jueves, 12 diciembre 2024

Ignacio Gil Lázaro, el expopular que ahora saca las uñas por Vox en el Congreso

  • Gil Lázaro ha sido parlamentario en un total de 10 legislaturas, ocho de ellas con el PP.
  • En 2018 abandonó a los populares por "la deriva" del partido.
  • Ahora es el nuevo vicepresidente cuarto de la Mesa del Congreso por Vox.
  • Vox ya tiene su primer vicepresidente en la Mesa del Congreso. Y no es un novato de la política. Ignacio Gil Lázaro es quien a partir de ahora dará el toque verde a una Mesa del Congreso donde predomina el rojo y el morado. El diputado de Vox por Valencia tiene una dilatada experiencia en política, ya que ha estado durante años ligado al PP. Un partido con el que ahora presenta más discrepancias que similitudes.

    Gil Lázaro ha sido diputado en un total de 10 legislaturas, y ocho de ellas como miembro del Partido Popular. El ahora parlamentario de Vox, de 62 años, aterrizó en política al inicio de la democracia, concretamente en 1979. Se unió a la antigua Alianza Popular, de la que fue congresista durante seis años. En 1989 se fundó el PP y Gil Lázaro se estrenó como senador. Un cargo que mantuvo durante una legislatura. Luego volvió al Congreso de los Diputados como representante por Valencia durante más de diez años.

    Sin embargo, Gil Lázaro decidió no jubilarse en el PP, la formación que incluso ayudó a fundar. En el año 2018 daba el campanazo pasándose a Vox, como ya hicieran otros compañeros de bancada. El diputado de ultraderechista poco a poco fue desencantándose de los populares, el partido de toda su vida y de la corriente marianista predominante antes de su salida. Todo ello coincidió con un momento en el que la dirección del PP empezó a dejar de tenerlo en cuenta para que se presentara como candidato a la Cámara Baja.

    El valenciano, del ala más conservadora del PP, vio en Vox la oportunidad de poder llevar a cabo las políticas que, a su juicio, el PP había suavizado y, sobre todo, poder retomar su carrera en este mundo, del que estaba cada vez más fuera. Los populares de Valencia, ya presididos en aquel momento por Isabel Bonig, dejaron de incluirlo en sus listas para el congreso en las elecciones de 2015 y 2016. Algo que no fue del agrado de Gil Lázaro, que había sido uno de los fundadores del PP y parlamentario ininterrumpidamente desde hacía más de tres décadas. 

    Su hartazgo se consumó en mayo de 2018. El PP vivía en aquel momento una de sus peores crisis. La formación fue condenada como partícipe a título lucrativo en el caso de corrupción de la trama Gürtel. Un fallo judicial que provocó que saliera adelante la primera moción de censura fructífera de la historia. Fue en ese punto cuando Gil Lázaro se bajó del barco para sumarse a las filas de Vox.

    Según el propio exdiputado popular, su salida se precipitó por la supuesta “deriva” del mandato de Mariano Rajoy y también tuvo un gran protagonismo los sucesivos casos de corrupción que cercaban al partido en Valencia. Estos fueron algunos de los motivos, aunque la gota que colmó el vaso fueron unas declaraciones del exministro de Justicia, Rafael Catalá, sobre el juez que pidió la absolución para los integrantes de La Manada. Catalá llegó a afirmar que el magistrado “tiene un problema singular”. Unas palabras que no gustaron a Gil Lázaro por considerar que no se respetaba la separación de poderes. 

    LA TRAYECTORIA PARLAMENTARIA DE GIL LÁZARO

    Este fichaje ha sido importante para Vox, que no tiene a demasiados dirigentes con una dilatada trayectoria en política. Gil Lázaro sabe cómo funciona esta Cámara y por ello ha sido el elegido para formar parte de la Mesa. Durante sus más de 30 años en el mundo de la política, además de ser diputado y senador, ha ocupado otros puestos relevantes. El ahora ultraderechista ha sido miembro de la Delegación Española en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, también formó parte de la Delegación Española de la Unión Interparlamentaria, de la que luego fue presidente, y, entre otros cargos, llevó a cabo las funciones de la vicepresidencia cuarta del Congreso, la misma labor que tendrá que hacer durante esta nueva legislatura con Vox.

    A pesar de tener una amplia carrera en política, Gil Lázaro no ha sido uno de los dirigentes más mediáticos del PP. No ha ocupado grandes portadas, aunque sí ha quedado en el imaginario colectivo por algunos hechos puntuales. Muchos le recuerdan como un azote contra el fallecido exministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba durante el caso Faisán. Esta causa judicial investigaba un presunto chivatazo a ETA que les alertaba de una redada policial para desmantelar una red de extorsión del grupo terrorista, que finalmente fracasó. El exdiputado popular reprendió duramente a Rubalcaba por la actitud de su Ministerio, que supuestamente tardó en notificar este hecho a la Justicia.

    En esta nueva etapa en el Parlamento, el diputado de Vox tendrá que reencontrarse con viejas caras conocidas y enfrentarse en más de una ocasión a su antiguo partido. Como vicepresidente cuarto de la Mesa tendrá que sustituir a la presidenta, Meritxell Batet, cuando ella y el resto de vicepresidentes no estén disponibles. Entre sus funciones estarán las de coordinar el trabajo de la Cámara, ordenar los gastos de la misma o decidir sobre los escritos parlamentarios –si se admiten o no–. En este punto y en muchos otros Gil Lázaro tendrá que ponerse de acuerdo con sus excompañeros, con la vicepresidenta y secretario popular. Su consenso será necesario para frenar aquellas iniciativas que cuenten con el apoyo de la izquierda, mayoría en esta legislatura.