Relación abierta: parejas que se quieren pero tienen sexo con otros

¿Alguna vez te has planteado pasar de tener una relación monógama con tu pareja a experimentar una relación abierta? En las mismas, se deja pasar al ámbito de la relación a personas externas. En muchas ocasiones, se comienza teniendo solo sexo con otros pero, a veces, llega un momento en que más de dos personas conviven porque se han enamorado.

Es lo que conocemos de forma popular como «poliamor». Este tipo de relaciones cuentan con muchos detractores, pues hay muchas personas que sienten miedo o recelo hacia ellas. Es por eso importante tener en cuenta que solo funcionarán si existe una muy buena comunicación con la pareja y los dos miembros las disfrutan de forma satisfactoria.

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Así son las relaciones abiertas, algo más que sexo

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Una relación abierta se resume en ese tipo de relación en el que existe una pareja principal, con la que estábamos antes de lanzarnos a la aventura, pero los dos miembros cuentan con carta blanca a la hora de tener sexo con otras personas. Y, de hecho, también para iniciar un idilio romántico por su cuenta o en común.

Este tipo de relaciones no están basadas en la monogamia como única forma de entender la pareja. Es decir, esta no es una obligación ni tampoco una exigencia para los que forman parte de la pareja. Es por eso que los mismos pueden, de forma completamente libre, mantener relaciones íntimas con otros y esto no supone un cuestionamiento del amor que sienten el uno hacia el otro. El respeto y la lealtad se entienden de forma diferente que en las parejas monógamas.

Parece que, las parejas que se animan a abrir su mente y a probar este tipo de relación consideran que el principal objetivo de la misma es terminar con uno de los mayores peligros a los que se enfrenta una relación. Es decir, la temida infidelidad por parte de alguno de los dos miembros. Al saberlo y consentirlo, esta no se dará en la pareja.

¿Pueden dar satisfacción?

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Cada vez hay más personas que desean mantener a su pareja principal y no se privan de tener sexo con otras. De acuerdo a algunos estudios realizados sobre el tema, parece que las personas que se animan a participar en este tipo de relaciones abiertas son tan felices como aquellas que prefieren mantener su relación basada en la monogamia.

Una investigación publicada en el Journal of Social and Personal Relationships, se encargó de encuestar a más de 140 personas que formaban parte de relaciones abiertas. Después, hizo lo propio encuestando a más de 200 que sí formaban parte de relaciones monógamas o «tradicionales». Gracias a ello, pudieron obtener resultados sorprendentes, sobre todo, para los detractores de las mismas.

Aquellas personas en las que primaba una relación abierta donde cada miembro de la pareja podía tener sexo con cualquier otra persona, son igual de felices en su pareja tanto a nivel psicológico como sexual. Esto siempre debe ser una elección libre, consensuada, y para la que es necesario entender muy bien las necesidades de nuestra pareja y que existe una comunicación bastante fluida entre los dos miembros que la componen.

¿Alguna vez lo has pensado?

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Puede que, de tanto oír hablar sobre este tipo de relaciones, alguna vez te hayas planteado el comenzar con tu pareja una relación abierta en la que podáis tener sexo o iniciar un idilio romántico con otras personas. Sin embargo, debemos tener en cuenta que eso de abrir una relación que antes era monógama no puede ser una decisión que debamos tomar a la ligera, sino que antes tenemos que estudiar varios factores.

En todo momento, las decisiones que tomemos se deben caracterizar por ser reversibles. Además, tenemos que crear un espacio seguro en nuestra relación para animarnos a plantear esas preocupaciones o incomodidades que puedan ir surgiendo con el paso del tiempo. En estos casos, tener una buena comunicación con nuestra pareja no siempre será suficiente. Por eso, lo primero que debemos hacer es analizar en qué situación se encuentra nuestra pareja. Es decir, el presente.

Una vez que tengamos claro en qué punto se encuentran los dos miembros de la relación, juntos, debemos reflexionar de forma profunda sobre cómo se desea abrir esa relación antes monógama. Para hacerlo es necesario hablar de muchas cosas. Por ejemplo, la frecuencia con la que podremos quedar con otras personas, si podemos repetir en el caso de que una en especial nos haya llamado la atención y, a lo largo del proceso, confesar qué sentimos, si lo vamos a poder hablar de forma abierta, etc. Sentar unas buenas bases hará que la cosa fluya.

Antes de tener sexo con más personas, considerad el riesgo

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A la hora de plantear en el ámbito de la pareja el tener sexo con más personas y no solo entre la pareja principal, debemos asegurarnos de que en el acuerdo ninguno de los miembros pueda resultar dañado ni tampoco se sienta mal, desplazado o incluso despreciado. De hecho, uno de los errores más comunes que cometemos es el de entender las relaciones abiertas como una especie de parche para intentar cubrir un vínculo que está ya roto.

En el caso de que los miembros de la pareja tengan algún tipo de problema con el vínculo que las une, debemos en todo momento solucionar cualquier contratiempo de forma directa y bidireccional. Hay que tener claro que nada de lo que hagamos o intentemos conseguir de forma externa podrá solucionarlos. En ese caso, abrir la relación y conocer a otras personas supondrá un riesgo para nuestra relación y para sus miembros.

En el momento en el que nos planteamos abrir una relación para hacerle frente a las dificultades por las que está pasando nuestra pareja, podremos terminar convirtiendo el problema en algo mucho peor. De hecho, llegará un punto en el que será imposible prácticamente de gestionar. De este modo, viviremos corriendo el riesgo de que alguno de los dos miembros resulte dañado y también de hacerles daño a terceras personas, pues desembocará en dinámicas de poder y no en relaciones sanas.