La vacuna reduce la gravedad, la duración y la carga viral en positivos ya inmunizados

Las personas que contraen la COVID-19 incluso después de la vacunación suelen tener una carga viral menor, experimentan un tiempo de infección más corto y tienen síntomas más leves que las personas que no están vacunadas, según una investigación que incluye datos de estudios en curso de la Universidad de Ciencias de la Salud de Arizona (Estados Unidos).

«Si te vacunas, en el 90 por ciento de los casos no te vas a contagiar de COVID-19. Incluso si la contraes, habrá menos cantidad de virus en ti y es probable que tu enfermedad sea mucho más leve», explica Jeff Burgess, investigador principal del estudio, que se ha publicado en la revista científica ‘New England Journal of Medicine’.

Aunque las vacunas están demostrando ser muy eficaces en la prevención de la infección por este virus, ninguna vacuna es eficaz al 100 por cien y se producen infecciones puntuales. Entre los 3.975 participantes de dos estudios, se identificaron infecciones de SARS-CoV-2 en cinco participantes totalmente vacunados y 11 parcialmente vacunados, así como en 156 participantes no vacunados. Aproximadamente la mitad de los participantes procedían de centros de estudio de Arizona.

Los investigadores descubrieron que los participantes en el estudio que estaban parcial o totalmente vacunados con las vacunas de ARN mensajero de Pfizer y Moderna en el momento de la infección tenían una carga viral que era un 40 por ciento menor que la de los participantes no vacunados.

La carga viral, la cantidad de virus del SARS-CoV-2 encontrada en una muestra, no es un indicador del grado de contagio de una persona, aunque las primeras investigaciones sugieren que la carga viral podría desempeñar un papel en la gravedad de la enfermedad y la transmisión secundaria.

Además de la gravedad de la enfermedad, los investigadores analizaron la longevidad de la infección. La mayoría de las infecciones entre los participantes no vacunados se detectaron durante dos o más semanas, en comparación con sólo una semana entre los participantes vacunados. Esto representa una reducción del 66 por ciento en el riesgo de que una persona vacunada tenga una infección confirmada durante más de una semana.

Además, el riesgo de padecer COVID-19 con fiebre fue un 58 por ciento menor en los participantes vacunados, que declararon dos días menos de enfermedad en cama, por término medio, y una duración global de la enfermedad seis días menor que la de las personas no vacunadas.

Los participantes en el estudio (personal sanitario, personal de primera respuesta y otros trabajadores esenciales y de primera línea en ocho lugares de Estados Unidos) siguen sometiéndose a hisopos nasales semanales para detectar el COVID-19, así como a análisis de sangre trimestrales.

Incluyendo los datos del 14 de diciembre al 10 de abril, los investigadores descubrieron que dos dosis de una vacuna de ARNm contra la COVID-19 eran un 91 por ciento eficaces contra la infección por el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19. Además, el informe indicó que una sola dosis de la vacuna resultó ser un 81 por ciento eficaz contra la infección por el SARS-CoV-2.

«Seguimos observando los mismos niveles elevados de eficacia de la vacuna, por lo que nos sentimos bien al respecto. Pero lo más importante es que hemos añadido una serie de medidas de la gravedad de la infección entre los individuos que han sido vacunados como comparación con los que no lo han sido, y hemos medido la cantidad de virus que hay y durante cuánto tiempo», detalla Burgess.