Una mujer de 49 años y su hija, de tan solo 7 años de edad, han fallecido en la madrugada de este viernes a consecuencia de un incendio que tuvo lugar en su vivienda, sita en Puebla Vieja de Laredo, en Cantabria.
En torno a las dos de la madrugada, el Centro de Emergencias 112 de Cantabria recibió la llamada de un vecino alertando de la presencia de humo en una vivienda en la calle Espíritu Santo. Este humo salía tanto por la ventana del piso como por la puerta del mismo.
Tras el aviso, se movilizaron los bomberos autonómicos del parque de Laredo, así como personal médico del 061, miembros de la Guardia Civil y agentes de la Policía Local de Laredo.
A su llegada, los bomberos pudieron apreciar una elevada cantidad de humo en un piso de reducidas dimensiones y muy confinado. Tras llevar a cabo las correspondientes labores de extinción y ventilación de la vivienda hallaron en una de las habitaciones a la madre y a su hija.
LA NIÑA FUE TRASLADADA AL HOSPITAL
Los efectivos fueron capaces de sacar aún con vida a Aroa, la niña de siete años, que fue trasladada de forma inmediata al hospital de Laredo. Sin embargo, falleció poco más tarde.
Su madre, Katy, se encontraba en parada cardiorespiratoria en el momento en el que los bomberos lograron acceder al hogar. Esto hizo que, in situ, se iniciasen las labores de reanimación, de las que formó parte el personal médico del 061. Sin embargo, no fueron exitosas y no pudieron salvar la vida de la mujer de 49 años.
Tanto la madre como la hija han fallecido por una intensa inhalación de humo, como ha informado la Guardia Civil. Tras el suceso, efectivos de la Policía Local de Laredo y de la Guardia Civil permanecieron en el lugar de los hechos y en el hospital de Laredo hasta que se procedió al levantamiento de los cadáveres.
RESIDÍAN EN EL EDIFICIO DESDE HACÍA CUATRO AÑOS
Madre e hija residían en la segunda planta del edificio desde hacía cuatro años, una vivienda que era propiedad de la expareja de Katy, y que se había rehabilitado poco tiempo atrás.
La vivienda, al igual que la mayoría de los edificios de la calle Espíritu Santo, tenía una estructura de madera, lo que pudo contribuir a la rápida propagación del fuego. Sin embargo, fue la elevada concentración de humo la que provocó la muerte de Katy y Aroa. Ambas se encontraban juntas en una cama, por lo que se cree que estaban dormidas en el momento del incendio y que no tuvieron capacidad de reacción.
Tal y como se informó desde el servicio de Emergencias del Gobierno de Cantabria, la vivienda tenía un pequeño tamaño, con apenas dos habitaciones, lo que fue clave para que el humo se concentrase en tal medida que haya provocado ambos fallecimientos. El incendio se originó por causas desconocidas a la entrada de la vivienda, pero según los primeros datos, no alcanzó una elevada temperatura y tan solo ardieron algunos muebles.
Justo al lado de la vivienda se encuentran situada una iglesia del siglo XI y el Instituto Social de la Marina. En ninguno de los casos se han sufrido daños materiales.
Por el momento, se desconocen las causas que dieron origen al incendio. Los especialistas de los cuerpos policiales serán quienes, a través de sus indagaciones, deban determinar las posibles causas del mismo.
ARDIERON UN PAR DE MUEBLES
El director de Emergencias del Gobierno de Cantabria, Íñigo Claramunt, ha asegurado que el incendió no llegó a tener una gran magnitud y que solo ardieron un par de muebles situados en la entrada de la vivienda.
Sin embargo, al tratarse de un piso de escasas dimensiones, el humo se concentró en mayor proporción. La vivienda contaba con un pasillo, sin ventanas ni ventilación, estrecho. Esto ha provocado que el humo se haya acumulado, provocando la muerte por inhalación de la madre y la hija, de tan solo siete años de edad.
LA INHALACIÓN DE HUMO, LA PRINCIPAL CAUSA DE MUERTE EN LOS INCENDIOS
El humo es la principal causa en las muertes relacionadas con incendios. Su porcentaje está muy por encima de quienes fallecen debido a las quemaduras provocadas por el fuego. De hecho, se calcula que la intoxicación en los incendios es la responsable de más del 75% de las muertes en estos accidentes.
La intoxicación tiene lugar cuando se respiran los productos tóxicos que se originan a consecuencia de la combustión del fuego. La inhalación del humo conlleva una gran cantidad de riesgos para la salud. Puede llegar a provocar desde graves problemas a nivel respiratorio con riesgo de muerte, hasta otras irritaciones menores. Esto se debe a la mezcla de partículas en combustión y gases que contiene el humo.
La gravedad en estos casos depende de varios factores. Uno de ellos es si el incendio tiene lugar en lugares cerrados o confinados, como lo ocurrido en Laredo. Además, hay que tener en cuenta la posible combustión de materiales que puedan contener sustancias nocivas. También es importante el tiempo que la víctima haya estado expuesta a la inhalación del humo y su historial de enfermedades respiratorias, como es el asma.
EL HUMO DAÑA AL ORGANISMO DE TRES MANERAS DIFERENTES
La inhalación de humo daña al organismo de tres formas diferentes. La asfixia es una de ellas, ya que la combustión consume el oxígeno disponible hasta dejar una concentración inferior al 15%. También se producen quemaduras en las vías respiratorias, provocando que se inflamen los tejidos y se obstruya la llegada de aire a los pulmones, y los daños a nivel celular. Estos últimos se originan a causa de los tóxicos en combustión.
De esta manera, un incendio, además de agotar la cantidad de oxígeno disponible, también afecta a la capacidad del organismo para el transporte del oxígeno a la sangre. Esto último se conoce como hipoxia tisular.
El monóxido de carbono y el ácido cianhídrico son los elementos tóxicos principales del humo y los responsables de que se produzca esta disfunción. Además, el humo puede llegar a contener otros tóxicos. Este es el caso del fosgeno, el ácido clorhídrico o la acroleína, que actúan como irritantes de las vías respiratorias. En ese caso, se compilaría aún más el cuadro del afectado.
La muerte por inhalación de humo acostumbra a ser rápida. Algunos de sus principales síntomas son la ronquera, la tos, la irritación ocular, la falta de aliento o los dolores de cabeza. También puede haber presencia de hollín en las fosas nasales y garganta o cambios en el estado mental agudos (mareos, confusión…), así como una pérdida de conocimiento.