Pablo Casado proseguirá su viaje al centro tras aparcar todos sus postulados de 2018

En julio de 2018 las primarias del Partido Popular certificaban la caída del ‘marianismo’, que era enterrado por Pablo Casado. El joven diputado palentino, que había tenido importantes dentro del partido con Mariano Rajoy, se distanció del gallego (y de Soraya Sáenz de Santamaría).

Casado enarboló una derecha sin complejos y pareció querer resucitar las etapas más neoliberales del ‘aznarismo’ y el ‘aguirrismo’. Pero la quíntuple derrota en 2019 del Partido Popular (dos generales, europeas, autonómicas y municipales), sepultó el espíritu de la Plaza de Colón y obligó al nuevo líder a revisar su locuacidad y frenética agenda mediática. 

NUEVA ETAPA PARA EL PP DE PABLO CASADO

Pablo Casado tiene dos años por delante sin elecciones y es previsible que intente seguir girando al centro con el interés de imantar el voto conservador en torno a las siglas del Partido Popular. La decisión de abandonar la sede de Génova 13 es otro guiño centrista, al igual que el relevo de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz parlamentaria o el sonoro ‘no’ a la moción de censura de Santiago Abascal contra Pedro Sánchez.

Cierto es que al PP le queda un arduo camino recorrer. Y a Casado le vienen curvas porque el sorpasso de Vox en Cataluña puede provocar cierta dinámica demoscópica en favor de los de Abascal. Al menos el inminente derrumbe de Ciudadanos como fuerza estatal podría facilitar que los ‘populares’ rescaten a viejos votantes que se marcharon con los aires de la nueva política tras las europeas de 2014. 

PACTOS Y BARONES

El PP ha pactado la renovación de RTVE de forma torpe ya que ha facilitado que el PSOE, solo con el apoyo del PNV, controle su Consejo de Administración. Sin embargo, Pablo Casado se ha negado a renovar el Consejo General del Poder Judicial a cuenta de Unidas Podemos.

Más inquietud provoca en el líder de la oposición la fuerza interna de los barones. Y es que Alberto Núñez-Feijóo y Juanma Moreno hacen valer su peso como presidentes de Galicia y Andalucía. Tampoco se queda atrás Isabel Díaz Ayuso, que desearía la presidencia del PP en Madrid. Pero Teodoro García Egea quizás quiera un nombre de consenso pactado con José Luis Martínez-Almeida.

BARONÍAS EN DESPLOME

La debacle del PP en Euskadi y Cataluña no son los únicos problemas de los ‘populares’ en provincias. Y es que a Casado le preocupa de forma muy seria el pulso público que le está ofreciendo Alfonso Fernández Mañueco.

El presidente de Castilla y León no acata órdenes de Génova 13 y está denunciando a nivel interno que Pablo Casado está utilizando al PP de la región como «su chiringuito particular». La orden para colocar al vasco Javier Maroto como senador castellano-leonés o la insistencia para el fichaje de Ignacio Cosidó como asesor del partido en las Cortes regionales son ejemplos de ello.

Cierto es que Casado tampoco se queda callado y, tal y como señalan fuentes internas del PP a MONCLOA.com, «está diciendo que Mañueco ha tenido varias deslealtades con él y con Ayuso. El presidente de Castilla y León está ‘muerto’ dentro del PP». 

EL ESPEJO DEL 96

Los 25 años que ha cumplido del triunfo de José María Aznar en las generales suponen un acicate para Casado, que quizás quiera coger el carril central que buscó el hombre que derrotó en las urnas a Felipe González.

Aznar, cuya imagen ha quedado muy difuminada por la soberbia que adoptó tras el triunfo de las generales del 2000, tocó la moqueta de La Moncloa tras pactar con el PNV y CiU. Y ahora en el PP están intentando recomponer relaciones con los jeltzales, que fueron los que apuntillaron políticamente a Mariano Rajoy.