¿Vivir con tu pareja? Las claves para saber cuándo es el momento

Cuando llevamos un tiempo inmersos en una relación, parece que, de forma natural, el siguiente paso es irnos a vivir juntos. No importa que sea antes o después del compromiso matrimonial, o que este ni siquiera se vaya a dar. Cuando decidimos mudarnos con nuestra pareja, comenzará una nueva etapa, perfecta para que los dos os conozcáis. En ocasiones, también se la considera como la verdadera prueba de fuego.

Si una cosa tenemos clara es que este paso no es un camino fácil, pero eso no debe suponer un problema. Lo importante es que estemos seguros de la decisión que hemos tomado para no arrepentirnos en poco tiempo. Pero, ¿es esto posible? Lo cierto es que, teniendo en cuenta diversos factores, existen algunas claves para conocer cuándo es el momento adecuado para dar el gran paso.

En caso de que se te haya pasado por la cabeza, esto te interesa. ¿Vivir con tu pareja? Descubre las claves para saber cuándo es el momento.

¿Superas los conflictos con tu pareja? Estás preparado

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Una de las claves para saber si es el momento idóneo para dar el paso e irnos a vivir con nuestra pareja, es conocer si somos capaces de resolver los conflictos de la forma adecuada. De hecho, podemos considerar, del mismo modo, que este es uno de los factores y aspectos fundamentales a tener en cuenta, lo que no hace más que acrecentar su importancia. Para averiguarlo, lo primero que tenemos que hacer es saber si somos capaces de reconocer nuestros propios errores.

Esta prueba de fuego para con nosotros mismos será fundamental, pero no la única. También debemos conocer si podemos perdonar a la otra persona cuando esta se equivoca y, sobre todo, si sabemos cómo respectar su espacio. Esta es otra de las cosas esenciales a tener en cuenta. Si no lo hacemos, la convivencia no podría funcionar, pues comenzarán los agobios y los problemas irremediables.

Hay que tener claro que, por supuesto, las discusiones van a aparecer en algún momento. Este no es el problema, sino cómo nos enfrentamos a ellas y las resolvemos. Para hacerlo, es clave contar con habilidades de comunicación adecuadas, para hablar las cosas como personas adultas y maduras. Aquí cobrará mucha importancia la negociación. Cuando encontramos puntos medios en esas posturas opuestas, allanaremos el camino para que la convivencia en pareja sea mucho más sencilla. Debemos conseguir que llueva a gusto de ambos.

Una apuesta por el compromiso por parte de ambos

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Conforme la relación avanza, es normal que la pareja se plantee ciertos puntos para ir escalando en la misma. Uno de ellos, por supuesto, es el compromiso. Si los dos tienen ganas de comenzar una vida en común, bajo el mismo techo, es síntoma de que tienen un compromiso fuerte y una intimidad que los une.

Ambos factores consiguen que deseen crear un proyecto en común y que compartan planes de futuro juntos y no por separado. Cuando nuestra relación ha llegado a este punto, puede que también haya llegado el momento de comenzar a darle una oportunidad serie a la convivencia. Para que las cosas salgan bien, es importante que los dos miembros que componen la pareja estén en el mismo punto y compartan pensamientos.

Ambos deben estar seguros y de acuerdo en dar este paso tan decisivo, ya que, una vez que estén compartiendo techo, las cosas serán diferentes. Es normal que nos enfrentemos a situaciones que nunca antes hemos vivido juntos y que no sean sencillas. Aparecen problemas como cómo gestionar el dinero, cuánto tiempo hay que compartir o qué nivel de individualidad debemos respetar. Entre otras cosas, también habrá que ponerse de acuerdo en aspectos como las tareas domésticas y demás responsabilidades. Debemos ser maduros para saber afrontarlas.

Respeto, otra de las claves para saber si mudarte con tu pareja

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Ante todo, una de las claves para saber si es el momento adecuado para dar el paso e irnos a vivir con nuestra pareja, es notar que existe un respeto mutuo. La reciprocidad ayudará a mejorar la convivencia. Es decir, un miembro debe sentir siempre que recibe lo mismo que le está ofreciendo al otro. Este punto aparece en el plano afectivo o emocional, dentro de la relación y también en el resto de situaciones.

Una cosa que podemos llevar a cabo para mejorar esta reciprocidad es dejarnos llevar mucho más y no medirlo todo al milímetro ni tomárnoslo al pie de la letra. Sin embargo, dentro de esa libertad sí debemos tener límites, sobre todo, en lo que respecta a que exista un equilibrio claro en lo que ofrecen el uno y el otro. De este modo, todo será igual para ambos.

Como decíamos, aquí juega una baza fundamental otro elemento, el respeto. Se convierte en uno de los ingredientes principales para que la convivencia pueda funcionar. En caso de que este no exista, la convivencia no existirá y la relación de pareja tampoco será satisfactoria, por lo que no tendría sentido dar el paso. Para que todo vaya bien, debemos entender a la otra persona, tolerando siempre las diferencias que tengamos. Después de todo, hay que respetarse tanto a uno mismo como al otro miembro para que todo vaya bien.

¿Cómo sabemos que no es el momento adecuado?

momento no adecuado

Igual que hay claves para saber que estamos en el momento adecuado para irnos a vivir con la pareja, también las hay para saber que no lo es. Por ejemplo, uno de los primeros síntomas de alarma es el no tener los mismos objetivos ni compartir un mismo proyecto en común, ya que el futuro, en ese caso, no existirá y la convivencia no podrá salir bien.

Si la idea de convivir ha surgido por otros aspectos que no sean los de crear un proyecto en común, es mejor dejarlo a tiempo. Quizá hayáis pensado que compartir techo es una buena idea para reducir gastos o evitar problemas económicos. En ese caso, es primordial compartir ideas con respecto al futuro, para no llevarnos sorpresas desagradables. Después de todo, sois una pareja, no compañeros de piso.

Tampoco será buena idea en caso de que no existe una buena comunicación cuando hay que resolver problemas o hablar de temas importantes. Si no llegamos a acuerdos satisfactorios y aparecen episodios de enfados muy fuertes o violentos, mejor terminar con la idea de convivir juntos. No será bueno si la idea nos preocupa más que emocionarnos, y tampoco si no somos flexibles y no esperamos ceder en nuestra postura. En caso de no sentirnos libre con respecto a nuestra pareja, mejor huir a tiempo.