La crisis del PAR pone en peligro al Gobierno de Aragón liderado por el socialista Javier Lambán

Los resultados de las elecciones autonómicas de mayo de 2019 fueron bien acogidos por el centro-derecha aragonés, que se hacía con Zaragoza tras cuatro años de gobierno liderado por una candidatura afín a Podemos y podía hacerse con el poder en la comunidad autónoma.

El PP, apoyado por Ciudadanos y Vox, solo necesitaba el voto favorable de la histórica formación regionalista PAR, que gobernó Aragón entre 1991 y 1993, fue socio de socialistas y ‘populares’, y en la anterior legislatura había hecho oposición al Gobierno del socialista Javier Lambán.

El Partido Aragonés (PAR), que a finales de los años 80 tenía 19 diputados en las Cortes de Aragón y ahora apenas conserva 3, podría haberse decantado por haber evitado un tripartito conformado por PSOE, Podemos y Chunta Aragonesista (y apoyado por IU).

Pero el líder regionalista Arturo Aliaga, que había sido consejero en un Gobierno liderado por el PP, dio la sorpresa y posibilitó que Javier Lambán permaneciese como presidente de Aragón. El PSOE, a cambio, le entregó la vicepresidencia de Aragón y la cartera de Industria a pesar de contar con solo tres parlamentarios.

ENFADO

La larga crisis que sufre el PAR no está directamente relacionada con el liderazgo de Aliaga, que solo lleva seis años al frente de la formación regionalista. Pero tres expresidentes de la formación, Hipólito Gómez de las Roces, José María Mur y José Ángel Biel, parecen culpar al vicepresidente de Aragón de todos los males del partido.

Estos tres históricos dirigentes han firmado una carta en la que exigen la renovación de la cúpula y políticas del PAR. Y algunas voces del partido no han recibido con agrado que algunos mitos del partido firmasen una carta contra Aliaga cuando este se encontraba hospitalizado tras sufrir un cáncer.

El socialista Javier Lambán, que está pasando por un proceso similar, le enviaba un mensaje de apoyo público: «Desde aquí quiero lanzar un mensaje de solidaridad y apoyo a un hombre que, en estos momentos, está en una situación sanitaria más o menos complicada, y que desde el hospital está trabajando más que casi todos los representantes públicos de la Comunidad».

Aliaga por su parte explicaba en El Periódico de Aragón que la carta no le había restado fuerzas: «No me he planteado dejar esto. Me siento con fuerza y esta es mi vida. Estoy contento porque la cirugía marcha bien y ahora me toca estar en casa teletrabajando, ya que no puedo exponerme a coger cualquier virus o infección».

El líder regionalista pronostica un futuro positivo para el PAR: «Va a irnos muy bien. Hemos tenido reuniones telemáticas de la comisión permanente que son preparatorias del congreso que celebraremos en julio o septiembre próximo, y no hay ni rupturas ni miles de voces discordantes». Y sobre su futuro señala: «La gente me pide que siga».

OTRA CARTA

El histórico dirigente Hipólito Gómez de las Roces, que ahora se revuelve contra Aliaga, apoyaba a este hace seis años a través de un manifiesto elogioso para el actual vicepresidente autonómico: «Honradez, vocación de servicio y defensa de los intereses de Aragón y los aragoneses por encima de cualquier otro interés».

Cierto es que los históricos no son los únicos que le granjean disgustos a Aliaga, al que el sector crítico le reclama que convoque un congreso del partido. Especialmente audibles son las voces que llegan de Teruel, provincia en la que el PAR está en manos de una gestora.

Miembros de esta gestora han cargado contra Aliaga por incumplir sus intenciones en favor de la supresión del impuesto de sucesiones y donaciones. La gestora dice que quiere «hacer cumplir el compromiso adoptado en su día por el presidente del PAR y hoy vicepresidente del Gobierno de Aragón».