Luca de Meo mantiene en vilo a los trabajadores de Renault en España que siguen en ERTE

Los trabajadores de Renault en España viven una situación delicada. La incertidumbre inunda sus vidas hasta el punto de que nadie tiene la certeza absoluta de cuándo volverán a trabajar. Los trabajadores más optimistas apuestan directamente porque en septiembre se acabará su ERTE, pero hay otros que directamente no pueden hablar de trabajo hasta 2023. Sea como sea, el flamante presidente de Renault, Luca de Meo, no parece que vaya a sacar de la incertidumbre a sus trabajadores en España. Ya no porque no confirme si hará nuevas inversiones en nuestro país, sino porque los trabajadores de la compañía francesa (que llevan en ERTE desde que estalló la pandemia) no tienen la seguridad de que vayan a volver a sus puestos de trabajo.

MERCA2.es se ha puesto en contacto con varios trabajadores de la compañía para hablar sobre su situación en Renault. El diario recoge varias situaciones diversas, como es el caso de Marta, que trabaja en la cadena de montaje de la fábrica de Renault en Valladolid y que desde abril del año pasado lleva de ERCE.  “Fueron días difíciles” reconoce, aunque lo fue más para aquellas personas con cargas familiares. Ahora, la joven, apenas ha cumplido los 25 años, está “muy contenta” porque seguramente en septiembre volverá a trabajar, aseguró la joven a Merca2. Lo que sí se dejan entrever son los rumores. “Una chica que conozco empezará el 1 de septiembre”, aseguró Marta al diario económico.

“necesitarán gente a partir de septiembre”

Marta, la trabajadora de Renault en la fábrica de Valladolid también responde esperanzada que sus antiguos encargados le comentaron que “necesitarán gente a partir de septiembre”. Aunque entre esas palabras de optimismo se escurre un ‘pero’: “No sé si lo sabes, pero tenemos ERTE por la falta de semiconductores”. Esta realidad se repite en cada puesto de trabajo de Renault en España y Luca de Meo no parece tener intención alguna de aclarar qué pasará con sus puestos de trabajo. De momento, los ERTE se prolongarán hasta el 30 de septiembre. Pero si se prorrogan más puede que estos trabajadores alarguen su situación.

La situación es más grave para sus compañeros de Carrocería y Montaje que tienen que estar más del doble de días parados, y aun peor para la planta de Palencia que lo estará casi cuatro veces más, aseguran desde MERCA2. Pero donde peor se vive esta situación es en el sur. En Sevilla se irá aplicando un ERTE hasta marzo de 2023, según lo acordado con los sindicatos. “Te puedo decir que en motores e inyección trabajan muchos sevillanos (…) allí las cosas por lo que dicen están muy mal y no hay trabajo”, explica una persona relacionada con la fábrica vallisoletana con cierta tristeza a MERCA2.

La planta de esta fábrica está especializada en cajas de cambio. Un elemento que se utiliza principalmente en vehículos de combustión, ahora también en híbridos, pero que no tiene cabida en los coches eléctricos, al menos en los que conocemos ahora. Esto hace que la fábrica de Sevilla tenga un futuro lo suficientemente incierto como para que la idea de prolongar los ERTE hasta 2023 se pueda convertir en ERE, dadas las intenciones de la marca de electrificarse. El problema es que las imposiciones desde Bruselas, las futuras restricciones del Gobierno y el maná de ayudas para la electrificación del parque automovilístico pretenden dejar en la cuneta al motor de combustión en los próximos años.

renault Moncloa

 Para Renault, la clave está en que la fábrica andaluza debe abastecer la explosión de ventas, que se supone llegará, de vehículos híbridos. De hecho, José Vicente de los Mozos, responsable de la firma en España y Portugal, explicaba en una visita a la planta sevillana que “España tiene que ser el eje de lo híbrido”, pero se le olvidó decir que Bruselas le ha puesto también fecha de caducidad a esta tecnología. Pero esto es pan para hoy.

La Comisión Europea (CE) anunció su intención de que para 2035 solo se comercialicen vehículos limpios, lo que supone el adiós a los coches de gasolina, diésel y también híbridos. Aunque hay más. Desde Bruselas quieren, incluso, acelerar esos plazos y ha puesto sobre la mesa que para 2030 el objetivo de contaminación máxima por vehículo de 95 gramos de CO2 por kilómetro tendrá que reducirse hasta el 55% para los y hasta el 50% para las furgonetas, frente al 37,5 y 31% vigentes. Aunque las medidas deberán pactarse con los estados miembros y algunos, como Francia (presionado por firmas como Renault o PSA) no quieren firmar.