La guerra fría entre Ayuso y Casado hunde lentamente al presidente del PP

El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, representa un liderazgo «estéril». Esta es la palabra más repetida a la hora de calificar a la cúpula del PP. Tras sustituir en el cargo al expresidente del Gobierno Mariano Rajoy, Casado obtuvo el peor resultado de la historia del partido y solo fue capaz de levantarlo (en las encuestas) gracias a la victoria de una líder emergente de la formación conservadora. Cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ganó las elecciones, Casado se vio impulsado en las encuestas. Y ahora que el presidente del PP ha decidido enfrentarse a Ayuso en una guerra fría para torpedear su ascenso (imponiendo un contrincante para presidir el PP de Madrid), Casado está viendo cómo su figura se erosiona tanto en las entrañas de Génova como en los sondeos electorales. El intento de Casado por someter a Ayuso y boicotear las pretensiones de la presidenta autonómica le ha salido caro.

Las últimas encuestas electorales auguran que Casado pierde fuelle. Algo que puede desembocar en un terremoto político que sacuda los cimientos de Génova. En el PP trabajan con los nuevos datos arrojados por las encuestas y saben que no son favorables a Casado. La lectura interna que hacen las fuentes de la formación es que el enfrentamiento entre el presidente popular y Ayuso ha erosionado demasiado las posibilidades de Casado. Si el líder del PP creció en los sondeos electorales fue gracias a Ayuso. Y más de uno considera que el presidente del Partido Popular se ha precipitado demasiado a la hora de intentar boicotear el ascenso político de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Casado quiere encerrar a la líder popular en una jaula de oro, tal y como hicieron con su predecesora Esperanza Aguirre, para neutralizarla como la amenaza que Casado cree que es. Pero esta decisión le ha pasado factura.

El escenario de esta guerra fría que hunde lentamente al presidente del PP es la carrera por presidir el Partido Popular de Madrid. En un principio, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, acordó apoyar en público a Ayuso (en su candidatura para hacerse con esta delegación territorial) a cambio de que la presidenta mantuviera sus aspiraciones políticas bajo control. Sin embargo, estas últimas semanas han dado un vuelco al tablero después de que Casado pusiera al alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, en la carrera por el PP de Madrid y se negara a dar su apoyo a ninguno de los dos candidatos (pese a que queda claro que prefiere a Almeida que a Ayuso).

Esta decisión repercute en las encuestas hasta el punto de que ya no se tiene tan claro que Casado vaya. ser capaz de gobernar en caso de que se celebren elecciones generales. El presidente del PP depende de Vox, un obstáculo que puede salvar siempre que ambos sumen mayoría absoluta. Pero el problema es que los datos arrojados por las encuestas no dejan claro que el presidente del PP vaya a sumar esa mayoría. Y si no lo hace, su liderazgo «estéril», tal y como lo denominan fuentes del partido, se desmoronaría como un castillo de naipes.

En Génova no están cómodos con la decisión de Casado de poner a Almeida en la carrera por el PP de Madrid. No lo están porque evidencia que la directiva quiere cortar las alas a la presidenta de la Comunidad de Madrid a la par que ponen a un político como Almeida al frente de las llamas con el único objetivo de controlar las mayores amenazas para el liderazgo del presidente del PP. Almeida no quiso este regalo envenenado (el segundo, después de la portavocía nacional). Pero poco le importó a Casado quemar a su alcalde predilecto con tal de intentar dejar a Ayuso en esa jaula de oro llamada Comunidad de Madrid.

Cuando Ayuso estaba bajo el ala de Casado, la idea de un PP ganador empezó a calar entre el electorado desencantado popular y sobretodo entre el electorado de Ciudadanos. La decisión de Ayuso de convocar elecciones hundió definitivamente a la formación naranja y el principal beneficiado ha sido el PP. El problema es que la guerra interna por el PP de Madrid deja en evidencia la presencia de un PP liberal representado por Ayuso y otro menos seductor representado por un Casado con un liderazgo tocado. Y las encuestas lo reflejan y azuzan el miedo en el PP a que el presidente no sobreviva a las elecciones generales.

La cúpula popular confía en que si Casado gana las elecciones y consigue sumar con Vox pueda ocupar la Moncloa. Una vez dentro, todos los problemas previos desaparecerán porque ya será presidente del Gobierno. Sin embargo, como no consiga sumar con Vox, muy probablemente el liderazgo de Casado quedará en entredicho y los aspirantes darán un paso al frente para sacar al líder del PP de la candidatura a las elecciones generales. Si Casado entra en la Moncloa, sobrevivirá. Si no lo consigue, 2024 será su último año como presidente del PP.

Para Casado, hay más de un nombre que supone una amenaza para su liderazgo. Pero el de Isabel Díaz Ayuso le aterra especialmente porque sabe que entre los candidatos es quien más posibilidades tiene de arrebatarle la presidencia del PP a corto plazo. Ayuso no está cometiendo los mismos errores que Esperanza Aguirre y ya está buscando apoyos en otros territorios, como es el caso de Valencia y su presidente Carlos Mazón.