El golpe de Rivera contra Arrimadas pondrá en bandeja la disolución de Cs

  • El Partido Popular se relame ante la previsible implosión de Ciudadanos.
  • Pablo Casado cree que sorpassará demoscópicamente al PSOE si los naranjas entran en guerra.
  • El despacho de abogados en el que trabaja Rivera ha sido contratado por Casado.
  • El Partido Popular quería ‘comprar barato’ Ciudadanos, pero Inés Arrimadas ha dado celos presupuestarios a Pablo Casado para atarse al ‘centro pactista’. Este hecho dificulta los planes populares, que implicaban absorción de Cs mediante pacto electoral.

    Pero Arrimadas quiere buscar su perfil propio y ese millón de votantes centristas seguirán en la cuenta demoscópica de Ciudadanos en vez de integrarse en el PP, sabedor de que sorpassará al PSOE en las encuestas si hay pacto con Arrimadas o guerra civil naranja.

    Casado sabe que colocarse en el primer puesto en la mayoría de las encuestas desataría el nerviosismo en el Gobierno de España, que va a cerrar su primer año sin grietas internas y con el horizonte despejado gracias a que la luz verde del Congreso a los Presupuestos Generales del Estado hace barruntar una legislatura ‘larga’.

    GUERRA EN CIUDADANOS

    Una guerra en Ciudadanos podría posibilitar que el PP le robe a sus votantes. Y el alfil de Pablo Casado en las filas naranjas parece ser… Albert Rivera, que ha visto con alegría que el despacho de abogados para el que trabaja ha conseguido un contrato de Génova 13 para redactarle al PP catalán un recurso a la ‘ley de alquiler’ de Cataluña. 

    Y es el principal escollo que se está encontrando Arrimadas en su acercamiento al PSOE es Rivera, que hace unos días lanzó una crítica velada a Cs cuando estaba promocionando su biografía política (que dice que Sánchez no quiso pactar con él en 2019, a pesar de que existen infinidad de pruebas que demuestran lo contrario).

    LOS DARDOS DE RIVERA

    Albert Rivera afirmó tras dimitir al frente de Ciudadanos que no le gustaban «las tutelas ni ser un jarrón chino». Pero hace unos días hizo subir el pan con estas declaraciones realizadas en Zaragoza: «Saben que yo no aguanto ni un minuto apoyando cosas en las que no creo. Uno puede ser flexible, laxo, tener cintura, pero tiene que tener dignidad. Y cuando la dignidad en la vida la pierdes, eso no se recupera. Sinceramente, veo todo lo que pasa y digo: ¡ay por Dios, menos mal que dimití!».

    El abogado siguió arremetiendo contra la situación política española: «Esto es peor de lo que advertimos (. . . ) Menos mal que dimití, porque si tengo que aguantar todo esto tengo que ir escoltado, pero frente a mis votantes. Uno puede ser laxo, pero tiene que tener dignidad». El exdiputado naranja Toni Roldán le replicó en Twitter: «Lo digno hubiera sido poner de tu parte para evitar este escenario cuando se podía».

    DESMENTIDO

    Rivera se desdijo y aseguró que nunca había pronunciado «públicamente, hoy tampoco, ni una palabra sobre las decisiones que toma la actual cúpula de Cs. Dejé la vida política para siempre. Y aunque tenga que ver falsos titulares como estos, no dejaré de opinar sobre lo que me apetezca, como cualquier otro ciudadano».

    Edmundo Bal ha intentado quitar hierro al pulso de Rivera y afirma que desde Cs han sido «claros con el Gobierno. No hace falta que cedan ante separatistas y filoetarras. Hay una alternativa para sacar adelante los presupuestos que España necesita. Pero deben elegir: o la vía moderada o la vía radical».

    Y añadió: «El Sánchez de 2019 estaría alarmado ante las negociaciones con separatistas. El de 2015 ya habría hecho advertencias públicas como los barones socialistas hoy. El actual tiene que decidir: en su Gobierno manda Podemos o manda el PSOE. Lo sensato son unos presupuestos con Cs», añade.

    Inés Arrimadas tampoco quiere entrar al trapo de Rivera, muy molesto porque Cs no presentó una enmienda a la totalidad de los presupuestos del PSOE y Unidas Podemos. Y es que la líder naranja prefiere demostrar que Cs estaba dispuesto a apoyar las cuentas y que finalmente votará ‘no’ porque Sánchez no accede a sus pretensiones.