Quizá sea el picoteo favorito en España y en muchos países del mundo. Y es que la base es un producto barato e ideal para tomar sin nada. Hablamos de las patatas fritas, sean de bolsa o hechas en sartén o freidora. Es una malsana costumbre acompañar todo con patatas, casi más que con pan: huevos con patatas, hamburguesa con patatas, filete con patatas… En cualquier bar y restaurante te las sirven incluso por defecto con cualquier segundo plato de menú (te dan a elegir ensalada pero pocos la piden). Y es que son irresistibles y cuesta decir que no. Son fáciles de tomar, con la mano, con un palillo, ideales para ver una película, mientras charlas en el bar como tapa… Pero precisamente por ser un alimento casi cultural, las tomamos casi a diario y esto conllevan unos peligros que vamos a ver.
1EL EXPERIENTO MÍTICO QUE ASUSTÓ
Muchos recordaréis el documental ‘Super Size Me’, donde el director y protagonista Morgan Spurlock se jugaba casi la vida con un curioso experimento: qué pasaría si comiera a diario solo comida rápida del MxDonald’s. Por supuesto el resultado fue claro: acabó con serios problemas de salud, un aumento considerable de su peso y vomitando una y otra vez frente a las cámaras.
Nadie o casi nadie, al menos en España, realiza semejante aberración, pero desde luego debemos de preocuparnos porque no somos conscientes de la cantidad de patatas fritas, aparte de otro tipo de comida rápida como hamburguesas y pizzas, que ingerimos cada semana.