Miguel Oliver, el asesor que confunde el Metro y la redacción del Marca, pide asilo político en Sol

¿Quieres poner una bandera de España en cualquier sitio? No te preocupes, pronto la dirección de comunicación del Metro de Madrid quedará libre. Miguel Oliver ha sobrevivido de la mano del exconsejero de Transportes, Movilidad e Infraestructuras Ángel Garrido y parece que por el momento se ha escondido en la maleza para mantener el puesto por el que se levanta una buena cantidad de dinero público sin tener ninguna aparente preparación para ello. No hablamos de un cualquiera, pues fue director de comunicación de la Comunidad de Madrid cuando su íntimo amigo Garrido fue vicepresidente. A pesar de que su pasión es el periodismo deportivo, Oliver podría salir por la puerta de atrás si alguien descubre su escondite. Desde el PP tienen claro que sin Garrido en el Gobierno el chollo de quien ahora es director de Márketing y Comunicación de Metro de Madrid está a puntito de acabar. Tampoco es que haya hecho méritos al frente de su cargo, pues solo se le recuerda el «exitoso» dispensador de gel hidroalcohólico en el metro y poner una banderita nacional en el rombo de la boca de Metro de Plaza de España. Como dirían en cualquier partido: calienta, que sales. Por eso ha pedido asilo político en el PP.

Desde que ha salido del gobierno Garrido, Oliver ha empezado a echar cuentas. Tanto él como otras decenas de dirigentes que están donde están gracias a Ciudadanos se ven a las puertas del paro, pero el caso de Oliver es un drama más notable dado que, según cuentan fuentes cercanas al partido, se había asentado muy bien en los sillones públicos. De redactor del Marca al ABC y de ahí a la dirección de comunicación de la Comunidad de Madrid. Y cuando no había hueco de lo suyo, se le mete como director de Márketing y Comunicación Metro; Marca y Medios, como dice el organigrama de Metro de Madrid. Pero no Marca el periódico, ya quisiera él, Marca del suburbano en el que instaló unos dispensadores de gel hidroalcohólico célebres por la chapuza que resultaron.

Pero si preguntas en las entrañas de la Comunidad de Madrid qué hitos ha protagonizado Oliver al frente de Metro de Madrid, todos señalan lo mismo: los carteles de Metro. El coste de este delirio de márketing no está del todo claro, pero los que han visto las cifras y no quieren desvelarlas avisan de que asustan dada la chorrada que fue. Recordamos así el esfuerzo que hizo nuestra sociedad para superar antiguas heridas y caminar unida junto al resto de democracias europeas», destacó Garrido durante la presentación de la banderita de España en el rombo, delirio personal de Oliver. «Además, la bandera es un símbolo que nos representa y, al verla, sabemos que estamos en casa», comentó el consejero tras ser arrastrado a una presentación que despertó más cachondeo que aplausos.

qué será de quien tuvo la célebre idea de poner dispensadores de gel hidroalcohólico en el Metro

Los bandazos laborales de Oliver vienen de la mano de Garrido. La pregunta que se hacen muchos ahora en la Comunidad de Madrid es qué será de quien tuvo la célebre idea de poner dispensadores de gel hidroalcohólico en el Metro (que como planteamiento está bien, pero el resultado habló por sí solo). Oliver no tiene una preparación definida. Puede que acabe como su excompañero y exdirector de comunicación de la Consejería de Educación, Javier García Vilumbrales como profesor «experto» en alguna universidad católica o que directamente haga eso, como el caso Vilumbrales, y lo acompañe de una foto de perfil con el rótulo #OpenToWork. Además, Oliver entiende de rótulos. De hecho, podría ponerlo con la bandera de España, como el caso del rombo de la boca de Metro.

El problema no es solo que la jugarreta del exvicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, o su falta de altura política para mantener la cohesión de la coalición haya dejado en el paro a decenas o cientos de personas, sino que esto genera un efecto dominó que hará caer a quien Oliver también ha colocado bajo su ala en Metro de Madrid. Quien también debe estar nerviosa es Cristina Sánchez Masa, quien ahora es subdirectora de relaciones institucionales de Metro por la gracia de Oliver, ya que es una empleada que cuenta con su estrecha confianza. Sánchez Masa llegó a Metro forzando la expulsión de Nuria Santos y ahora, si sale Oliver, también cuenta con todas las papeletas para abandonar el barco de lo público.

Para crecer en el ámbito público es necesario contar con un padrino que te ampare. En este caso, Garrido ejerció como tal con mucha gente. Oliver contaba con la gracia de Garrido desde que fue redactor jefe de ABC y de ahí subió como director de comunicación en el gobierno de Cristina Cifuentes (ya que Garrido era vicepresidente) y desde entonces se pasó por el H&M para comprarse algunas chaquetas por si tenía que entrar en uno u otro sitio. Primero con el Partido Popular y después con Ciudadanos. Oliver, con Garrido. Y Sánchez Masa, con Oliver. Así va esto.

Pocos lamentan en la Comunidad de Madrid la inminente salida de Miguel Oliver como director de Comunicación y Márketing de Metro. El nuevo (o nueva) consejero/a de Transportes tendrá la posibilidad de regalar este nuevo cargo a quien considere. Salen un grupo de agraciados por un consejero para que entren otro nuevo grupo de agraciados. Esperemos que esta vez la trayectoria sea más intensa y esté más relacionada con el suburbano que con el periodismo deportivo. Oliver, por lo pronto, tiene una camisa azul con la que ha sugerido entre líneas volver al PP otra vez de la mano de su amigo José Luis Carreras.