El viaje de los artistas que nacen en España y cuyo talento se explota en el extranjero

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El progreso de un país sin cultura es algo inviable, por lo que preservar el talento artístico nacional es de vital importancia. España tiene fantásticos músicos, bailarines y cantantes que luchan por hacerse un hueco dentro del sector, un mundo muy duro que en ocasiones no recibe el reconocimiento del gran valor que aporta en la sociedad. Los artistas luchan por encontrar su lugar, muchas veces con la única opción de que sea fuera de nuestro país ya que las fronteras ibéricas, a menudo, se quedan pequeñas ante tanto talento. La fuga de cerebros al extranjero es una de las asignaturas pendientes de España. No solo se van los ingenieros y los científicos para poder vivir de su profesión sino que también se van los artistas. Es muy triste, ver como tienen que lanzarse al extranjero para poder encontrar su oportunidad. Se van y huyen con las maletas llenas de la ilusión de poder vivir de su vocación aunque sea lejos de casa.

«Si quieres bailar y quieres luchar por esta opción que es una carrera estupenda, en España hay pocas opciones y las pocas que hay son para los elegidos. A veces la única opción es coger maletas y marcharse a otro país» nos cuenta Esteban Berlanga, miembro del ballet de Zúrich. Una triste realidad que el propio bailarín vive desde hace años. Pero Esteban no es el único profesional de la danza que ha tenido que buscar piso en el extranjero, su compañera, Alba Nadal nació en Zaragoza y ahora es bailarina solista en un teatro de Karlsruhe. Antes de aterrizar en Alemania, Alba estuvo bailando en Londres y Dinamarca donde se dio cuenta de que se podía vivir de la danza. «Un día fui al banco a pedir una hipoteca para comprarme un piso en Barcelona y después de decir que era bailarina, la persona que me atendió me preguntó a qué me dedicaba. Sorprende que haya personas que aún duden sobre si te puedes abastecer de la cultura», nos cuenta Alba. Este desconocimiento sobre la profesionalización de las actividades culturales no ocurre países como Dinamarca o Inglaterra en los cuales la danza tiene el mismo valor que otras profesiones.

Sin embargo, la poca conciencia cultural sobre profesiones como la danza y la música no solo existe en la ciudadanía de a pie, sino también en las instituciones políticas de mayor rango: «A mí el propio señor Pujol me dijo que a qué me dedicaba cuando le dije que cantaba«, nos cuenta Begoña Alberdi, una de las sopranos más importantes en activo de España. Pero no es solo este hecho puntual refleja lo que está costando la profesionalización de los artistas sino que es una conciencia instaurada entre los mandatarios: «muchos políticos piensan que la cultura es una distracción y no tienen ni idea del gran trabajo que hay detrás», asevera Alberdi.

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En España también existe un problema de falta de oportunidades para que los músicos, bailarines y cantantes puedan ejercer su profesión y ofrecérsela al público. «En Alemania he podido hacer muchas más pruebas porque hay muchas más orquestas», nos cuenta Irene Martínez, que ha decidido marcharse con su clarinete al extranjero para completar sus estudios musicales. Estas mayores oportunidades que ofrecen los países europeos vecinos se debe a que en Alemania o Francia proliferan de forma significativa los teatros que tienen un ballet o una orquesta en busca de talento. «En Alemania, en cada pequeño pueblo hay un teatro con una compañía, a veces pequeña, pero esos bailarines trabajan todo el año», nos cuenta Esteban Berlanga que baila en el ballet de Zúrich.

Pero antes de lanzarse a audiciones y pruebas, la formación es esencial. La danza y la música aún no han sido reconocidos como grados universitarios en España por lo que las únicas vías que tienen los artistas para formarse profesionalmente son las escuelas y conservatorios en los que se imparten estas materias. Talento que se forma en España pero que se explota en el extranjero, una pena y una pérdida de recursos. Tambien hay españoles que deciden tener una formación más internacional: «Yo me marché al extranjero para estudiar un máster ya que son muy económicos y muy buenos. Estos másteres en España son prácticamente impagables«, relata Lorenzo Salvá, clarinetista en Estrasburgo.

Sin embargo, a pesar de todos estos problemas, algunos afortunados encuentran trabajo en España. Este es el caso de Guillermo Sánchez que, después de estar en Alemania, ha encontrado trabajo como contrabajista en la Orquesta Nacional. Guillermo, gracias a su puesto, tiene un sueldo fijo pero en el pasado y en otros trabajos no fue siempre así: «muchas veces no me han pagado de forma puntual y ponen la excusa de que hay problemas con el dinero», asegura Guillermo. Es desolador pero es la cruda realidad, los artistas a veces ejercen su trabajo en España de forma precaria, sobre todo aquellos que viven del bolo, «he visto como alguna vez pagaban a los músicos 10 euros por bolo», nos cuenta Begoña Alberdi. ¿Qué es un trabajo sino un medio de vida?

EL APOYO INSTITUCIONAL ES CLAVE PARA EVITAR LA FUGA DE ARTISTAS

La falta de oportunidades, la escasa remuneración, la necesidad de una formación internacional y la poca conciencia sobre la profesionalización de los artistas son algunos de los argumentos que empujan a los músicos, bailarines y cantantes a desaparecer del mapa nacional. Pero… ¿Qué es lo que falla para no poder solventar estos problemas? Precisamente esta compleja cuestión es la que tendría que ser atajada por las instituciones dedicadas a la promoción de la cultura que deben de aminorar esta fuga de talento más allá de las fronteras españolas mediante ayudas y apoyo institucional.

«Si aquí no se les ayuda se van; y se van sin ganas de volver, eso es lo peor»

«Si aquí no se les ayuda se van; y se van sin ganas de volver, eso es lo peor», apostilla la soprano Alberdi mientras lamenta el poco apoyo político que tiene el sector cultural. En otros países europeos las becas están a la orden del día como en el caso de Alba que recibió tres becas del Gobierno danés por contribuir a la cultura del país con la danza.

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Pero a parte de las becas, existen distintos programas de apoyo con políticas reales para ayudar a los artistas. Uno de ellos es el «el intermitente de espectáculos» que, según nos cuenta Lorenzo Salvá «son gente que no tiene un puesto fijo y que trabajan como freelance que van contando horas y si llegan a un determinado número de horas pueden acceder a este programa estatal que te puede ayudar en temporadas de poco trabajo». Gracias a estos proyectos estatales, los músicos están respaldados a nivel económico y legislativo recibiendo un abrigo institucional con el que protegerse en épocas frías. Épocas que en España se dan los 365 días del año obligando a comprar billetes solo de día a los mejores artistas de nuestro país. Adiós artistas, adiós cultura.