Génova quiere hacer con Ayuso y el PP de Madrid lo mismo que a Sánchez con la renovación del CGPJ

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ya tiene un plan en referencia al PP de Madrid. No es que sea una estrategia especialmente elaborada, pero al menos parece que quienes han llegado a la conclusión de qué hay que hacer con respecto a las demandas de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y la delegación territorial de la formación tienen experiencia en el tema. La idea que sopesa Génova es hacer con el congreso del PP de Madrid (aún pendiente) lo mismo que está haciendo el Partido Popular con la renovación del Consejo General del Poder Judicial: dejar pasar el tiempo hasta que se celebren las elecciones generales. Casado entiende que una vez se vaya a las urnas, su liderazgo quedará consolidado; por lo que la estrategia a seguir es aplazar todo hasta que llegue noviembre de 2023.

Pablo Casado necesita reivindicarse como líder ante los suyos. El problema es que su gabinete solo ve una única opción para hacerlo. Casado ha pasado por todo el espectro de discursos políticos. Desde una versión más radical en la que llamaba «felón» al presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, hasta una versión mucho más moderada. Sea como sea, nada de eso ha cristalizado en un apoyo férreo de los suyos y Casado ahora necesita un nuevo golpe de efecto para callar las pequeñas conjuras que nacen a su paso. Y ese golpe de efecto no es otro que el ganar las elecciones generales, tal y como indican las encuesta y los sondeos realizados desde que Isabel Díaz Ayuso arrasó en la Comunidad de Madrid con casi una mayoría absoluta.

El secretario general del Partido Popular, Teodoro García Egea, fue el primero en dejar entrever cuál sería la estrategia de Casado para los próximos años. Cuando deslizó un claro apoyo a Ayuso para que fuera ella quien se hiciera con el control y con la presidencia del PP de Madrid (cuando llevaban meses hablando de que sería la senadora Ana Camíns la que tenía el apoyo de Génova), quedó claro que Casado tenía la necesidad de cortar la ambición de la presidenta autonómica. El problema es que las últimas informaciones apuntan a que el presidente popular pretende alargar el chicle todo lo que pueda para llegar así a las elecciones generales y conseguir afianzarse antes de que haya que pagar a Ayuso con el PP de Madrid.

Casado tiene miedo de que las conjuras que nacen a su paso cristalicen. Quien más amenaza su reinado ahora mismo es Ayuso debido a que ha sido ella y su victoria electoral la que ha conseguido motivar al electorado popular. La idea inicial era calmar la ambición de la presidenta autonómica concediéndole un premio intermedio como era la presidencia del PP de Madrid (razón por la que el secretario general del Partido Popular, Teodoro García Egea, le dio un espaldarazo en forma de apoyo público). Sin embargo, Casado ahora se plantea hacer con Ayuso lo mismo que está haciendo con el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ): aguantar dando largas hasta que llegue la fecha deseada.

Pese a las presiones internas y a que prácticamente todos los asesores en materia judicial del PP piden a Casado que renueve el CGPJ, el presidente del partido se mantiene firme en el «no». Pero no se trata una negativa que esté motivada por convicciones ideológicas, sino estratégicas. Casado ha mantenido en funciones el CGPJ desde diciembre de 2018 pese a que ha estado cerca de llegar a un acuerdo con el PSOE en un par de ocasiones (hasta llegó a acordar con Sánchez la renovación de vocales vía Whatsapp) porque entiende que no se puede permitir el lujo de tener un Consejo con mayoría progresista (dados los pésimos resultados que obtuvieron los populares en las elecciones de noviembre de 2019).

Si ya ha aguantado casi tres años, por qué no aguantar hasta que se celebren las elecciones

Si ya ha aguantado casi tres años, por qué no aguantar hasta que se celebren las elecciones. Esta es la clave que motiva la decisión tomada por Casado. Si espera a noviembre de 2023, el PP abordará la renovación con un peso parlamentario mayor y esto le podría permitir incluso decidir quién será el próximo presidente del Tribunal Supremo que sustituya a Carlos Lesmes. En resumen, esperar es el gran aliado de Casado, siempre que las encuestas le mantengan al alza, y quiere replicar esta estrategia respecto a Ayuso y al congreso del PP que le dará previsiblemente el poder.

Esto no significa que Casado no quiera darle a Ayuso la presidencia del PP de Madrid. Significa, tal y como detallan las fuentes, que quiere entregársela desde una posición de poder mucho más consolidada. Ahora, la presidenta es la mayor amenaza del presidente del PP hasta el punto de que hay muchos que claman porque se Ayuso y no Casado quien se presente a las elecciones generales con las siglas del partido conservador. Estos mensajes, que no gustan nada al presidente del PP, han motivado que Génova haya decidido esperar para tomar la decisión de darle más poder a la presidenta popular.