El comunismo ortodoxo carga contra la entrada de Iglesias en el Gobierno

  • Los prebostes más conocidos del marxismo reprueban la entrada de Podemos en el Gobierno.
  • Sánchez Gordillo, Jaime Pastor, Manolo Monereo y Lidia Falcón están que trinan contra Iglesias.
  • El secretario general de los morados hace oídos sordos ante las críticas de sus antiguos aliados.
  • Pablo Iglesias mira con optimismo su nombramiento como vicepresidente del Gobierno, pero algunos de sus antiguos aliados aseguran que se ha ‘vendido’ al PSOE para tocar moqueta. Esta tesis está ganando partidarios tras conocerse el pacto entre Sánchez y los morados.

    Y es que en el pacto se dice textualmente que la política económica la marcará Bruselas y que la relación con Cataluña la marcará la Constitución. Entonces, ¿qué queda del partido que buscaba asaltar los cielos con el apoyo de la ciudadanía? ¿Por qué se acepta ahora nadar en las estructuras de poder clásicas?

    SÁNCHEZ GORDILLO NO VISITARÁ EL CHALET DE IGLESIAS

    Juan Manuel Sánchez Gordillo encadena cuarenta años como alcalde de la emblemática localidad de Marinaleda. El edil andaluz está que trina con Iglesias por su pacto con el PSOE: «No creo que cambie nada. No veo a Pablo Iglesias saliéndose de la Moncloa, quiere demasiado el poder».

    Gordillo explica en El Español su decepción con el líder morado: «La casa de Galapagar es un síntoma, ya no puede hablar de lucha social. ¿Cuándo un obrero va a tener ese nivel de vida? Él no debería tener algo que no tengan sus iguales. ¡Piscina y dos mil metros cuadrados! Eso le ha hecho mucho daño porque se le ha caído el discurso».

    El alcalde asegura que «hay que vivir como se piensa y pensar lo mismo que se dice. Él vive como los ricos, pero habla de los pobres. Lo siento mucho, pero es lo que pienso de Pablo Iglesias (…) Si no hace una revolución contra el sistema se deberá ir. Una de dos, o se va o se somete. No hay términos medios».

    LIDIA FALCÓN TAMPOCO APLAUDE EL PACTO

    Lidia Falcón, mítica líder del Partido Feminista, se hace cruces tras leer el pacto firmado por Unidas Podemos: «Y, pregunto, ¿este es el programa por el que se ha batido el líder de Podemos durante más de un año? Más aún, ¿este el programa por el que ha luchado la izquierda durante décadas, con tantos sufrimientos?».

    La columnista de Público dice que «resulta enormemente indignante que Pablo Iglesias envíe ahora un mensaje a su militancia advirtiéndoles que no podrá llevar a cabo las transformaciones que pretenden porque las condiciones en las que se encuentra su formación no lo van a permitir. Es decir, que la debilidad de sus 35 escaños le impide exigir al PSOE giros a la izquierda decisivos».

    Iglesias
    Iglesias podría ser vicepresidente.

    Falcón asegura que Podemos «se encuentra nuevamente en el dilema de escoger entre apoyar la investidura del PSOE sin entrar en el gobierno, como tantas le pedimos, en lo que ya se ha denominado un ‘pacto a la portuguesa’, en la que su postura de oposición le permitiría seguir defendiendo un programa de izquierda y criticar aquello que Sánchez no aceptara».

    FALCÓN PONE EJEMPLOS

    La activista pronostica que Podemos entra en el Gobierno «para hacer la política del PSOE. Porque o se es muy ingenuo o se puede entender claramente que en un gobierno con 18 o 20 carteras, la presencia de las tres provenientes de UP únicamente tendrán posibilidad de protestar en las reuniones cuando las decisiones que allí se tomen no correspondan ni a su ideario ni a sus esperanzas. Y después salir a denunciar públicamente los incumplimientos de Sánchez.

    Falcón lo tiene claro: «Porque afirme lo que quiera Iglesias, como en tiempos pasados en España, o en Francia y en Alemania donde la izquierda se ha plegado a gobernar con la derecha, el resultado de esas alianzas ha sido que el partido dominante se ha atribuido los éxitos en materias sociales y ha acabado por hundir a la izquierda. En definitiva, la única opción que se le presenta a Unidas Podemos no es gobernar con el PSOE sino gobernar como el PSOE».

    JAIME PASTOR TAMPOCO APOYA A IGLESIAS

    Jaime Pastor fue uno de los impulsores de Anticapitalistas, matriz de Podemos, y ahora dice que el pacto no evitará que «vayamos a encontrarnos con un giro significativo en lo que debería ser la respuesta a los dos principales desafíos del régimen: la resolución democrática del conflicto catalán-español y la desobediencia a los dictados del neoliberalismo autoritario».

    El editor de Viento Sur dice que «es posibles concreciones de ese preacuerdo que se vayan dar en las próximas semanas insistiendo por nuestra parte en los riesgos que corre con su entrada en minoría en el gobierno una UP subordinada a un hiperliderazgo creciente».

    Pastor asegura que Podemos sufre «una estructura partidaria enormemente debilitada para contrarrestar un proceso de transformismo ya iniciado y que, mucho me temo, pueda llegar a ser difícilmente reversible».

    MONEREO HABLA DE LA ESCASA FUERZA DE PODEMOS

    Manolo Monereo tampoco aplaude a Iglesias. El politólogo de cabecera de Julio Anguita y exdiputado de Unidas Podemos dice que la coalición morada «llega casi exhausto a este Gobierno. Sus bases de política, organización e ideales se han degradado mucho en estos últimos tiempos, y el peligro más grave que corre es pretender sustituir con la gestión gubernamental sus carencias como mero frente parlamentario-electoral».

    El columnista de Cuarto Poder asegura que «el dilema es complejo: gobernar en minoría con un partido político que es su principal adversario electoral y que, hasta el presente, ha estado dedicado a reducir a su menor expresión electoral y política a UP. No basta con gritar ‘sí se puede’, gobernar es gestionar el conflicto por otros medios, y hay que prepararse para ello».

    «Dicho de otra forma: a mayor unidad con el PSOE, mayor necesidad de autonomía para UP, en las instituciones y —sobre todo— en la sociedad civil. Gobernar implicaría no solo gestionar bien (cosa nada fácil), sino organizar partido, profundizar en su unidad y movilizar a una sociedad desconfiada, desilusionada y harta de la política».