El NutriScore, el semáforo nutricional del ministro de Consumo, Alberto Garzón, ese por el cual te indican con colorines qué alimento es sano y cuál no, es una chapuza que no funciona. Por el momento, y para no enemistarse con las grandes marcas, el semáforo califica con una B (donde A es la mejor nota y E la peor) alimentos que los nutricionistas aseguran que no son sanos. El ejemplo más claro es Coca-Cola. Para el semáforo nutricional de Garzón, tomarse esta popular bebida (siempre que sea la Zero) no está mal dado que está calificada con una B. Sin embargo, para el ministro de Consumo es mil veces peor consumir una botella de aceite de oliva, pues una que no es de calidad premium ha obtenido una nota de D, es decir, un suspenso. Todo esto ha hecho que haya voces dentro del Gobierno, como la del ministro de Agricultura, Luis Planas, que buscan que el sistema NutriScore no salga adelante.
Garzón no ha sacado adelante muchas medidas, pero de entre sus proyectos estrella, el decirte qué debes comer y qué no parece que no ha gustado mucho en el Consejo de Ministros. La idea en un principio parecía sencilla y buena: calificar con colores lo saludables o insanos que pueden ser los alimentos para fomentar una dieta más equilibrada. Sin embargo, a Garzón se le ha ido un poco la mano con la calificación de algunos productos que ya han adoptado este semáforo nutricional. El que una Coca-Cola sea «mucho» más sana a ojos de Consumo que una botella de aceite de oliva deja intranquilo al Gobierno, pues no parece que siga las directrices de los nutricionistas. No es que haya hecho falta apoyarse en estudios (que también lo ha hecho mucho integrante del Ejecutivo), pero lo cierto es que el proyecto de Garzón no tiene muy contento a Planas, ministro de Agricultura y representante de mucho producto alimenticio español que se puede ver amenazado con los consejos nutricionales de colorines de Garzón.
el 52% de los productos marcados con Nutriscore B y el 21,7% de los que obtuvieron un Nutriscore A son ultraprocesados
Hay un estudio realizado por la aplicación El CoCo que ha encontrado que el 52% de los productos marcados con Nutriscore B y el 21,7% de los que obtuvieron un Nutriscore A son ultraprocesados. El resumen es que el Ministerio de Consumo considera que los alimentos más nocivos para la salud pueden ser extremadamente sanos, dado que calificar con una A un ultraprocesado es decirle a los españoles que es un producto de la mejor calidad posible para cuidar de su salud. Este es solo un ejemplo al que Planas no ha recurrido, pero que parece no remar en la misma dirección que el proyecto de Alberto Garzón, quien quiere sacar adelante su medida cuanto antes.
Planas se ha rebelado por razones obvias. Si Garzón se pone a calificar con colorines todos los alimentos sin seguir un criterio lógico, tal y como se ve en los estudios, la industria española puede salir mal parada siempre que Consumo empiece a entregar letras A y B a productos y alimentos ultraprocesados y letras D y E a productos como el aceite de oliva u otros que aparentemente son más saludables. Planas simplemente no quiere que salga adelante este semáforo nutricional y pretende boicotearlo antes de que el Gobierno lo apruebe en sede parlamentaria. Entretanto, el Ministerio de Consumo sigue a lo suyo.
Desde Podemos han deslizado que no se trata de una medida que Planas pueda parar. Desde la formación morada insisten en que es algo que está integrado en el acuerdo de coalición y que no se puede cambiar. Aún así, Agricultura como vocero de las empresas alimenticias españolas ha puesto el grito en el cielo por el criterio que sigue Garzón. Una Coca-Cola no puede ser más saludable que una botella de aceite de oliva. Este ejemplo ha sido usado por Planas para dejar claro que esto pone en riesgo la propia dieta mediterránea.
Podemos ha entrado en una dinámica en la que solo necesita aprobar todos sus proyectos estrella. El NutriScore es una de las dos iniciativas clave del Ministerio de Consumo, además del ataque a las casas de apuestas. Ambos han recibido ataques pero el haberse enfrentado con Agricultura puede traer más consecuencias de las esperadas. Si Garzón tiene el apoyo del partido, saldrá adelante la ley porque son los mismos Presupuestos los que están en juego. Sin embargo, si Ione Belarra y Yolanda Díaz consideran menor el proyecto de Garzón puede que se hunda en las negociaciones por la oposición de Planas. Lo que ha quedado claro es que los consejos nutricionales de Garzón no tienen una aceptación buena entre los expertos. Tampoco los estudios ven bien que el 52% de los productos marcados con la letra B sean ultraprocesados. Pero sea como sea, Garzón dará la batalla. Total, la codorniz ya ha sido rescatada del suelo por el ministro. Tiene tiempo libre.