‘La Resistencia’: Javier Castillo, el autor de ‘best sellers’ al que ignoraron las editoriales

Hoy viene a visitar a David Broncano en ‘La Resistencia’ a todo un fenómeno editorial, Javier Castillo. Uno de esos escritores privilegiados que todo lo que escribe se convierte en oro y sus fans esperan ansiosos su siguiente novela. Pero como tantos cracks en música, cine o literatura, al principio les ignoraron, arrepintiéndose luego o viendo sorprendidos a qué triunfador actual habían rechazado. Vamos a saber todo sobre este escritor.

El escritor malagueño se dedicaba a algo tan alejado de lo artístico y literario como asesor financiero. Ahora es uno de los escritores más vendidos y admirados y reconocido como el ‘rey de la novela negra en España’. Escribió su primera novela en 2014, triunfando en el Kindle Direct Publishing y abriéndole las puertas a las grandes editoriales. Hace un año anunció que su bilogía ‘El día que se perdió la cordura’ de haría serie de televisión.

Los duros comienzos de Javier Castillo

El caso de Javier Castillo es el caso contrario al de un periodista o intelectual que se pasa a la novela y que ya puede tener por tanto sus contactos de otros escritos para publicar o cierto público ya fiel que puede continuar con su primera novela. Pero el caso de Javier es empezar de cero en un mundo complicado y donde triunfan de verdad solo unos pocos, al menos en cuanto a ventas.

Su primer libro, ‘El día que se perdió la cordura’, fue publicada inicialmente en una plataforma electrónica. Castillo explica cómo fueron los duros inicios: «El día que acabé el libro imprimí cuatro ejemplares y los mandé a cuatro editoriales grandes, pero no quería esperar su respuesta y aquella misma noche lo subí a Kindle Direct Publishing». El resto es ya historia, con el mencionado triunfo en la plataforma y las llamadas de las editoriales.

También es muy curioso cómo la escribió: por entonces aun trabajaba como asesor financiero y el poco tiempo del que disponía le hacía escribir en los trayectos de ida y vuelta al trabajo en el tren. Invirtió algo menos de dos horas diarias, lo que tardaba el trayecto sumado de ida y vuelta entre Málaga y Fuengirola, donde vive.