Rápido, saludable y fresco para el verano: así se hace un verdadero ajoblanco

El gazpacho, el salmorejo e incluso la vichyssoise son sopas frías ideales para cuando las temperaturas empiezan a apretar. Son recetas estupendas porque son refrescantes, saludables y normalmente muy fáciles de preparar. Hoy sin embargo, queremos centrarnos en otro de los platos veraniegos, quizás un poco más desconocido, el ajoblanco. Reúne los mismos requisitos, es rápido, saludable, y está muy rico especialmente si se sirve muy fresquito. Te contamos cómo se prepara a continuación.

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Ingredientes

La variedad de ajoblanco es muy amplia. No es lo mismo la receta que preparan en Córdoba, que la de Granada o la de Extremadura. En realidad, lo que difiere son tanto los ingredientes (con huevo o sin huevo, con almendras o sin almendras etc) como la guarnición con la que lo acompañamos (uvas, jamón, queso…) Pero si hay un ingrediente que distingue al ajoblanco de otras sopas frías y le da su característico sabor dulce, aunque sea un plato salado, es la almendra. Además de la almendra (recomendada la marcona cruda), el ajoblanco lleva pan duro, ajo, aceite de oliva, vinagre, vino blanco, sal y agua.