Quién lo iba a decir. La ministra de Igualdad, Irene Montero, ya no respeta ni sus propios principios. No al menos cuando se trata de justificar la expulsión de una de sus compañeras de su grupo parlamentario autonómico por empalmar dos bajas de maternidad en un corto periodo de tiempo. Montero se ha ganado el título de la ministra peor valorada y ya en Podemos la sensación es que no será la próxima referente del partido. ¿Las artífices de este desastre político? Su equipo, en especial su directora de Gabinete, Amanda Meyer, y su jefa de comunicación, Clara Alonso.
Ambas vienen de Izquierda Unida. Pero nadie en el partido se explica cómo es posible que Montero haya pasado de tener todos los galones para sustituir al líder de Unidas Podemos cuando estaba fuera del Gobierno y ahora, ya cerca de cumplir un año al frente de un ministerio, sea la política peor valorada en el Ejecutivo, según una encuesta de Sociométrica. Las claves de este desastre a nivel de imagen las tienen su dircom y su jefa de Gabinete, que según informa fuentes cercanas al partido, lejos de asesorarla, son más hooligans de Montero que un equipo que depure errores de la ministra de Igualdad de cara a las cámaras.
Prueba de ello es el chapucero discurso de la ministra en referencia a la expulsión del grupo parlamentario autonómico de Teresa Rodríguez, líder de Adelante Andalucía. No es ningún misterio para nadie que Montero y Rodríguez no son íntimas amigas. Los Anticapitalistas andaluces ya confirmaron su divorcio con la formación morada desde el mismo momento en el que firmaron un papel que reflejaba que este grupo político andaluz iría por libre en las próximas elecciones autonómicas. Pero Montero ha preferido llevarse por sus impulsos y ha justificado su expulsión a pesar de que fuera por disfrutar de dos bajas de maternidad que se solicitaron relativamente de forma continua.
«Yo he tenido dos embarazos muy seguidos, y la política no para mientras estamos de permiso», ha comentado Montero. Esta crítica era evitable, pero sus asesoras más cercanas no lo han considerado así. Y con esta, también la afirmación con la que justificó su ley del aborto, pues dijo que era necesaria porque la gente seguiría abortando si no existiera. «Y también robar, y no por eso lo legalizamos», decían algunos usuarios en Twitter. La cuestión de fondo es que Montero no parece prepararse sus entrevistas y sus asesoras la animan a hacer lo que ella quiere. Y el resultado se palpa mejor en Vanity Fair que en otros sitios.
Se puede remontar uno a cuando Montero reconoció ante las cámaras que la baja asistencia a la protesta del día de la mujer que se celebró el 8 de marzo o aterrizar en una fecha actual. En todas las apariciones de la ministra hay perlas que erosionan su imagen por segundos y esto es consecuencia de que su equipo la anima a hacerlo. ¿Quién no recuerda la entrevista en la revista Vanity Fair en la que se retrataba a Montero como a una mujer de la alta sociedad (aunque es cierto que lo es)? Desde luego en las bases de Podemos no lo olvidan. Pues para Clara Alonso y Amanda Meyer fue una gran idea hacerse esta sesión de fotos en plena pandemia.
Por cerrar esta parte, Teresa Rodríguez no ha dejado de mostrar su asombro por estas palabras y no ha querido entrar en mayores polémicas con la ministra de Igualdad, quien, por cierto, contará con 450 millones de euros más en 2021 (siempre que se aprueben los Presupuestos) para gastarse en informes sobre si el rosa sexualiza a las niñas o no.
MEYER Y ALONSO: ARTÍFICES DEL DESASTRE
Amanda Meyer es la jefa de Gabinete de Montero, su mano derecha, y es con quien trata todos los temas importantes en referencia a su ministerio. Es la que sujetaba la tarta a Irene Montero cuando celebraron el cumpleaños de la ministra, para ubicarnos. Curiosamente su origen es político, pues sus padres son los conocidos líderes del partido Willy Meyer y Julia Hidalgo. Todo queda en casa. Sin embargo, tras el pacto de los botellines, Meyer se unió a Montero hasta el punto de que se ha ganado un puesto que le reporta a sus bolsillos 83.425 euros al año. Casi nada.
Luego está la directora de comunicación del Ministerio de Igualdad, Clara Alonso Jiménez. Su trabajo no debe ser muy intenso dado lo complicado que resulta contactar con el Ministerio a quien ella representa a nivel de comunicación. Pero en cualquier caso, es la encargada de preparar a Montero para las entrevistas y evitar que se convierta en trending topic por justificar la expulsión de una compañera de partido como consecuencia de pedir dos bajas de maternidad en un relativo corto espacio de tiempo.
Ambas son, según relatan a este medio fuentes cercanas al partido, amables y complacientes con la ministra. Tanto, que para contradecirla pasan penurias. De hecho, en muchas ocasiones ante algunos errores de comunicación en entrevistas han preferido aplaudir que criticar o pulir. En cualquier caso, aunque su popularidad esté por los suelos, lo cierto y verdad es que en los Presupuestos Generales del Estado de 2021 quieren regar a la pareja del líder de Podemos con 450 millones de euros. Que no se frenen los estudios de género, ni en plena pandemia.