El geólogo de Meteored Lorenzo Pasqualini ha avisado del «peligro» de emisiones de dióxido de carbono en los últimos días de de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, en la isla de La Palma.
Mientras se aguarda a lo que ocurra en las próximas semanas con la erupción, que se interrumpió el 14 de diciembre después de 86 jornadas desde su estallido, Pasqualini ha ofrecido un balance de esta, una de las «más destacadas de los últimos siglos» en las Islas Canarias y la más prolongada en La Palma.
En este sentido, ha advertido que pese a que los parámetros muestran «signos de agotamiento» de la erupción y el temblor volcánico se mantiene «al mínimo», las emisiones de CO2 «siguen siendo mayores en la zona donde tuvo lugar la erupción», lo que «puede representar un peligro para las personas».
En este sentido, Pasqualini ha señalado también que las estaciones de la Red Geodésica Española han detectado el inicio de un proceso de deformación de varios centímetros de suelo en los últimos días.
Asimismo, ha aseverado que pese a que los expertos no descartan una reanudación de la actividad estromboliana y emisión de coladas de lava, «cuanto más pasan los días, más se acerca el día en que los vulcanólogos concluyan la desastrosa erupción» del volcán Cumbre Vieja.
Así, ha recordado que en sus tres meses de actividad la lava ha devastado 1.241 hectáreas, entre ellas 369 que corresponden a cultivos que han quedado arrasados, la mayoría de ellos plataneras, mientras los destrozos en los núcleos habitados han obligado a 7.000 personas abonador sus hogares.
En concreto, 2.988 construcciones han quedado destruidas y 3.039 sufrido daños, con 1.345 casas que han desaparecido bajo la lava, según el catastro, lo que ha llevado a que más de 2.300 se hayan quedado sin hogar, ha detallado el geólogo en su balance.
Además, calcula que 92 kilómetros de carreteras han sido sepultadas por la erupción, que se mantiene como el foco de «máxima atención» en estos días.
Por otra parte, el balance incide en el volumen «enorme» de lava que ha expulsado el volcán, con estimaciones de cerca de 159 millones de metros cúbicos.
En este contexto, subraya que en los últimos meses ha predominado un desplazamiento de la lava hacia la costa suroeste de la isla de La Palma, lo que ha supuesto la formación de una zona denominada «malpaís» caracterizada por una superficie muy irregular donde es imposible realizar cualquier actividad humana.
CAMBIOS EN EL PAISAJE
En algunos lugares, el frente de los flujos ha alcanzado decenas de metros de altura, cambiando completamente el paisaje, recoge el balance.
Así, se ha formado un «delta de lava» a lo largo de la costa por la solidificación de las coladas que llegan al mar. Este delta, conocido en las islas como fajana, ha alcanzado una extensión de unas 43 hectáreas, aumentando efectivamente la superficie de la isla.
El paisaje también se ha transformado en la zona del cono volcánico, que se ha levantado en una zona de Cumbre Vieja donde no existían estas estructuras, y alcanza ahora cerca de 200 metros de altura. Además, también se ha originado un segundo cono y varias aperturas.
Por otro lado, en los tres meses de actividad volcánica la actividad sísmica ha sido «intensa» con cientos de eventos sísmicos al día y llegando a registrar 300 eventos en 24 horas en algunas jornadas.
En otras islas del archipiélago se han producido y sentido cinco terremotos de magnitud superior a 5, con el más fuerte de magnitud 5,1.