La ministra de Igualdad, Irene Montero, lleva mucho tiempo confinada. Desde que dio positivo por coronavirus, la dirigente de Unidas Podemos se ha mantenido encerrada entre las cuatro paredes de su chalet de Galapagar. Por el momento, Montero se ha realizado un test rápido a mediados de marzo (que le dio positivo) y, pasados 15 días, otro para comprobar si seguía infectada, prueba que lamentablemente también dio positivo. Ahora, la ministra ha confirmado que está a la espera de un tercer test para ver si puede salir a la calle o no. Algo que ha sido objeto de miles de críticas puesto que la mayoría de la gente de a pie, incluidos los profesionales sanitarios, tienen complicado acceder a esas pruebas.
Irene Montero ha pasado desde que se infectara a mediados de marzo el coronavirus. “Estoy esperando que de negativo porque sigo portando el virus con lo cual todavía contagio”, ha asegurado la dirigente de Unidas Podemos en una entrevista en Radio La Pizarra. Y ha asegurado en dicha entrevista que aún está pendiente de que le realicen una prueba más que confirme que ya no es portadora del virus.
Ya serían tres tests los que se le habrían realizado a Irene Montero. Tres que en comparación con la dificultad que tienen los ciudadanos en general y el personal sanitario en particular para acceder a ellos, llaman la atención y despiertan las críticas de muchos colectivos, especialmente aquellos que denuncian que una ministra de Igualdad tenga acceso a tantos privilegios.
Toda la plana política ha tenido acceso a test rápidos sin ningún problema. Y si se han tenido que hacer más de uno, tampoco había impedimento. Lo curioso es que ante el inesperado segundo positivo de Montero, ahora ella misma ha reconocido que está a la espera de que le realicen una tercera prueba mientras que los sanitarios se quejan de la falta de ellas.
Esta claro que es una cuestión de imagen, pero los sanitarios se han quejado considerablemente de que no hay suficientes test para comprobar que los datos de infectados reflejen la realidad. Cada comunidad autónoma o grupo profesional (ya sean bomberos, policías, militares o los propios trabajadores de los supermercados) se queja de lo mismo. Si tienen síntomas, no pueden comprobar si están infectados. Pero Montero ha tenido acceso ya a tres y desde su propia casa, sin necesidad de desplazarse a un hospital.
La solución, según se desprende de los países que han tenido mejores resultados a la hora de contener la pandemia, para controlar al coronavirus pasa por realizar tests masivos a la población para que los asintomáticos puedan aislarse en sus casas. Una práctica que el Gobierno parece tener problemas en aplicar ya que no es fácil acceder a tests fiables en el mercado internacional.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ya ha intentado a través del Ministerio de Sanidad comprar tests rápidos, pero con la mala suerte de que eran defectuosos. La embajada de China advirtió a Sánchez de que la empresa a la que le iban a comprar los tests no tenía la homologación pertinente, pero desoyeron el mensaje y se lanzaron a comprar unas pruebas que ya han sido devueltas.