Planas y Ribera se encaran por el lobo ibérico y Agricultura apuesta por matarlos

El ministro de Agricultura, Luis Planas, apuesta por matar lobos ibéricos como medio de convivencia con el animal en peligro de extinción. La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, y Planas mantienen un enfrentamiento a cuenta de los intereses que defiende cada uno. Por un lado está Ribera, que comulga con las tesis animalistas que apuestan por prohibir la caza del lobo en todo el territorio nacional, algo que aprobó se este pasado jueves 4 de febrero, y por otro Planas, que se ha posicionado del lado de los ganaderos cuya única vía para convivir con el lobo es pegarle cuatro tiros a cada animal. El Consejo de Ministros está tenso, pero todo apunta a que Ribera se saldrá con la suya.

Se ha aprobado la inclusión de todas las poblaciones de lobo existentes en España en el listado de especies en régimen de especial protección y no hay vuelta atrás. Sin embargo, se avecinan problemas, ya que La Xunta de Galicia, Castilla y León y los Gobiernos de Asturias y Cantabria se han unido para plantar cara a la medida de Ribera. Quieren cazar lobos para responder a las «necesidades» de los ganaderos y para complacer los vicios de los cazadores. Según ellos, hay superpoblación de esta especie y es necesario controlarla a base de plomo para que no generen problemas, como ataques al ganado.

En el centro de este enfrentamiento están Planas y Ribera. El primero porque ha asentido ante las demandas de los ganaderos más hostiles con la especie que aseguran que este animal ataca su ganado de forma frecuente dada la presunta «superpoblación» de lobos ibéricos que hay al norte del río Duero. Y la segunda porque se deja llevar por uno de sus funcionarios más animalistas, Luis Mariano González, y su equipo para prohibir según qué cosas sin antes sentarse a dialogar con las partes más afectadas, que no necesariamente son los cazadores.

Los cazadores se pelean por matar estos animales solo porque disfrutan abatiendo a esta especie para colgar después su cabeza en el salón. Nadie en el Gobierno quiere dar voz a este colectivo cuyas demandas son exclusivamente relacionadas con el ocio. Sin embargo, el problema ha llegado de la mano de los ganaderos, un colectivo que sí que se ve afectado presuntamente por el lobo ibérico, que algunas ocasiones mata a parte del ganado.  «No estoy de acuerdo y considero que la especie tiene una protección suficiente», ha declarado Planas.

El ministro de Agricultura ni siquiera se ha planteado aceptar las demandas de Ribera con excepciones. No se han puesto de manifiesto las ayudas de los seguros ni prestaciones especiales. Planas se ha opuesto a prohibir la caza del lobo y considera que matarlo es la única forma de evitar que ataque a los ganaderos. Comparto la preocupación de los ganaderos con la propuesta de que el lobo tenga una protección especial, lo que hay que buscar es un justo equilibrio», ha comentado Planas.

Ribera, por el momento, sigue dejando que sus funcionarios tomen la iniciativa con tesis animalistas sin sentarse previamente con las partes afectadas para buscar una solución. Las comunidades autónomas tienen competencias transferidas y Transición Ecológica se mete en ellas constantemente. Pero las quejas que hay en un sector más moderado del ministerio de Ribera apuntan a que no se toman decisiones meditadas, sino en base a criterios puramente ideológicos que no tienen en cuenta los posibles problemas que puedan generar a medio y largo plazo.

Por el momento, Planas y Ribera se enzarzan a cuenta de los intereses de los ganaderos mientras los cazadores se quejan porque no podrán dispararles. Para los gestores de cotos de caza privados y públicos, matar lobos es una actividad muy lucrativa. Aún así, parece que Planas no está dando voz a este colectivo, aunque sí a las comunidades autónomas que en defensa de los ganaderos se posicionan en contra del criterio del Ministerio de Transición Ecológica. Aún así, no está todo perdido para quienes quieren disparar al lobo. «No es una decisión de mi Ministerio, sino de la Comisión Estatal de Patrimonio Natural, y respeto esa decisión pero ya dijimos en el curso de su elaboración, hasta en dos ocasiones, que la regulación actual nos parecía suficiente», ha asegurado el ministro de Agricultura y Pesca.

LOS COTOS PIERDEN

Hasta 3.500 euros ganaba un propietario de un coto de caza por permitir que se matara un lobo en su recinto. Los Ayuntamientos también han aprovechado el tirón que tenían las cabezas de estos animales en peligro de extinción dada la obsesión de los cazadores de colgarlas en sus salones. Si los polémicos y poco fiables censos daban luz verde a una cuestionable superpoblación, los tiros estaban al caer. Sin embargo, se les acabó el chollo. El “trofeo” más preciado de los cotos de caza, el lobo ibérico, no se podrá cazar en toda la península a pesar de las quejas de las asociaciones de caza, que argumentan que es un ataque al “medio rural”, tal y como ha asegurado la Federación Española de Caza. Solo en Castilla y León, la caza del lobo supone una media de 400.000 euros anuales de beneficio para los que gestionan los cotos.

Ha sido la Comisión Estatal de Patrimonio Natural del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico la que ha aprobado este jueves 4 de febrero la inclusión de todas las poblaciones de lobo existentes en España en el listado de especies en régimen de especial protección. Esta decisión ha caído como un jarro de agua fría tanto para los cazadores, que no podrán decorar sus salones con cabezas de lobos abatidos, como para algunos ganaderos del norte de la península que aseguran que este animal acaba con parte de su ganado. “Durante años ha funcionado y ha dado como resultado el aumento y la recuperación de sus poblaciones”, han asegurado desde la Federación de caza. Pero como reza el chiste, no es que Noé tuviera que matar un par de lobos en el arca para conseguir que la especie sobreviviera.