Arrimadas frustra los planes de Garrido e impone a Bal para salvar Ciudadanos

El portavoz adjunto de Ciudadanos en el Congreso y abogado del Estado Edmundo Bal será el candidato de la presidenta del partido, Inés Arrimadas, para acudir a las primarias de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid. Aún está la puerta abierta para que se presenten otras opciones, pues el exconsejero de Transportes Ángel Garrido, pero todo parece indicar que Arrimadas ha querido dar un giro de guion y dejar al exvicepresidente de la Comunidad, Ignacio Aguado, llorando (literalmente) para abrir las opciones de una formación naranja a la deriva en las encuestas electorales.

Sobre por qué han tomado la decisión de imponer a Bal, la clave está en la mala relación entre Aguado y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Lo que busca Arrimadas con este giro de guion es dejarse abierta la opción de apoyar al Partido Popular en caso de que tengan la llave de gobierno. Desde la formación naranja están absolutamente convencidos de que la relación entre Aguado y Ayuso está tan erosionada que no permitiría engrasar un posible acuerdo en caso de que los números dieran. Arrimadas quiere reencauzar la situación que ha generado ella misma y convertir de nuevo a Ciudadanos en un partido con cintura para pactar a derechas y a izquierdas.

Con Aguado como candidato, la lectura que han hecho desde Ciudadanos es simple: si Vox y el Partido Popular no suman mayoría absoluta, el líder socialista Ángel Gabilondo sería presidente de la Comunidad de Madrid. La relación entre Ayuso y Aguado y el odio que ha hecho público el vicepresidente condicionaban completamente la posición de Ciudadanos. Y esto no ha gustado nada a la directiva en un momento en el que, además, los sondeos auguraban que Aguado haría desaparecer el partido naranja en la Comunidad de Madrid.

Con Bal, Arrimadas tiene dos esperanzas: la primera, que saque a la formación naranja de la debacle a la que se lleva asomando meses; y la segunda, que el candidato tenga cintura y entidad como para pactar a derechas y a izquierdas. Aguado era (y es) un cuadro. Y el propio vicepresidente ha culminado la obra llorando mientras anunciaba que no sería el candidato de nuevo. El odio a Ayuso ahora ahora irá previsiblemente a más, pero la presidenta seguirá previsiblemente haciendo lo mismo que ha hecho durante toda la legislatura: ignorar a Aguado.

Edmundo Bal viene a salvar un partido a la deriva. Viene a intentar salvar a una formación que entre Arrimadas y Aguado han dejado escuálida y a punto de morir en el olvido. Y sobretodo, viene a intentar sacar algunos diputados para condicionar a Gabilondo y forzar que el vicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, y la candidata de Más Madrid, Mónica García, apoyen un gobierno de corte progresista. Porque a pesar de que Arrimadas quiere tener cintura para condicionar al Partido Popular, ella prefiere pactar a izquierdas que a derechas. Al menos de momento.

Si Garrido irá o no a fajarse con Bal es una duda que sigue latente, pero que querría ir a las primarias no lo duda ni el portero de la sede de Alcalá. Otra cosa es que se someta al criterio de Arrimadas y que asuma que el número dos de la formación naranja irá como candidato a las elecciones de la Comunidad de Madrid, pero sus intenciones quedaron claras desde el preintento de moción de censura.

LA ESTRATEGA DE PREESCOLAR

Después de las asignaturas de Lengua, Matemáticas y Conocimiento del Medio, no había otra que se llamara Estrategia Política. Esta última se achaca más al sentido común, una cualidad que parece que la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, se ha dejado en casa esta semana cuando tomó la decisión de urdir junto al ministro de Transportes y secretario de Organización del PSOE un “plan maestro” para presentar mociones de censura en varias comunidades autónomas contra el Partido Popular. Ahora, ante la decisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de convocar elecciones anticipadas, la formación naranja no solo se ha quedado con las ganas del golpe de Estado figurado, sino que ha dejado a su partido a las puertas de la desaparición. Arrimadas reivindicaba el legado de Albert Rivera y parece que completará la tarea que inició el exlíder del partido naranja: hacer desaparecer Ciudadanos.

Arrimadas ha reconocido que mantuvo contactos con el PSOE y que intentó protagonizar una patosa estrategia para desbancar al PP de algunas comunidades autónomas y algún que otro municipio suelto, como ha sido el caso de Murcia, pero ha matizado que habló con el presidente popular, Pablo Casado, en más de una ocasión para dejarle claro que solo intentarían tumbarles en algún que otro gobierno autonómico, pero no en Madrid ni en Castilla y León. Nadie en su partido entiende qué quería decir la candidata con estas palabras o cómo pretendía que reaccionaran en el PP, pero todos dan por hecho que si Ciudadanos ya asomaba la cabeza al abismo, Arrimadas ha dado el empujón que hacía falta para hundir al partido en la miseria. Las encuestas, por el momento, en la Comunidad de Madrid, auguran un batacazo de la formación naranja similar al que se han dado el pasado febrero en Cataluña. Y esto es solo el principio.