Villacís lanza una puyita a Aguado y se desmarca de su gestión

La vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís ha sido de las primeras en llegar a la sede Ciudadanos (Cs), en el número 253 de la calle Alcalá de la capital, para seguir el escrutinio junto a sus compañeros de filas. Nada más llegar, a la líder ‘naranja’ en el Ayuntamiento madrileño le ha faltado tiempo para desmarcarse de su compañero de partido, y hasta hace poco vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, al que, de paso, ha lanzado un puyita.

En la antesala del recuento de votos que será determinante para el futuro de Cs, Villacís no ha podido ocultar la tensión por lo mucho que se juega la formación naranja y ha reprochado “en este momento estamos para vacunar, más que para votar”.

En la misma línea ha insistido en que en el Ayuntamiento de Madrid “se necesita estabilidad” por la que la líder ‘naranja’ asegura trabajar. Y ha descartado, la posibilidad de que se pueda generar un escenario similar en el consistorio madrileño. Una opción que estuvo en su mano, en el momento en el que de desato la crisis en el Gobierno de la Comunidad de Madrid, en el que también se pudo pulsar “el botón nuclear” en el Ejecutivo de la capital, pero no se hizo, gracias a la estabilidad ofrecida por Cs, asegura Villacís.

EL VOTO «DESMOVLIZADO» DE CS

Las encuestas son tozudas pero la ingenuidad de Ciudadanos (Cs) es todavía más obstinada. El 95% de los votantes de la formación naranja se desplazará a izquierda o derecha para decantar la balanza hacia PSOE o PP en busca de un voto útil. Esto es un hecho. Pero el partido de Inés Arrimadas no se entera.

Los ‘naranjas’ todavía confían en la “fidelidad” de sus votantes, cuando la demoscopia atribuye los valores más bajos a esta variable. Por eso, la candidatura a la presidencia de la Comunidad de Madrid liderada por Edmundo Bal apela a la “desmovilización” de su electorado, como si ante la negativa de votar a Cs no hubiera alternativa posible.

Todas las previsiones apuntan a que el partido de Inés Arrimadas abandonará irremediablemente su espacio político en la Asamblea de Madrid y, con él, el desgaste galopante se tornará en desaparición progresiva hasta su final. Todos parecen verlo menos los líderes de Cs se resisten a la realidad y lucharán hasta el último aliento por combatir la evidencia.