Los acusados de ‘la banda del Badoo’ por asesinato se culpan mutuamente

Los dos acusados de ‘la banda del Badoo’ por el asesinato de un vecino de Getxo (Vizcaya) en septiembre de 2019 en Luceni (Zaragoza), Hedangeline A.L. y Mohammed A.D., se han culpado mutuamente de ser los responsables de los sucesos que concluyeron con la muerte de esta persona.

Han declarado ante un jurado popular en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Zaragoza en la primera sesión de este juicio, en el que la acusación particular, que representa a la familia, ha pedido la prisión permanente revisable.

La acusada, Hedangeline A.L. ha afirmado: «Yo no he matado a nadie, me han tenido secuestrada y me han amenazado con matar a mis hijos», añadiendo que es «una persona más, como la víctima fallecida».

Ha expuesto que llegó a la nave de Pedrola a trabajar el 5 de junio de 2019 para cuidar a los tres hijos y más adelante convivió con el otro encausado y que en julio llegaron dos personas más que le amenazaron.

Ha dicho que ha sido golpeada, que el otro acusado le secuestró en la vivienda que se encontraba en la segunda planta de la nave y que le partió el teléfono móvil en la cabeza; que le ató y le daban pastillas para dormir: «Siempre estaba dormida». También, que estuvo retenida de julio a septiembre de 2019.

La encartada ha asegurado que jamás chateó por Badoo, sino que «eso lo hacía él», que le obligó a darle las claves de sus cuentas. Ha señalado que el día de los hechos le obligaron a esperar a la víctima en una carretera y cuando llegó los dos amigos del otro acusado se quedaron con él. Ha declarado que no vio que le golpearan en la nave, sino que ella permanecía arriba atada con bridas y oyendo música a todo volumen.

Además, ha negado que pusiera un anuncio para vender el vehículo sustraído, lo que el otro acusado y sus dos amigos habrían negociado a través del teléfono móvil. «No he negociado el carro ni he tenido el dinero en la mano», ha agregado, comentando que no sabe conducir.

La acusada ha dicho que el otro encausado «es una persona muy mala» y «no puede salir a la calle otra vez», y ha pedido para él la prisión permanente revisable. También ha comentado que le ha violado «muchísimas veces» y que le golpeó en prisión en un ‘vis a vis’, a lo que él ha contestado que cualquier funcionario de la prisión o preso, excepto sus compañeras, pueden decir si él ha hecho algo mal.

«NINGÚN PLAN»

Mohammed A.D. ha indicado que la acusada era su pareja sentimental desde el 5 de junio y ha admitido que «más o menos» organizó una trampa junto con la acusada para atraer víctimas a través de Badoo, que captaron a esta hasta que llegó a Luceni el 6 de septiembre, puntualizando que «ella y sus compañeros tenían su propio plan», en alusión a «los dos paisanos de ella».

«Ella no ha sido maltratada en ningún momento ni atada», sino que «se movía libremente», ha continuado el acusado, quien ha insistido en que él no ideó «ningún plan» y que llegó un momento en que se dio cuenta «de lo que estaba pasando». También ha manifestado que en una ocasión le dijo que si le iba a matar lo hiciera como había hecho con «el viejo».

Ha aseverado que no trasladaron a la víctima a la nave: «A mi nave no», sino que la otra encausada quedó en una casa de Luceni y que él fue a llevarla y a recogerla, negando rotundamente que ambos metieran a la víctima moribunda en el maletero del coche y lo trasladaran hasta la fosa: «No». También ha negado que vendiera el Mercedes rojo.

FISCAL

La fiscal, Ana Díez, ha afirmado que los acusados «le arrebataron –a la víctima– la vida de la forma más cruel, violenta e inhumana» y ha pedido al jurado que defienda a la víctima, «con la que, desgraciadamente, no vamos a contar porque le asesinaron».

Ha expuesto que los acusados eran pareja sentimental en el momento de los hechos y convivían en una nave industrial de Pedrola (Zaragoza) cuando ocurrieron los hechos. También ha indicado que la víctima, José Antonio D., era un hombre de 54 años y vecino de Getxo que contactó con la acusada a través de la red social Badoo.

«La acusada le embaucó para atraerlo a Luceni, donde quedó con él en la tarde del 6 de septiembre de 2019», cuando la víctima llegó en un Mercedes rojo y fue abordada «sorpresivamente» por los dos acusados y trasladado a la nave industrial donde vivían, donde «lo inmovilizaron atándole las muñecas con bridas, le golpearon de manera salvaje y decidieron darle muerte a base de golpes repetidos con una fuerza brutal en la cabeza y el tórax, logrando sustraerle todas sus pertenencias, los números PIN de sus tarjetas y su Mercedes rojo».

Ha subrayado que «en ningún momento la víctima tuvo posibilidad de defenderse al estar inmovilizado». La fiscal ha relatado que los acusados extrajeron 1.800 euros en total en varios cajeros entre el 7 y el 12 de septiembre de 2019.

Posteriormente, cuando Delgado estaba casi muerto, «decidieron enterrarlo en un lugar inhóspito, lejos de un núcleo urbano, donde cavaron una fosa y le enterraron aún vivo». La Guardia Civil encontró el cuerpo el 27 de septiembre de 2019.

Según la autopsia, la víctima sufrió un traumatismo craneal, la fractura de nueve costillas, falleciendo por causas respiratorias y por un ‘shock’ hemorrágico, detectándose restos de tierra en la faringe, la laringe, el esófago y el estómago, «síntomas inequívocos de que intentó sobrevivir estando enterrado».

También ha dicho que los acusados vendieron el Mercedes de la víctima a dos personas, «a quienes engañaron diciendo que eran los propietarios cuando no lo eran» por 11.000 euros. Además, la Guardia Civil intervino a la acusada, al registrar la nave industrial, una cadena y un anillo propiedad de la víctima, de la que intentó deshacerse tirándolos por el váter, también unas gafas graduadas, un palo de golf y una bolsa de viaje propiedad de la víctima.

La fiscal les ha acusado de asesinato con la agravante de alevosía, de robo con violencia, detención ilegal y también por vender el coche robado.

La abogada de la acusación particular, en representación de la familia de la víctima, ha sostenido que José Antonio D. era «muy sociable y siempre pendiente de los suyos». Ha aseverado que los acusados engañaron a la víctima, le golpearon de forma brutal, le robaron y le enterraron vivo «como si no valiera nada», atribuyéndoles los delitos de asesinato con alevosía y ensañamiento, estafa, detención ilegal y robo con violencia, solicitando la prisión permanente revisable.

El abogado que representa a quienes compraron el vehículo ha contado que «no solo han sido engañados, sino que gracias a ellos nos encontramos hoy en esta sala porque pudieron facilitar datos concretos a la Policía».

El letrado que representa a la acusada ha pedido al jurado que actúe «con sentido de justicia, con sentido común», recalcando que «ninguna prueba es indubitada y todo se puede poner en cuestión». Ha esgrimido que la víctima «actuó bajo su propia voluntad y decidió ir a los sitios con los riesgos que ello conlleva», añadiendo que «existen los riesgos de Internet», tras lo que ha apelado a la presunción de inocencia.

La abogada del acusado ha expresado que la víctima «era una persona acomodada de 54 años que creyó haber ligado con una persona joven, tropezó con la persona sentada en el banquillo y ahí empezó todo».

A lo largo de esta semana declararán como testigos los dos ciudadanos que compraron el coche, así como un hijo, una hermana y el padre de la víctima, agentes de la Ertzaintza que iniciaron la investigación, agentes de la Guardia Civil, y como peritos los médicos forenses y expertos en balística de la Guardia Civil.