Las previsiones realizadas por el Ministerio de Economía, dirigido por Nadia Calviño, han quedado anuladas por completo. El Ejecutivo ha realizado unas equivocadas estimaciones, mostrando un claro optimismo por la recuperación económica para este 2022. Una visión desacertada que tiene consecuencias y sin apenas margen de maniobra. Calviño se ha negado a recortar gasto público, pese a la excesiva deuda y a pocos meses de que el Banco Central Europeo suba los tipos de interés.
Las estimaciones sobre el crecimiento económico han pecado de un optimismo impropio en una época de crisis. La llamada recuperación en ‘V’, como vaticinó el Ejecutivo, ha quedado deformada por la cruda realidad. El propio Instituto Nacional de Estadística ha arrojado un crecimiento del 5% para el 2021, un 23,07% menos del 6,5% que estimó Calviño. El Gobierno ha realizado los Presupuestos sobre una base, por tanto, irreal.
UN EXARCEBADO OPTIMISMO CIERNE DUDAS ANTE EL INCREMENTO DE LOS PRECIOS
Para este 2022, Calviño apuntó a una subida del PIB del 7%, un nivel demasiado optimista y que tendrá que rebajar en los próximos meses, cuando vuelva a actualizarse el cuadro macroeconómico. Calviño ha asegurado que «no existen precedentes de una recuperación tan rápida«, declaraciones que no se sustentan con las cifras reales. La ministra venía como una tecnócrata, sin afiliación al partido ni muchos menos como altavoz. Sin embargo, se ha rendido a los pies de Pedro Sánchez, e incluso tratar de maquillar las cuentas y su gestión ante Bruselas.
El Gobierno no tiene margen para recortar pese a los 30.000 millones en gastos superfluos
De hecho, las previsiones que dan un mayor crecimiento del PIB de España son las del Gobierno. Ni el Fondo Monetario Internacional (FMI), ni las del BBVA Research ni tampoco las de Funcas otorgan ni de lejos estas estimaciones. De hecho, trimestre tras trimestre, estos estudios han barrido las estimaciones del Ejecutivo. En concreto, el FMI estimó un crecimiento del 5,8% para este 2022, un 10% inferior al Ejecutivo. Para este año, el servicio de estudios de la entidad financiera vasca es aún más pesimista, con un crecimiento de tan sólo el 4,4%, un 32% inferior a lo estimado por el equipo de Calviño.
Por esta razón se espera un fuerte en las estimaciones, aunque Calviño ha advertido que «no hay margen» para recortar el gasto. Así, para equilibrar las cuentas, el Gobierno prepara su gran reforma fiscal, aunque la ha aplazado de cara al 2023, tras elecciones municipales y previsiblemente para antes de las generales.
Y es que, en los niveles actuales, perder un punto del PIB significa una merma de 3.000 millones de euros menos en ingresos. Todo ello, acompañado con con la deuda y el déficit al alza. La prima de riesgo, de hecho, ronda ya los 80 puntos. Es decir, los inversores exigirán el pago de mayores intereses en las próximas subastas. Una mayor presión para el gasto público.
CALVIÑO HUBIERA PROVOCADO UN AGUJERO DE 16.000 MILLONES
No es la primera vez que el Ejecutivo con Calviño presume de un optimismo exacerbado. En octubre del pasado año apuntó a un crecimiento del 9,8%, un nivel completamente irreal. De hecho, el Gobierno estimó tan sólo unas semanas después la subida del 7%, un 30% inferior a las de octubre. De haber utilizado esta estimación de octubre en los Presupuestos, hubiera supuesto un agujero cercano a los 16.000 millones.
Todo ello, con una única solución para mantener el nivel de gasto. Sin más medidas que apuntalen una recuperación. Y es que, el Gobierno fía gran parte de su plan a los fondos europeos, cuya gestión está siendo cuestionada por la forma del reparto. Hasta ahora, los beneficiados son las Comunidades dirigidas por el PSOE, en detrimento de las presididas por el Partido Popular.
No hay cinturón ni tijera para el gasto, pese a alcanzar niveles récord. Para este ejercicio, el Gobierno dispone de 458.970 millones de euros. Tampoco está acertando, por otro lado, el Ejecutivo con las estimaciones sobre el petróleo, de 60 dólares por barril. La materia prima se ha disparado en este inicio de año a los 90 dólares, y las previsiones apuntan que seguirá en aumento, incrementando aún más la presión en los precios energéticos.
El foco del Gobierno y de Calviño están puestos ahora en el gasto social, con más de 240.000 millones; y la inversión, con 40.000 millones más. Este último montante es inferior al 10% del total que se pretende movilizar con los fondos europeos. En concreto, cerca de medio billón de euros que procederán del sector privado.
EL REPARTO DE LOS FONDOS EUROPEOS, A CARGO DEL HERMANO DE CALVIÑO
Asimismo, el 75% de la inversión de Calviño supone el mismo nivel de gasto «superfluo» de la Administración, hasta sumar unos 30.000 millones de euros. En esta cuenta, los ‘populares’ han prometido cortar las partidas a Ministerios que no sirven para nada o eliminar parte de la mastodóntica burocracia. Eso sí, si Pablo Casado llegara a gobernar eliminará una gran parte de los asesores de Pedro Sánchez, que cuenta con cerca de 1.200.
Calviño, además, ha tratado de quitar hierro a las graves acusaciones de los ‘populares’ sobre el reparto de los fondos. Hasta ahora, se han transferido cerca de 11.000 millones para inversiones, de los que sólo 1.200 han parado en las arcas controladas por Isabel Díaz Ayuso. En total, el reparto está favoreciendo a las regiones socialistas, quienes han percibido el 40%, frente a las ‘populares’, el 20%. Y eso que el PSOE gobierna en Navarra, Cantabria, Castilla-La Mancha, Asturias, Extremadura, Aragón, Baleares, La Rioja y Valencia. Todas ellas juntas no llegan al 23% del PIB de España. En cambio, las presididas por gobiernos del PP se quedan casi fuera del reparto, como son los casos de Andalucía, tercera Comunidad que más aporta al PIB; y Murcia.
Calviño ha recordado que el Gobierno ha transferido más de 11.000 millones de euros a las comunidades autónomas para que desplieguen en sus territorios las inversiones del plan, de los que más de 1.200 millones han ido a Madrid, ha puesto como ejemplo.
E incluso ha quitado hierro al asunto del reparto. Quizá porque la empresa de su hermano es una de las responsables de decidir a dónde van a parar los fondos europeos. «Éstas son cuestiones que no deben distraernos de los importante, que es que todos despleguemos sobre el terreno estas inversiones», ha afirmado recientemente la vicepresidenta y ministra.
Así, ha afirmado que ha obtenido el visto bueno de Bruselas para realizar la distribución, aunque el PP ha elevado la ofensiva a Europa para exigir un reparto equitativo, y no discrecional. Y es que, miles de pymes se juegan su futuro sin estas ayudas.