Marlaska y ERC callan ante la Diada del odio contra la Policía y Mossos

La violencia vuelve a tomar las calles de Barcelona y de nuevo se ha impuesto la ley del silencio en el Ministerio de Interior, con Fernando Grande-Marlaska al frente. Los máximos dirigentes de la Policía Nacional y de los Mossos d’Esquadra han optado por callar ante el nuevo asalto a la Jefatura Superior de la Policía Nacional, situada en Via Laietana. Este emblemático edificio vuelve a resistir ante las algaradas, fuegos, pedradas y lanzamiento de todo tipo de objetos, incluido un extintor de gran tamaño, durante la Diada de Cataluña.

Los agentes de la Policía Nacional se vieron totalmente desbordados por cerca de unos 15.000 exaltados. En este grupúsculo de la llamada ‘Esquerra Independentista‘ -formada por miembros de ERC, la CUP y Arran– hubo elementos muy violentos, pero a pesar del anuncio en redes sociales no hubo más protección que una barricada de vallas y al menos una veintena de efectivos de los Mossos d’Esquadra y de la Policía Nacional.

Mantener la posición y esperar al chaparrón

La orden de la Consejería de Interior, con Joan Ignasi Elena al frente, fue clara. No cargar ni provocar altercados. «Mantener la posición y esperar al chaparrón», han lamentado fuentes policiales consultadas por MONCLOA.com. No hubo nada más. Los violentos utilizaron a los agentes como un blancos de su ira, sin mucho acierto por suerte. No era la primera vez que la Jefatura estaba en el objetivo de los exaltados.

MARLASKA, NI UNA SOLA REFERENCIA A LA VIOLENCIA CONTRA SUS AGENTES

En octubre de 2019, en la semana de conocerse la sentencia del procés, este emblemático edificio fue el principal objetivo separatista. Su finalidad, reducirlo a escombros, como han intentado este fin de semana sin que el fuego haya ocasionado daños personales a los agentes apostados en la fachada tras los escudos antidisturbios.

Pero para Fernando Grande-Marlaska este intento de asalto no debe tratarse de odio. De hecho, el Ministerio de Interior está luchando esta misma semana contra este tipo de delitos. Contra el acoso escolar sí hay campaña para alzar la voz. «No te calles«, reza el lema de Interior. Sin embargo, los tuits del Ministerio durante este nuevo acto delictivo se han centrado en la circulación a 30 km/h en las ciudades y en el daño medioambiental que provocan las mascarillas, junto con el recuerdo a las víctimas de los atentados del 11-S. Para los policías nacionales desplegados en Cataluña ni una mención. El silencio.

marlaska

La actitud demuestra que Grande-Marlaska está más que amortizado en el Gobierno. Su colosal patinazo por dar veracidad a una denuncia falsa de un joven de 20 años en Madrid había sido una puntilla. Pero ni inmutarse ante el ataque hacia sus agentes es aún peor, más cuando es su responsable directo. «No había que dejar a nadie atrás», repite el Gobierno constantemente en casi cada una de sus intervenciones. Marlaska ha olvidado que tiene aún responsabilidades en Cataluña y especialmente con estos agentes.

LOS AGENTES, HARTOS DE LA ACTITUD DE MARLASKA

Marlaska debiera tomar ejemplo de algunos valientes que se pasearon por Barcelona en plena algarada con la bandera de España en lo alto. Esa bandera es tan respetada por los agentes que hasta dos mossos se cuadraron y saludaron a su paso. Una muestra de un sólo hombre en pleno incendio callejero.

La labor de Joan Ignasi Elena, exsocialista y ahora en las filas de ERC, es aún más sorprendente. Ni una sola condena sobre los hechos violentos durante la manifestación de la izquierda independentista ni tampoco en el ataque a una formación de derechas independentista en el Fossar de les Moreres, donde un grupo de violentos independentistas agredieron físicamente a otros separatistas.

El hartazgo entre los agentes está más vivo que nunca. «Es la misma cantinela de siempre. Estamos vendidos a los políticos. Tenemos que aguantar hasta que haya una desgracia», han asegurado fuentes policiales consultadas por este medio. Algunos incluso vuelven a sopesar la idea de abandonar Cataluña e incluso dejar a sus hijos en otras comunidades autónomas, como ha sucedido en los últimos tiempos.

Pero eso es separar a la familia y un elevado coste económico que algunos, con su sueldo, no pueden permitirse. Por esta razón exigieron a Interior que equipare a Cataluña como una zona de alto riesgo y por tanto obtener un plus de peligrosidad. Sin embargo, esta reivindicación ha caído siempre en saco roto.

Desde los Mossos, por su parte, han criticado las órdenes de Joan Ignasi Elena. Los adoquines de grandes dimensiones podrían haber puesto la vida en peligro, pero parece no ser suficiente a la hora de actuar con contundencia contra los violentos. «Somos un objetivo demasiado fácil«, apunta un mosso.

QUEMA DE FOTOS DE POLÍTICOS Y EMPRESARIOS

La única declaración de Elena sobre la violencia es una foto en el CECOR, el mando único en el que están todas las fuerzas de seguridad implicadas en Cataluña. Para el consejero de Interior es igual de importante la seguridad que transcurran 15.000 violentos por las calles de Barcelona. El permitir esta manifestación delante de la Jefatura Superior y en la Diada no es precisamente para entregar flores a los agentes. De hecho, el lanzamiento de adoquines fue la lluvia que volvieron a sufrir los agentes. Pese a todo, tan sólo dos detenidos. Uno por desordenes públicos y otro por atentado a la autoridad. ¿Recibirán el reproche de Marlaska?

El resto de la jornada se saldó con nuevos ataques de odio. Esta vez con el líder ERC y presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como objetivos. Una fotografía de grandes dimensiones entre ambos fue reducida a cenizas.

Otros actos vandálicos se produjeron a lo largo del día. Grafitis en la sede de Foment del Treball, la principal patronal que se ha opuesto al rechazo de ERC y Podemos a la ampliación de El Prat. También han quemado imágenes del consejero de Economía, Jaume Giró, y otros empresarios, como los de ACS e Iberdrola.

Otro de los momentos de tensión lo ha vivido Oriol Junqueras, el indultado líder de ERC, increpado por un independentista durante la manifestación de apenas 100.000 personas en las calles de Barcelona.