Así es Eva Rosino, la funcionaria “déspota” que pervierte la baremación de las enfermeras escolares

En algunas convocatorias de empleo público, el proceso de adjudicación es cuanto menos transparente. Este es el caso de las enfermeras escolares madrileñas que llevan todo el verano esperando la llamada de la Comunidad de Madrid para ver en que centro desempeñarán su trabajo de cara al nuevo año escolar. Pero que no cunda el pánico, fuentes de la consejería aseguran que todas ellas tendrán plaza, sin embargo, del proceso de adjudicación nadie sabe nada. «Estamos baremando y no podemos dar información sobre quiénes están realizando estas laborales», asegura una trabajadora de la Subdirección General de Gestión Económica y Personal No Docente de esta Dirección General de Recursos Humanos de la Comunidad de Madrid con quién ha contactado MONCLOA.com. La opacidad reina en esta subdirección regional ubicada en la calle Santa Hortensia y que está liderada por Eva María Rosino.

La Subdirección General de Gestión Económica y Personal No Docente de Recursos Humanos de la Comunidad de Madrid es el departamento regional encargado de repartir las plazas de enfermeras escolares a su antojo. Tan solo el envío de documentación correcta es necesario para obtener una plaza que se otorga a través de una baremación bastante opaca. Nadie sabe quienes conforman este ‘Comité de Expertos’ capaces de investigar minuciosamente la documentación aportada. Pero lo que sí se sabe es que están capitaneados por Eva María Rosino Llamas que lleva desde 2018 al frente de este equipo.

Eva María Rosino Llamas trabaja en las oficinas de Santa Hortensia, una de las centrales de recursos humanos de la Comunidad de Madrid. Tras asumir la presidencia de Subdirección General de Gestión Económica y Personal No Docente tiene entre sus competencias la programación de las necesidades de personal no docente y personal laboral adscrito a los centros docentes, así como la contratación, tramitación, resolución de los procedimientos de gestión del personal no docente y personal laboral adscrito a los centros docentes, incluyendo los relativos a provisión, movilidad, traslado y concesión de prestaciones sociales. Uno de los colectivos del que la funcionaria debe hacerse cargo es precisamente las enfermeras escolares que desconocen por completo los criterios que se están siguiendo para adjudicar las plazas. La división de la Consejería de Educación madrileña solo dice que está baremando sin especificar cómo lo está haciendo.

«Si no sabemos como van a baremar no podremos reclamar. No sabemos qué van a baremar, nada claro y tenemos que conformarnos porque es lo que hay«, asegura una de las enfermeras escolares con las que se ha puesto en contacto MONCLOA.com. Asimismo, esta enfermera afea que las intenten tranquilizar diciendo que va a haber colegios para todas: «Así nos callan la boca», asegura.

Si no sabemos como van a baremar no podremos reclamar

Y es que fuentes de la Consejería de Educación aseguran que «no es una bolsa de trabajo ya que llama directamente el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE)». Además, estas mismas fuentes aseguran que solo se tendrá en cuenta la documentación aportada. Nada de aportar cursos o másteres de formación, solo sirve que hayas enviado bien tu DNI. Así, el equipo de servidores públicos capitaneados por la funcionaria Eva María Rosino reparten las plazas de las enfermeras escolares.

EVA ROSINO, LA RESPONSABLE DEL POCO RECONOCIMIENTO A LA PROFESIÓN DE LAS ENFERMERAS ESCOLARES

Siempre con una sonrisa y dispuestas a ayudar a cualquier niño que ha tenido un accidente es como se suele encontrar a las enfermeras escolares. Sin embargo, su situación laboral es muy distinta. No tienen responsable directo, se les deniegan días de libre disposición, no existe una bolsa de trabajo y su trabajo acaba en cuanto a cada centro le plazca. Todos estos problemas se unen a contratos precarios con horarios irrisorios comprometidos por la nueva reforma laboral que ha aprobado el Ejecutivo y que condena a los contratos temporales. Las enfermeras escolares son una profesión cuya carrera profesional no está reconocida y ante todos estos problemas la Consejería de Educación de la que dependen no mueve un dedo.

Actualmente, la Comunidad de Madrid cuenta con alrededor de 700 enfermeras contratadas. Los centros escolares públicos de la región que tengan a algún niño con patologías son los únicos que pueden optar a tener a una enfermera profesional en su colegio. Sin embargo, estas profesionales yacen aisladas cada una en su centro escolar sin ningún tipo de supervisión o gestión como ocurre en los centros hospitalarios. Además, estas profesionales han sido hacinadas en cuartitos pequeños que en algunos casos han sido anteriormente trasteros de limpieza. “No tenemos consultas en condiciones y hacemos las labores de enfermería”, denuncia una enfermera escolar que prefiere mantener el anonimato y que asegura que no se están cumpliendo los mínimos exigidos por la ley.

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Los días de vacaciones también son un hándicap para estas profesionales. En cuanto a los días de libre disposición, muchas de ellas no pueden disfrutarlos porque, aunque está en su convenio, se les deniegan ya que el centro quedaría sin enfermera y tampoco se los abonan. Asimismo, este gremio carece de bolsa de trabajo específica, lo que significa que hasta ahora no había criterios para ocupar las distintas plazas en los centros, es decir, quien llegaba primero, da igual si con más o menos experiencia, era el que se quedaba en un determinado centro.