El delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, ha apostado este lunes por evitar que «se idealice el historial macabro» de los presos de ETA con actos de bienvenida cuando salen de prisión. Además, cree que los ‘ongi etorris’ devuelven a los presos «a su más oscuro pasado», cuando hay que «ayudarles a rehacer sus vidas» para su resocialización.
Itxaso se ha reunido esta tarde con representantes de Gogoan-Por una Memoria Digna, Elkarbizi y la Fundación Fernando Buesa, con quienes ha compartido la necesidad de poner fin a los homenajes públicos a los presos de ETA.
La reunión, a la que han asistido Joseba Eceolaza, en representación de Gogoan-Por una Memoria Digna; Natxo Iceta y Pello Sasiain, de Elkarbizi, y Eduardo Mateo por la Fundación Fernando Buesa, coincide con el tercer aniversario del anuncio de la disolución de ETA ocurrida el 3 de mayo de 2018.
Las tres entidades, que trabajan en materia de convivencia y memoria, han entregado a Denis Itxaso el documento ‘Los victimarios en el espacio público’, un texto en el que se aboga por que «los espacios públicos en cada localidad sean un ámbito de convivencia y, por tanto, no acojan ni actos ni mensajes que idealicen a los miembros de ETA o reflejen su simbología».
Este documento también se ha trasladado a otras instituciones, como al Gobierno Foral de Navarra y a la Asociación de Municipios Vascos, Eudel, que lo han apoyado. También se ha tratado, mediante mociones, en algunos ayuntamientos como el de Vitoria-Gasteiz, Donostia/San Sebastián y Zarautz, que también lo han respaldado.
Itxaso ha reconocido el trabajo que están realizando estas asociaciones, ha ratificado el compromiso del Gobierno con la memoria y la convivencia, y ha recalcado la necesidad de deslegitimar cualquier acto de homenaje, exaltación o visibilización de ETA, de sus miembros o su entorno.
SISTEMA PENITENCIARIO
«La mejor manera de legitimar un sistema penitenciario dirigido a la resocialización, con mirada humana y que confía en la rehabilitación de las personas que entran en la cárcel, es ayudarles a su salida, a rehacer sus vidas», ha apuntado.
En ese sentido, ha señalado que «devolver a ese preso su más oscuro pasado con los ‘ongi etorris’ es precisamente lo contrario» a lo que se debe hacer. «El sentido de las penas privativas de libertad es el de contribuir a que los presos, al salir, puedan reiniciar un futuro y una vida nuevas, dejando atrás ese pasado que los condenó», ha añadido.
A su juicio, «es elemental, pero todavía hay que insistir en esta pedagogía democrática para que no se idealice el historial macabro de personas que queremos rehabilitadas cuando salen de la cárcel».
Para Gogoan-Por una Memoria Digna, Elkarbizi y la Fundación Fernando Buesa, «el silencio de las armas tiene un efecto sonoro evidente; en él se oye con más nitidez el desprecio con el que a veces se ha tratado a las víctimas».
«Hoy, sin embargo, tenemos el deber histórico y ético de hacer las cosas de otra forma. En la nueva sociedad post-ETA no caben más humillaciones hacia las víctimas. En esto no podemos seguir siendo prisioneros del pasado porque, para avanzar como sociedad, necesitamos extender la cultura de la deslegitimación de la violencia en todos los espacios», ha manifestado.
Por todo ello, plantean en el texto que se pongan fin a los homenajes públicos a los presos de ETA; que los ayuntamientos garanticen que los espacios públicos de sus municipios sean un ámbito de convivencia, sin mensajes que idealicen a los miembros de ETA, y que se constituyan foros municipales para impulsar espacios y murales locales destinados a reforzar los valores de la memoria democrática, la convivencia y la deslegitimación de la violencia.