Hace semanas que no se habla de otra cosa. De nuevo, la amiga entrañable del rey Juan Carlos I, Corinna Larsen, ha vuelto a saltar a la palestra desvelando más secretos sobre las cuentas del emérito. En esta ocasión, parece que la cosa va cada vez a más. Tanto, que ya se está pidiendo una investigación clara sobre el asunto. Sin embargo, para entender cómo ha terminado la triste historia es bueno también conocer el comienzo. ¿Quién es ella y cómo consiguió conquistar al Jefe del Estado Español?
A principios de los años 2000, su nombre comenzaba a aparecer en los círculos más cerrados de la alta sociedad. Sucedió después de que la joven contrajera matrimonio con un príncipe, convirtiéndose de este modo en princesa. Después de eso, sobre todo en España, la conocimos un poco después. El padre de Felipe VI quedó prendado de ella y no dudó en pasearla junto a miembros de su equipo más cercano e incluso la propia Familia Real.
Una serie de circunstancias los unieron y otras parece que ahora los han separado. Descubre cómo era de joven Corinna Larsen; la mujer que volvió loco a un príncipe y a un rey.
4Dos matrimonios fallidos
De su primer marido consiguió la nulidad matrimonial. Después de eso, Corinna Larsen pudo formalizar su matrimonio con Casimir en una ceremonia religiosa, esta vez en Salzburgo, un año después. En el año 2002, nació su segundo hijo. Sin embargo, el matrimonio solo duró tres años más, aunque el príncipe nunca llegó a aceptar la ruptura. Aunque la rubia terminó apartada de la familia, continuó usando el título de princesa sin tener derecho alguno a hacerlo.
Con su primer marido se siguió llevando bien, cosa que no sucedió con el segundo. De hecho, Adkins tenía una muy buena relación con el rey Juan Carlos, incluso cuando este ya habría iniciado su relación con Corinna.
No obstante, el príncipe alemán no pudo terminar de buena forma con ella. Jamás le perdonó que le rompiera el corazón para poder empezar una relación con el ahora rey emérito de España. En el interior de las Casas Reales de Europa, la ambiciosa Corinna parecía ir subiendo escalones sin despeinarse.
