Los fosfoyesos vuelven a golpear a la empresa de fertilizantes Fertiberia. El movimiento ciudadano Mesa de la Ría ha presentado este miércoles una denuncia ante la Fiscalía de la Audiencia Provincial de Huelva en la que solicitan que se tomen medidas legales contra las numerosas irregularidades que se dan en las balsas de fosfoyesos. Todas ellas, según los denunciantes, suponen un atentado contra la salud pública. Fertiberia ya está condenada desde 2009 por el Tribunal Supremo a recuperar las marismas de Huelva. Sin embargo, la empresa agroquímica aún no ha tomado ninguna medida para recuperar el entorno de la ciudad andaluza.
Las balsas han sido calificadas por los expertos de muchas maneras. Pero, para Mesa de la Ría, la que mejor define la realidad de este vertedero de residuos tóxitos es «reactor químico». En la denuncia, el grupo ciudadano enumera las muchas irregularidades contra las que la Fiscalía, consideran, debe tomar medidas. Las últimas mediciones realizadas en 2012 por Lainsa (la empresa contratada por la agroquímica Fertiberia para comprobar el estado de las balsas) demostraron que había zonas donde los niveles de radiación eran muy elevados. Hasta seis veces más que los recomendados por el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN).
Para Mesa de la Ría es «inaceptable» que la Fiscalía no haya intervenido aún. «Los valores máximos admitidos son superados en la Zona 3 (una parte de las balsas de fosfoyesos) hasta en 15 veces en el caso del Uranio y el Radio 226. En 20 veces el Plomo 210 y en 30 veces el Torio 232. Todas estas sustancias tóxicas altamente peligrosas por su elevado nivel radiológico», han declarado desde la asociación. Pero no son los únicos que han constatado el riesgo que supone para la salud algunas regiones de los fosfoyesos.
El Centro de Investigación en Química Sostenible de la UHU (CSIC) considera y define el conjunto de la mencionada zona 3 como una “trampa química”. Los fosfoyesos en sí no son excesivamente peligrosos para la salud. El problema reside, según explica el doctor en geología, José Manuel Cantó, en que entre los numerosos vertidos que se han arrojado sobre las balsas, hay elementos llamados ácidos débiles (repletos de arsénico, plomo o mercurio) que han hecho reacción con los propios fosfoyesos. Esta mezcla ha generado los peligrosos fosfoyesos negros, que son radiactivos.
Estos ácidos débiles provienen de las plantas de ácido sulfúrico de Fertiberia, según aseguran desde Mesa de la Ría. Algo que además, según la denuncia, constituye un delito, porque no se contemplaba en la concesión administrativa otorgada por la Dirección General de Costas. Según el CSN, no se puede superar 1 miliSievert (mSv)/año, una de las medidas que rigen la contaminación radiactiva. Y los fosfoyesos llegan hasta los 6 mSv anuales, según los datos registrados por Lainsa. Especialmente en la zona 3 de las balsas.
El otro punto de la denuncia hace referencia a la facilidad para acceder a los fosfoyesos. No hay restricciones, ni carteles ni ningún tipo de indicación en las balsas. Cualquiera puede entrar a zonas altamente peligrosas para la salud, según aseguran desde Mesa de la Ría. Desde animales hasta cualquier persona.
Fertiberia obtuvo hace décadas una concesión para verter fosfoyesos sobre las marismas de Huelva. Pero desde Mesa de la Ría ha denunciado que siempre lo ha hecho incumpliendo los requisitos de dicha concesión. Uno de los ejemplos más ilustrativos es la gran montaña de 30 metros de fosfoyesos que se erige en las balsas, cuando la concesión solo contempla que se pueden levantar 2,5 metros de este tipo de residuos.
Esta denuncia ante la Fiscalía recopila todas y cada una de las irregularidades que se cometen en esta región tan cercana a la ciudad de Huelva. Hasta 18 puntos recogen cada uno de los presuntos delitos que ha cometido Fertiberia. A todo esto hay que sumarle la condena que ya es firme y que obliga a la agroquímica a financiar la recuperación total de las marismas de la ciudad andaluza.
De momento, Fertiberia ha presentado ante el Ministerio de Medio Ambiente un plan de recuperación muy criticado tanto por Mesa de la Ría como por otras organizaciones ecologistas como Greenpeace. Este proyecto consiste en tapar todo el material tóxico con 30 centímetros de tierra. Y el ministerio aún está pendiente de dar una respuesta (pese a que se comprometió a darla en marzo de este año, según aseguran desde el movimiento ciudadano). Desde la entidad pública no dan respuesta. A las preguntas realizadas desde MONCLOA.COM, no aclaran cuándo se dará el siguiente paso en un proceso que se ha alargado ya una década. Si se rechaza el proyecto, Fertiberia deberá presentar uno nuevo. Y así hasta que se llegue a un acuerdo.
