María Gámez y su tendencia ecologista dejan sin capacidad operativa al Seprona

Un día cualquiera en la vida de un agente del Seprona consiste en coger la moto y dar vueltas por las zonas de montaña persiguiendo a los cazadores, a los motoristas que circulan campo a través o todos aquellos ciudadanos que llevan a cabo actividades ilegales como la contaminación de la naturaleza o acciones que ponen en peligro la vida de los animales. Para ello, pasan horas circulando por los montes españoles vigilando la zona. Sin embargo, esta tarea se ha tornado casi en misión imposible después de la decisión que ha tomado María Gámez, la directora General de Guardia Civil, quien ha decidido dotar a la institución de motocicletas eléctricas. Una cuestión que ha levantado una oleada de criticas por parte de distintas asociaciones, dado que no saben como van a poder llevar a cabo los servicios con la poca autonomía con la que cuentan estos vehículos.

La directora General de la Guardia Civil ha registrado un contrato para la adquisición de 157 motocicletas de la marca ZERO, modelo FX ZF7.2. Se trata de una decisión de cuenta con una inversión que asciende a 2.189.000 euros. Además, las motos incluyen un kit policial con parrilla trasera y bolsa de transporte, pilotos y sirena policial, protectores de puño y defensa de protección de bajos y laterales y serán distribuidas en las patrullas de dicho grupo repartidas por todo el territorio nacional. Hasta ahí sería una noticia a celebrar por parte de los agentes de este departamento del instituto armado. Sin embargo, cuando se habla de la autonomía de estos vehículos la cosa cambia.

Y es que, el documento difundido por la Guardia Civil respecto a esta medida destaca que la autonomía de estos vehículos es de hasta cuatro horas o 90 kilómetros. Una cuestión que ha levantado el malestar entre los agentes del Seprona. Así, la Asociación Mayoritaria de la Guardia Civil (JUCIL) ha denunciado a través de redes sociales esta situación y se preguntan cómo van a poder realizar un servicio adecuado o de emergencia con una «prestaciones tan ridículas». Además, destacan que no saben en que piensa la Dirección General de la Guardia Civil adquiriendo «vehículos inadecuados y con un coste muy superior a las motocicletas tradiciones».

Sin embargo, la realidad es mucho peor de como la pintan en la institución. El modelo que ha elegido María Gámez, si se mira en la página de la marca ZERO, no es el adecuado para las funciones que deben llevar a cabo estos agentes. Y es que, la directora general del instituto armado ha comprado motos de ciudad, donde normalmente no se superan los 50 kilómetros por hora. De esta forma, las cuatro horas de autonomía solo serían reales si se circula por los centros urbanos.

Pero, el Seprona lleva a cabo su trabajo en el monte sin ningún tipo de carretera y sobre un terreno repleto de piedra y montículos, por lo que se necesita que las motos cuenten con suficiente fuerza para realizar acelerones en determinados momentos. A ello se suma que estos agentes deben perseguir distintos ciudadanos campo a través con velocidades muy por encima de la que habría en las ciudades y que deben recorrer «enormes demarcaciones» y distancias muy largas. Y no solo eso, sino que deberán tener en cuenta que de los supuestos 90 km de autonomía, 45 de estos deben ser para regresar al punto de recarga. Dado que si se quedan tirados no es posible cargarlas de ninguna manera, a diferencia de los vehículos de combustión que se pueden rellenar con una garrafa de gasolina o diésel.

Las motos que ha adquirido María Gámez ni son de campo ni son las adecuadas para el Seprona, quienes siempre han utilizado las Yamaha WR 450. En este sentido, es evidente que la directora de la Guardia Civil no ha consultado a los agentes del Seprona antes invertir una elevada cantidad de dinero en la adquisición de estos vehículos. En el caso de haberles consultado nunca habrían comprado este tipo de vehículos, dado que no están preparados para las funciones que deben llevar a cabo los agentes de este departamento.

MARÍA GÁMEZ SE NIEGA A COMPRAR CARGADORES DE RECARGA RÁPIDA

La escasa autonomía de las nuevas motos eléctricas de la Guardia Civil no es el único problema de este contrato. El tiempo de recarga en esta cuestión también juega un papel fundamental, dado que una autonomía de cuatro horas no es suficiente para completar una jornada laboral. Sin embargo, el tiempo de recarga asciende a 9,7 horas, según ha destacado JUCIL en un post compartido a través de su cuenta de Twitter. Un tiempo que supone todo un retraso para que los agentes puedan llevar a cabo su jornada laboral de forma normal.

Aunque habría una solución para este problema y es adquirir también cargadores de recarga rápida, con los cuales se podría volver a recobrar la autonomía en un tiempo de una hora aproximadamente y volver a los montes para continuar desempeñando su labor. Sin embargo, María Gámez no ha querido invertir más dinero en esta cuestión y junto a las motocicletas eléctricas no ha adquirido este tipo de puntos de recarga. Así, los agentes del Seprona están sufriendo las consecuencias de la tendencia ecologista de la directora General de la Guardia Civil y, en general, del Gobierno.

Y es que, el Ejecutivo que dirige Pedro Sánchez se ha comprometido con Europa a que para el año 2035 se eliminarán todo los coches de combustión y solo se podrán utilizar los vehículos eléctricos. Una medida muy comprometida con el medio ambiente en la que el Gobierno lleva tiempo trabajando y están aportando medidas para animar a los ciudadanos a que dejen a un lado su vehículos de carburante y se pasen a una movilidad un tanto más verde. Sin embargo, de momento este tipo de vehículos no están preparados para alcanzar determinadas velocidades durante un periodo prolongado de tiempo. Así como tampoco están preparadas para llevar a cabo terminadas funciones como son las que desarrollan los agentes del Seprona, para quienes, de momento, este tipo de vehículos suponen más un inconveniente que un avance.