es decir, alguien que traiga experiencia en otras actividades como voluntariados o cuestiones humanitarias es algo que tenemos que fomentar en política. Pero este mundo es un mercado muy cerrado y se ponen barreras de entrada a los que vienen de fuera. Yo creo que debería haber más Marcos de Quintos y menos personas que no han hecho el esfuerzo de ganarse una nómina. Debería haber más gente con experiencia en la vida real y menos profesionales de la política.