Estas son las razones por las que Gabilondo no quiso de primeras soltar el acta

El entorno del candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, está indignado. El socialista tiene un importante enfado con la directiva, algo que le llevó de primeras a apalancarse en el asiento de diputado e incluso vislumbrar la posibilidad de presentarse una tercera vez a las elecciones de la Comunidad de Madrid que tendrán lugar en dos años. Gabilondo ignoró las presiones internas (que eran muy fuertes) para que dejara el cargo. En febrero estaba de salida, pero ahora su entorno piensa que le han metido en una trampa urdida por Iván Redondo que no ha gustado nada ni a Gabilondo ni a los suyos. Querían quemarle y ahora ha llegado el momento de lanzarle a la hoguera. Pero el profesor, que está de salida, no estaba dispuesto de primeras a que se rían de él. El problema es que el acabar con una dolencia cardiaca en el Ramón y Cajal pasa factura a cualquiera y ya ha anunciado lo que Sánchez quería: que renunciaba a su acta de diputado.

En primer lugar, Gabilondo no se considera el artífice del fracaso de las elecciones de la Comunidad de Madrid. El catedrático de metafísica está convencido de que si su partido se ha hundido en beneficio de Más Madrid es porque, primero, Iván Redondo, jefe de gabinete de la Presidencia de Gobierno, ha secuestrado la candidatura y, segundo, porque desde el PSOE nacional han socavado los mensajes electorales que lanzaba Gabilondo. Prueba de ello es el esfuerzo titánico que hizo el equipo del candidato socialista a la Comunidad de Madrid por dejar claro que no subiría impuestos (contradiciéndose a sí mismo en cuestión de dos meses) para que después la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, dijera en público justo lo contrario.

Al mismo tiempo, el entorno de Gabilondo, que no se considera el artífice del fracaso electoral para nada, también es consciente de que si le permitieron presentarse a estas elecciones era porque los sondeos auguraban un fracaso (no tan grande como el que ha sufrido la formación progresista) y porque Redondo optó por quemarle a él antes que a cualquier otro candidato o candidata. En su lugar, el responsable del gabinete de la Presidencia del Gobierno optó por poner a la designada por Pedro Sánchez para llevar el PSOE en la Comunidad de Madrid como número dos, a la espera de que Gabilondo se llevara todos los tortazos y de que, una vez dimitiera, heredara con total pulcritud un partido sobre el que trabajar.

el plan de Iván Redondo ha salido miel sobre hojuelas

Gabilondo sabe que el plan de Iván Redondo ha salido miel sobre hojuelas, al menos el Plan B del estratega, solo que aún le queda un último fleco por atar: la dimisión de Gabilondo. El candidato socialista sabe que solo le queda entregar su vida política y dejar que el PSOE de Madrid siga su curso en manos de Hana «Kamala» Jalloul, pero el profesor se ha plantado y le ha hecho un corte de mangas a la directiva. Si quieren que se vaya, es precisamente lo que no hará.

La actitud del candidato del PSOE es de resistencia y de enfado. No solo los altos mandos socialistas quieren que dimita. También desde las filas del partido claman porque el profesor deje el cargo para que lo herede Jalloul. Las palabras de Gabilondo en las que auguraba que nos veríamos las caras dentro de dos años, en las elecciones a la Comunidad de Madrid de 2023, cayeron como un jarro de agua fría entre los diputados socialistas. Pero Gabilondo se ha hartado. El no es el chivo de nadie y va a plantar cara hasta el final. Si tiene que aferrarse al escaño dos años, lo hará. Pero se plantea forzar a la directiva a echarle después de haberle humillado.

Ahora Gabilondo ha visto cómo todos le han dado la espalda después de socavarle la candidatura, que es la percepción que tiene su gabinete. Esto ha hecho que el candidato socialista se plante a sabiendas de que es posible que ya ni herede el cargo de Defensor del Pueblo. Está fuera y sabe que solo le queda plantar cara y jugar con los medios para que Redondo y los suyos se desenmascaren. Para él es intolerable cómo le han tratado durante la campaña electoral. Le han humillado y contradicho en más de una ocasión, por no hablar de otros oportunos mensajes que salieron a la luz en un momento bastante inoportuno para el PSOE.

LOS PALOS DE REDONDO

Fueron sutiles, pero fueron. Cuando Gabilondo se presentó, pensó que solo asegurando que no tocaría los impuestos obtendría un resultado decente. Su equipo había firmado 18 enmiendas junto a Más Madrid en las que contemplaba elevar impuestos como el de Patrimonio o Sucesiones, así como el IRPF a las rentas más altas. Pero con la convocatoria electoral echaron el freno y dijeron que ya eso era agua pasada por la pandemia. En cualquier caso, el esfuerzo supino del equipo de Gabilondo por convencer a su potencial electorado de que no tocarían sus bolsillos se fue al traste cuando María Jesús Montero, la ministra de Hacienda, dijo que sí que se subirían esos impuestos. Gabilondo contestó que él sería el presidente y que él elegiría lo que hacer. Pero no fue suficiente para levantar la imagen.

ivan redondo

También José Félix Tezanos contribuyó considerablemente a la derrota de Gabilondo. El presidente del CIS aseguró horas antes de las elecciones que los votantes de Isabel Díaz Ayuso eran un grupo de «tabernarios». ¿Qué se esperaba? Desde el equipo de Gabilondo coinciden en que esto solo contribuiría a hacer un efecto llamada y a movilizar el voto de la derecha. Les insultó. Repetimos, ¿qué esperaba? Y Redondo lo permitió, lo que hace que desde el partido se muestren convencidos (al menos los que apoyan al candidato) de que nadie es tan estúpido como para pensar que estas declaraciones del hooligan socialista Tezanos podrían beneficiar al PSOE de cualquier forma.

Son detalles, pero ilustrativos. Hacen que desde el núcleo duro del candidato estén convencidos de que Iván Redondo quería perder las elecciones aposta o al menos buscaba un fracaso importante de Gabilondo para quemarle definitivamente y renovar el partido con Hana Jalloul al frente. Sin embargo, no solo Redondo ha contribuido a echar por tierra la imagen del PSOE. El decir que no se pactaría con Pablo Iglesias para poco después decir justo lo contrario (o insinuarlo) en el debate electoral de Telemadrid tampoco ayudó a estructurar la fiabilidad de Ángel. En cualquier caso, se ha aferrado al cargo y hará justo lo contrario a lo que quiere quien le socavó la candidatura. No se irá, al menos de momento.