En los comicios generales del pasado 10 de noviembre Vox tocó techo. En poco tiempo se disparó hasta los 52 escaños, un ‘triunfo’ apagado por la irrelevancia del resultado general. El contexto, tras la sentencia del procés y con el PP en su momento más incierto, era muy favorable para la formación de Santiago Abascal. A partir de ahí, las previsiones han ido a la baja hasta las últimas encuestas, que vuelven a relanzar al partido. El cese de Álvarez de Toledo es el principio de un plan que espera culminar con la moción de censura.
Con su decisión Pablo Casado busca alejarse algo más del electorado de Vox, y seducir a los adeptos más moderados de PSOE y Ciudadanos. De ahí que optase por silenciar a Cayetana Álvarez de Toledo, hasta hace poco portavoz del PP en el Congreso. El tono y el discurso de la diputada, aplaudido por muchos, escoraba excesivamente a la derecha al PP en la balanza. Un problema para un partido que busca reconquistar a ese 24% del electorado que ha perdido entre 2012 y 2020.
Pero Pablo Casado ha asumido un riesgo importante con su decisión. ¿Y si realmente Vox no había tocado techo y parte del electorado del PP aún medita el cambio? Lo cierto es que, dentro de esa quimera, la destitución de Cayetana aviva todas las opciones de Abascal, que ahora se exhibe como la única oposición férrea al gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Desde Vox creen que ese cese les ha favorecido y se han atrevido a tirarle los tejos a Cayetana, cuya historia con el PP parece destinada a poner fin.
Según un sondeo realizado por Demoscopia, la formación de Abascal acapararía en este momento el 15,9% de los votos y 52 escaños, dos menos que el pasado 20 de noviembre. El PP, que según el CIS había recuperado parte del terreno perdido, se quedaría con in 20,2% y tan solo 85 escaños, cuatro menos de los que suma ahora. Y no es la única encuesta que maneja cifras similares, por lo que aún se desconoce si el movimiento de Casado será acertado, o no, a largo plazo.
LA MOCIÓN DE VOX, SIN OPCIONES
Santiago Abascal no se conforma y tras un tiempo en el que se le ha escuchado más por sus voraces críticas al Estado de alarma que por las propuestas, ahora busca sacar tajada de algo tan serio como una moción de censura, que casi con total probabilidad quedará como un paripé. Este mismo lunes Vox ha anunciado que su candidato será Santiago Abascal y que convocarán nuevas elecciones si consiguen recabar la mayoría suficiente.
Algo que no sucederá con total seguridad, porque ni siquiera sus socios en ayuntamientos están dispuestos a avalar ese movimiento. El PP ha dejado claro que ellos piensan “en los españoles” y no “en ellos mismos” y que por lo tanto no darán luz verde a esa moción de censura. Tampoco lo hará Ciudadanos, cuya estrategia se asemeja ahora a la del PP, aunque con su mano tendida al PSOE, al que ayudó a prolongar en más de una ocasión el Estado de alarma
Desde Vox son conscientes, pero no se van a echar marcha atrás. La urgencia de la moción de censura quedó retratada cuando Santiago Abascal la postergó hasta después de sus vacaciones. El movimiento tiene como único objetivo retratar a PP y Ciudadanos y colocarles al lado del gobierno a ojos de España. Así, el líder de Vox aprovechará para erigirse como la única alternativa fiel y real a Pedro Sánchez y sus socios.
Una estrategia premeditada para volver a acaparar los focos, parte de la estrategia de Vox, que en las redes sociales tiene su principal baza a la hora de captar votos. Un paripé en toda regla en el Congreso, sin fecha aún, que no servirá para nada. Para nada, salvo para que lo Santiago Abascal quiere. Y eso, en cierto modo, puede suponer un triunfo. Eso esperan en Vox, donde quieren aumentar sus aspiraciones ahora que las encuestas le dan otra oportunidad.