Aunque el consumo de leche está normalizado como algo sano y natural, la realidad es que recientes estudios parecen demostrar que no es una bebida tan beneficiosa como se pensaba. Si bien es rica en proteínas y vitaminas, son muchísimas las personas que terminan desarrollando algún tipo de intolerancia a este producto. Pero incluso aunque aparentemente no nos siente mal cuando la tomamos, es posible que nuestro organismo esté expresando una serie de síntomas que no vinculamos a la leche.
4MENOS MUCOSIDAD

La leche animal estimula la producción de mucosidad del cuerpo y en muchos casos favorece trastornos respiratorios como el asma. Por eso las personas que toman muchos lácteos y sufren un resfriado, tardan más tiempo en curarse. De hecho, algunos doctores recomiendan no consumir leche durante esos días para facilitar la expectoración. Además, la caseína, la proteína presente en la leche, provoca la inflamación de los tejidos blandos, como los de las cavidades nasales, los senos paranasales y la garganta, lo que puede dar lugar a dificultades respiratorias.