viernes, 13 diciembre 2024

Dos bocatas y un refresco, el premio de Marlaska a la Policía en Ceuta tras 20 horas de servicio

Ni las gracias. Chorizo, un refresco, dos trozos de pan, una manzana y una lata de conservas. Así ha despachado el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, a los agentes de la Policía Nacional desplegados en Ceuta para tapar la crisis diplomática iniciada por el Gobierno de Pedro Sánchez.

Los agentes de la Policía Nacional han recibido esta dieta, más propia de una excursión al campo que por trabajar 20 horas continuadas de servicio. Las críticas contra Grande-Marlaska no se han hecho esperar. «Es vergonzoso«, han afirmado los sindicatos policiales preguntados por MONCLOA.com. Y es que, el despreciable premio, dirigido más a niños que a jóvenes que han soportado una lluvia de piedras, ha llegado tras una situación «insostenible». La imagen, subida por el diputado de Ciudadanos Miguel Gutiérrez a las redes sociales, ha sido corroborada por este medio.

Los agentes desplegados en Ceuta no perciben un plus de peligrosidad, como sí ocurre en el País Vasco y en La Línea de la Concepción, pero Ceuta puede ser el polvorín y más con la llegada de miles de inmigrantes llegados del Magreb para tratar de entrar en España de forma ilegal. Según las fuentes policiales consultadas por este medio, Marruecos «ha fletado autobuses desde Rabat y otras ciudades para trasladar a inmigrantes de otros países a la frontera con España».

ESCUDO, EL ÚNICO MATERIAL PARA ENFRENTARSE A LAS PIEDRAS

Y es que, cientos de personas desde el otro lado de la frontera del Tarajal arrojaron sin piedad miles de piedras contra los agentes, que tan sólo disponían de escudos y un sólo escopetero para frenar la avalancha humana que venía hacia España durante este pasado martes.

Marruecos no sólo hizo dejadez de funciones, sino que su propia policía abría las puertas de la zona neutral para acceder a la verja española, cuyo límite se encuentra pocos metros dentro del agua del Mediterráneo.

«La inacción del Gobierno de Marruecos y la dejadez de funciones por parte de la policía de Marruecos es algo asombroso«, se han quejado las fuentes consultadas. «Nos ha desbordado y cogido completamente por sorpresa», han afirmado tras una maratoniana acción en la que tuvieron apoyo del Ejército. A su juicio, se ha provocado un «efecto llamada», que Marruecos ha cortado ahora en seco para tratar de cerrar este bochornoso capítulo diplómatico.

SIN UN PROTOCOLO ESTABLECIDO

Con todo esto, Marruecos abrió la verja y la Policía fue literalmente desbordada. «La situación de los agentes desplegados en Ceuta es penosa«, afirman las mismas fuentes policiales, que se quejan, además, de la falta de medios materiales y humanos.

Y es que, aún quedan miles de inmigrantes ilegales en las calles de Ceuta, cuyo servicio de emergencias estaba colapsado ante una oleada de robos durante este martes. Asimismo, España no tiene capacidad para devolver en caliente a cientos de jóvenes menores no acompañados (MENAS) y las instalaciones para albergarlos se quedn pequeñas. Se estima que aún hay cerca de 2.000 en las calles ceutíes.

Los agentes temen una nueva oleada de inmigrantes, pero los refuerzos de Interior son insuficientes. «Son tiritas», como los denominan las fuentes consultadas, que consideran que debe haber una mayor presencia policial. Además, también denuncian que las órdenes son ambiguas debido a la inexistencia de «un protocolo claro«.

NO ES UNA CRISIS MIGRATORIA

Lo ocurrido en Ceuta no es una crisis migratoria, como pretende vender el Gobierno de Sánchez, por boca de los ministros de Hacienda, María Jesús Montero; Interior; y Exteriores, con una despistada Carolina González Laya, quien ayer aseguraba que no había ningún problema con Marruecos, pese a que Sánchez canceló su visita a París y Marlaska acudió a Ceuta tras dar entrevistas y una rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.

La gota que ha colmado el vaso de Marruecos ha sido el traslado encubierto y en secreto del líder del Frente Polisario, que reivindica la independencia del Sáhara Occidental. El Gobierno trajo a Brahami Gali a España bajo una identidad secreta, y lo que es aún peor sin avisar a uno de los socios estratégicos musulmanes más importantes para los intereses de Europa y EEUU.

Pese a que Marruecos reivindica Ceuta y Melilla como suyos, el Gobierno ha roto toda la confianza depositada en Mohamed VI para la lucha contra el yihadismo y mantener a raya a Turquía, dispuesta a beneficiarse de cualquier fisura, por pequeña que sea, para tratar de ganar partidarios a su causa.

GALI, LA GOTA QUE COLMA EL VASO

Las advertencias de Marruecos se suceden desde que Sánchez llegó al poder. Y es que, el socio del PSOE en el Gobierno de coalición, Podemos, se ha puesto del lado del Frente Polisario. Según fuentes conocedoras de la diplomacia española, el asunto de Gali no ha sido un primer aviso, sino «la gota que ha colmado la paciencia».

Y es que, Marruecos no sólo es un país vecino, sino amigo de Occidente. En los últimos años ha estrechado lazos con EE UU, mientras que Europa le ha ayudado con importantes acuerdos para relanzar su economía.

A cambio, el rey de Marruecos actúa de árbitro entre los países del Norte de África, como el comisario de Occidente para evitar ataques a Israel y a Europa. Además, ata las manos del turco Erdogán, aún resentido por no haber podido incluir al país en la UE.