«Llegan con lo puesto, con una mochila e incluso con una bolsa de plástico con sus cosas, muchos en estado de shock importante». Así es como los psicólogos de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) se encuentran a las familias afganas, evacuadas de su país, a su llegada a la base aérea de Torrejón (Madrid), en donde inician los trabajos de acompañamiento integral para paliar el dolor con el que vienen estas personas.
Lo cuenta una de las psicólogas de esta ONG, Mari Ángeles Plaza, que apunta, además, la diferencia que existe entre estos refugiados y otros que han pasado por terceros países o campamentos provisionales. Estos, recuerda, han sido sacados de su país de «un día para otro», de forma «abrupta», lo que puede suponer importantes sentimientos de «incertidumbre» y «ansiedad».
Plaza recuerda, además, que no todos los evacuados tienen el mismo nivel educativo, por lo que muchas de estas personas se enfrentan también a «una comunicación difícil» por el desconocimiento del idioma, y a vivir una situación en la que «no saben muy bien donde están» ni «lo que les espera», y no conocen qué ayudas pueden tener o el proceso de petición de protección internacional.
«Han roto con su vida, con sus referentes vitales, con parte de la familia, su lengua, su cultura, su comida, su entorno», ha advertido la experta, que destaca la «mezcla de alegría» que sienten «por haberse salvado» del régimen talibán, de «incertidumbre» por el «miedo» y «la falta de control» que tienen sobre su vida y «el sentimiento de culpa» de haber dejado a gente de su familia allí.
AFECTA A ADULTOS Y MENORES
Esta situación, ha indicado, no distingue entre adultos y niños. Plaza explica que «en la sociedad patriarcal» en la que se vive en Afganistán, los «cabeza de familia» que llegan a España sentirán una «enorme responsabilidad», mientras que las mujeres se estarán dando cuenta de que están perdiendo «todo aquello por lo que han luchado» estos años, especialmente para sus hijas. Los menores, por su parte, se ven «sin sus amigos», en «una casa diferente» y sin «sus rutinas», algo que, la psicóloga, ve «fundamental» para ellos.
Precisamente, restablecer las rutinas de toda la familia es uno de los objetivos del equipo de psicólogos de CEAR. Se realiza a través de un acompañamiento «integral» y «multidisciplinar» que, ha precisado Plaza, es «básico» y «marcará el futuro» de estas personas. Según ha explicado, cómo se recibe a estas personas, qué espacio se les da y cómo se les trate, será fundamental.
Es por eso que los expertos dan prioridad al traslado a pisos de las familias ya que son lugares donde puedan tener «tranquilidad» para «construir una narrativa de lo sucedido», frente «a la inseguridad que han vivido».
Después, relata Plaza, comienzan las entrevistas individuales con una «mayor profundidad», para detectar a aquellas personas «más vulnerables» y establecer el «tipo de sintomatologías y necesidades psicosociales» que necesita cada uno. También se les ofrece «seguridad» e «información», ha apuntado, antes de destacar que estos dos aspectos son «herramientas para disminuir la ansiedad» y la «falta de control», así como el «miedo al futuro» que puedan tener.
ESPACIOS DE COMUNICACIÓN Y DESAHOGO
Plaza ha explicado que los evacuados han de «reconstruir» su «proyecto vital» y ese es otro de los objetivos de los trabajadores sociales, psicólogos y educadores en el «camino a la inclusión» de estos ciudadanos.
Eso incluye también el aprendizaje del idioma, actividades para la higiene del sueño, el reciclaje profesional. «Es un camino largo», ha reconocido.
«No solo han dejado cosas materiales, sino sus sueños, ilusiones y proyectos», ha aclarado Plaza. En el proceso de duelo de su situación, ha añadido, hay también «tristeza, rabia, ira y enfado» que, ha apuntado, tienen que «reposar» antes de «encontrar respuestas». «Antes de buscar soluciones, hay que reducir las situaciones de estrés», ha declarado.
Para eso también es muy útil que tengan un «espacio para desahogarse» y «poner palabras al dolor» que, ha indicado la psicóloga, «a veces no es familia» porque «no quieren preocuparles».
EVITAR LA REVICTIMIZACIÓN
Preguntada por el papel de la sociedad en general, más allá de la labor de los especialistas, la experta del CEAR ha indicado que es necesario trabajar el «empoderamiento» de los refugiados para su inclusión. Es decir, «evitar su revictimización» tratándolos como «a pobrecitos», sino como personas «valientes» que «han luchado» tras pasar por una situación traumática.
Ese es el mensaje que, en su opinión, hay que enviar como sociedad civil y desde los medios de comunicación para «fortalecer» a estas personas, así como «escucharlas con empatía qué es lo que quieren contar «sin juzgarles». «Validemos y reconozcamos el sufrimiento que han vivido, pero también lo que han luchado», ha declarado.
Del mismo modo, ha indicado que el «vínculo humano» es «mucho más terapéutico», a veces que el trabajo de los expertos y, por eso, ha llamado a la sociedad a ayudar a estos ciudadanos a «reconstruir el vínculo humano» que se les ha roto al ver como otras personas, en su país, les han hecho sufrir.