Un pesticida de uso común podría ser parcialmente responsable de la epidemia mundial de obesidad, según un estudio dirigido por científicos de la Universidad McMaster (Canadá) realizado en ratones.
Los investigadores han descubierto que el clorpirifos, cuyo uso está prohibido en los alimentos en Canadá, pero que se rocía ampliamente en frutas y verduras en muchas otras partes del mundo, ralentiza la quema de calorías en el tejido adiposo marrón de los ratones. La reducción de esta quema de calorías, un proceso conocido como termogénesis inducida por la dieta, hace que el cuerpo almacene estas calorías extra, promoviendo la obesidad.
Los científicos hicieron el descubrimiento tras estudiar 34 pesticidas y herbicidas de uso común en las células de grasa marrón y comprobar los efectos del clorpirifos en ratones alimentados con dietas altas en calorías. Sus hallazgos, publicados en ‘Nature Communications’, podrían tener importantes implicaciones para la salud pública.
«La grasa marrón es el horno metabólico de nuestro cuerpo, ya que quema las calorías, a diferencia de la grasa normal, que sirve para almacenarlas. Esto genera calor y evita que las calorías se depositen en nuestro cuerpo como grasa blanca normal. Sabemos que la grasa marrón se activa durante el frío y cuando comemos», afirma el autor principal, Gregory Steinberg, profesor de medicina y codirector del Centro de Investigación del Metabolismo, la Obesidad y la Diabetes de McMaster.
«Los cambios de estilo de vida en torno a la dieta y el ejercicio rara vez conducen a una pérdida de peso sostenida. Creemos que parte del problema puede ser esta reducción intrínseca del horno metabólico por el clorpirifos». Steinberg ha explicado que el clorpirifos solo necesitaría inhibir el uso de energía en la grasa marrón en 40 calorías cada día para desencadenar la obesidad en los adultos, lo que se traduciría en un aumento de peso de 2,5 kilos más al año.
«Aunque varias toxinas ambientales, entre ellas el clorpirifos, se han relacionado con el aumento de las tasas de obesidad tanto en humanos como en animales, la mayoría de estos estudios han atribuido el aumento de peso al incremento de la ingesta de alimentos y no a la quema de calorías», señala el investigador.
Aunque el uso de clorpirifos en los alimentos está prohibido en Canadá, los productos importados pueden seguir siendo tratados con él. «Aunque los resultados aún no se han confirmado en seres humanos, es importante tener en cuenta que, siempre que sea posible, hay que consumir frutas y verduras de origen canadiense y, si se consumen productos importados, asegurarse de que están bien lavados», afirma Steinberg.