Las malas apuestas de Garrido le hunden y abandona la política por la puerta de atrás

El exconsejero de Transportes ha tenido una trayectoria similar a la de una montaña rusa. Ángel Garrido tenía mucha proyección, o al menos es lo que él creía. Desde que fue presidente de la Comunidad de Madrid, su desarrollo político ha ido de culo y y cuesta abajo. De ahí, dio el salto a Ciudadanos con la esperanza de que la formación naranja creciera y se comiera al PP. Una vez bajo el ala de Albert Rivera, consiguió ser consejero de Transportes de la mano de Ignacio Aguado e Isabel Díaz Ayuso y ahora, cuando pretendía dar el salto y liderar el partido en la Comunidad de Madrid, la nueva presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, le impone a su número dos como candidato y le deja en un segundo plano y con riesgo de no ser ni diputado, dadas las encuestas electorales. Ahora, ante la imposibilidad de llegar a nada más que entrar en las listas del partido, Garrido ha decidido abandonar la política y salir por la puerta de atrás.

Desde Ciudadanos nadie era ajeno a las pretensiones y a la ambición de Garrido. El problema es que la trayectoria del partido no ha acompañado a los planes del exconsejero de Transportes. Fuentes de la formación naranja aseguran que desde el momento en el que dejó la presidencia de la Comunidad de Madrid y se fue a Ciudadanos, siempre quiso ser el candidato y tener un puesto relevante en el partido. El problema es que cuando vio la oportunidad de atacar, ya era tarde. Según estas fuentes, el punto de inflexión fue el momento en el que Garrido fichó como jefe de prensa a un redactor jefe de El Mundo. Ahí, todos tuvieron claro que Aguado iba a por Garrido. Pero en cuestión de meses se le han ido todos sus planes a la basura.

El primer gran fallo de Garrido fue dejar el Partido Popular para irse a un Ciudadanos al que veía con una gran proyección. La lectura del dirigente político no solo no se ha cumplido, sino que ha sido exactamente la contraria. En cualquier caso, ante la debacle de la formación naranja, el exconsejero nunca tiró la toalla y se vio capaz de presentarse como candidato tanto a la moción de censura que planeaba sobre Ayuso (y que la motivó para convocar elecciones anticipadas) como cabeza de lista para estos comicios que han cogido a contrapié a Ciudadanos y que amenazan con hacer desaparecer a los de Arrimadas del mapa madrileño.

«Reconozco mi incapacidad de adaptación a este nuevo escenario, lo que no es culpa de la política, sino mía. El otro gran agente de la política actual es eso que denominamos ‘polarización’, un eufemismo para blanquear lo que no es otra cosa que política de bloques, radicalismo y en buena medida crispación”, aseguró el exconsejero cuando anunció que abandonaría la política tras el 4 de mayo. “Para alguien como yo, que siempre ha militado en el espacio del centro, sinceramente es el peor escenario que se pueda plantear”, insistió el consejero de Transportes.

Lo cierto es que Garrido contaba con ser el candidato a la moción de censura que se iba a presentar en la Comunidad de Madrid después de la de Murcia (que fracasó, por cierto), tal y como han asegurado fuentes de la Asamblea, y que cuando se convocaron las elecciones anticipadas, confiaba en que sería él el candidato tras apartarse a Aguado. El problema es que desde la directiva entendieron que la relación personal previa entre Garrido y Ayuso y su mal trato actual han seducido a Arrimadas para apartar a Garrido de todo este embrollo. La presidenta de la formación naranja quería a alguien con más capacidad de negociación para que, en caso de obtener apoyo suficiente que se traduzca en diputados, poder ser llave de gobierno para unos y otros.

EL CANDIDATO DE LA MOCIÓN

Todo fue una estrategia de Inés Arrimadas. El vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, no ha tenido ni la menor idea de lo que ha ocurrido en su territorio mientras Ciudadanos ha urdido una estrategia que ha pretendido escenificar con fuegos artificiales la ruptura entre la formación naranja y el Partido Popular. Lo cierto es que las fuentes consultadas de la Comunidad aseguran que Aguado no sabía nada de lo que se le ha venido encima. El consejero de Transportes y expresidente autonómico, Ángel Garridoera el elegido por Arrimadas como candidato en la moción de censura que buscaba tumbar a la presidenta Isabel Díaz Ayuso. Pero que la dirigente popular se diera cuenta antes de tiempo ha abortado la operación ruptura con la que Arrimadas quería dar un volantazo a su imagen.

La idea de Arrimadas no era que la moción de censura de la mano del PSOE triunfara exclusivamente en Murcia. También quería que que el movimiento se extendiera a Castilla y León, Andalucía y a la Comunidad de Madrid, solo que sin éxito. El problema es que, en el caso de Madrid, Arrimadas no ha tenido en cuenta en ningún momento a Aguado. El vicepresidente autonómico no era, según relatan las fuentes, consciente de lo que se cocía en su partido. Quien sí estaba al tanto de todo era el consejero de Transportes, Ángel Garrido, quien lleva meses trabajando en tumbar a Aguado y en convertirse en el candidato de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid. Y parece que las cosas le van bien, al menos de momento.