El próximo 12 de julio el Gobierno central se examina por partida doble en el norte. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no cuentan con buenas expectativas en Euskadi y Galicia, territorios que podrían seguir siendo controlados por el PNV y el PP.
En el País Vasco, Íñigo Urkullu quiere librarse de rendir cuentas por la catástrofe de Zaldibar. El PNV cree que los errores del Gobierno central durante la crisis sanitaria han eclipsado al borrón más siniestro de los jeltzales en los últimos años.
En Galicia, Alberto Núñez Feijóo se ha desmarcado de la actitud partidista de Isabel Díaz Ayuso, que ha tomado cada asunto relacionado con la pandemia como un dardo con el que desgastar al Gobierno central. Y el PP gallego, a pesar de que no acude a las urnas con Ciudadanos, tiene cara de mayoría absolutísima.
SÁNCHEZ CRUZA LOS DEDOS
Pedro Sánchez sabe que las gallegas y vascas no son sus citas. En ambos territorios, ante el previsible desgaste de las marcas de Podemos respecto hace cuatro años, los socialistas mejorarán votos y escaños.
Pero es evidente que en Euskadi el objetivo del PSE es pasar de la cuarta a la tercera fuerza y negociar, con los mejores resultados posibles, una reedición del Ejecutivo junto a su socio más cómodo, el PNV.
Más agrio se presenta el escenario gallego. En el noroeste Gonzalo Caballero, barón cercano a Pedro Sánchez, creía que podía liderar una alternativa progresista a Alberto Núñez Feijóo, que el pasado año pagó a nivel municipal el desgaste del PP nacional.
Pero ahora Caballero ya no las tiene todas consigo: las encuestas pronostican una mayoría cómoda para el PP. Y, además, el PSdeG podría ver frenado el crecimiento que iba a disfrutar a costa de la extinta En Marea, hoy Galicia en común-Anova Mareas, porque el BNG no deja de ganar fuerza.
PODEMOS SE ECHA LAS MANOS A LA CABEZA
Pablo Iglesias sabe que estas dos citas van a hacer pupa en Podemos. La razón es que la caída morada en ambos territorios va a ser interpretada a nivel madrileño como el síntoma del desgaste de su gestión de la crisis sanitaria.
Y no es así. Al menos del todo: y es que Podemos en 2016 fue segunda fuerza en Galicia con la marca En Marea y la tercera en Euskadi. Hace cuatro años Iglesias tenía a nivel estatal 71 diputados, ahora tiene solo 32. Por lo cual, era previsible que las marcas moradas cayeran con estrépito en ambos territorios.
LOS NACIONALISTAS BUSCARÁN INFLUIR ANTE SÁNCHEZ
Euskal Herria Bildu ha dado un puñetazo encima de la mesa en plena precampaña al presentar un acuerdo con el Gobierno central del PSOE y Unidas Podemos para tumbar la reforma laboral del PP en 2012.
El pacto acabó por los aires cuando desde Ferraz lo tumbaron con nocturnidad y alevosía. Pero la coalición abertzale ya había demostrado que era capaz de llegar a acuerdos en Madrid. La intención de Arnaldo Otegi es hacer ver su peso estratégico para demostrar que el PNV no es la única fuerza política capaz de ‘rascar’ en la capital del Estado.
En el Bloque Nacionalista Galego (BNG) están más pendientes de las autonómicas. Los nacionalistas han enviado un escrito a la Junta Electoral de Galicia en el que le piden «la adopción de las medidas necesarias para que el voto por correo pueda efectuarse con todas las garantías democráticas y sanitarias» ante el «previsible aumento de esta modalidad de sufragio».
VOTO POR CORREO
La crisis sanitaria ha forzado a Correos a suprimir la obligatoriedad de recoger o entregar un paquete o documentación levanta sospechas. Porque este protocolo, asegura el BNG, «es incompatible con el voto por correo con todas las garantías democráticas ya que, al estar inhabilitado el sistema de firma, se produce una inseguridad jurídica».
«Pues las solicitudes de voto, las documentaciones y la entrega del voto se realiza sin ningún tipo de firma por parte de los electores, lo que puede generar graves problemas en cuanto al desarrollo del proceso electoral», añaden.
Y es que «el previsible incremento del voto por correo puede provocar el colapso de las oficinas, pues en los anteriores y recientes procesos electorales ya se dieron importantes problemas debido al aumento de las solicitudes».
El partido liderado por Ana Pontón solicita a la Junta Electoral que tome las medidas para que se lleve a cabo un proceso «con todas las garantías democráticas en el sufragio postal, con una identificación y conformidad de la persona electoral y en el que se garantice la salud de electores y trabajadores».