Teresa Arévalo fue a Igualdad engañada: del «luchar por las mujeres» al «cuídame al niño»

No ha sido fácil, pero al final el entorno de Teresa Arévalo ha dejado claro lo que realmente pasó con el caso niñera. Quien ahora dispone de un puesto nivel 30 en la administración pública no fue al Ministerio de Igualdad de Irene Montero a sabiendas de que su principal labor sería, según ha detallado una abogada de Podemos, la de cuidar de la la hija de la ministra en más de una y dos ocasiones. Arévalo tiene unos orígenes humildes pero tiene experiencia en gestión. Y quien trabajó con ella resalta su capacidad conciliadora y su experiencia. Nadie que la conozca le ha dedicado unas malas palabras. Lo que sí tiene claro el entorno de Teresa Arévalo es que la asesora de Montero llegó a Igualdad pensando que ejercería como una profesional para que al final la pareja del exvicepresidente del Gobierno y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, le encasquetara a la niña y le diera una función algo alejada de la que pensaba que haría.

Arévalo es jefe de gabinete adjunta de Irene Montero, vamos, que se encarga de gestionar la agenda de la ministra. El problema es que el hecho de que Montero tenga tantas asesoras no es porque haya una carga de trabajo enorme, ya que solo han presentado un par de iniciativas que han sido tachadas por los técnicos judiciales como «chapuzas», sino porque tiene necesidades personales que tiene que cubrir, tal y como denunció una abogada de Podemos. La idea inicial planteada en el marco del caso Neurona es que Montero e Iglesias han contratado como niñera a Teresa Arévalo y que ésta compatibilizaba los dos cargos al mismo tiempo; algo difícil. Sin embargo, fuentes cercanas al ministerio aseguran que en realidad la mayor carga de la dirección adjunta del gabinete era cuidar en más de una ocasión de la niña.

Teresa destaca por muchas virtudes, según quienes la conocen, ya que es apaciguadora, conciliadora y sobretodo trabajadora. Todo esto no encaja con lo ocurrido. A nadie en su entorno le cuadra que Arévalo haya accedido a acudir como niñera al Ministerio de Igualdad dado que, más allá del dinero, la jefa adjunta de gabinete siempre ha tenido devoción por el trabajo y la gestión pública. Lo que aseguran las fuentes es que el plan que vendió Montero a Arévalo fue muy diferente al que luego tuvo lugar. Si Montero efectivamente utilizó, tal y como afirma una abogada de la formación morada, uno de los cargos de sus asesores para contratar a una niñera pagándole el salario de una directora general, no fue a sabiendas de la asesora. Arévalo fue engañada y se encontró con un panorama muy distinto. Pero una vez dentro…

Arévalo no ha tenido un papel activo en las cuatro cosas que ha hecho el Ministerio de Igualdad

No es que Montero no tenga precedentes a la hora de utilizar a personas que trabajan con ella para unas funciones nuevas. El caso de Teresa Arévalo fue el de vender un puesto para la defensa de las mujeres y luego encasquetarle a su hija para que cuidara de ella. Que compatibilizara este cargo con el de niñera no se puede negar ni confirmar, pero sí que se puede detallar, tal y como apuntan las fuentes, que Arévalo no ha tenido un papel activo en las cuatro cosas que ha hecho el Ministerio de Igualdad además de regar con dinero público a todas las asociaciones feministas que se les ocurriera. Pero lo cierto es que con los escoltas que protegían a la pareja también ha habido problemas.

Arévalo, con la niña. Y una de sus escoltas, a comprar la comida de la semana. Una escolta de Montero aseguró que la ministra la utilizaba como recadera para asuntos que poco tenían que ver son su protección. Hubo una denuncia de por medio que Irene Montero se apresuró a zanjar a golpe de chequera tan pronto como formaron Gobierno. Sin embargo, el precedente (al menos a nivel de acusación) ya está asentado. Ya son dos veces que han acusado a la ministra de Igualdad de aprovecharse de una persona que trabaja en su entorno para que haga otro tipo de labores que en la tónica general debería asumir ella al 100%.

El caso de la escolta no trascendió porque Montero le calló la boca con dinero y pagó para evitar que se celebrara el juicio en un momento en el que la ministra iba a recibir su cartera preferida. El caso de Arévalo, sin embargo, irrita mucho más a la gente de su entorno dado que la jefa de gabinete adjunta (ya que la que de verdad parte el bacalao ahí es Amanda Meyer) tiene una trayectoria profesional respetable. Ahora, tras conocerse que Montero le había encasquetado a su hija como labor principal, tal y como se ha redactado en la acusación de la exabogada de Podemos, el enfado es más porque han «humillado» y «defenestrado» a nivel público a Arévalo que por lo que se haya hecho en sí.

El resumen es que toda una carrera y una dedicación marcada por el trabajo duro se ha visto manchada de por vida por esta acusación. La rabia se deja entrever entre el entorno de Arévalo, pero el problema es que nadie puede o se atreve a negar (sino más bien todo lo contrario) el hecho de que la que fue panadera haya ejercido de niñera durante sus horas de trabajo en el Ministerio de Igualdad. Y claro, ahí, poco se puede hacer.