Socialistas vascos se juntan con chavistas en Bilbao para protestar contra el golpismo en Brasil

Un grupo de socialistas vascos se junto con un grupo de chavistas radicados en Bilbao para manifestar en contra del intento de golpe de Estado contra el Gobierno de Luiz Inacio «Lula» Da Silva, presidente de Brasil, ocurrido el pasado 8 de enero, cuando miles de persona tomaron las sedes de los poderes del Estado para solicitar a las Fuerzas Armadas del país carioca que depusieran al presidente.

La manifestación tuvo lugar en la Plaza Arriaga, en la ciudad de Bilbao y fue organizada por la plataforma vasca de solidaridad internacional Hegoak, pero estuvieron acompañados por un grupo de afectos a la dictadura venezolana, que se presentaron al lugar para solidarizarse con el gobierno socialista de Brasil y fue reseñado por las autoridades del consulado de Venezuela en Bilbao, que está en manos de Glenna Cabello, hermana del número dos del chavismo, Diosdado Cabello.

Un centenar de personas se congregaron en la plaza para manifestar su rechazo contra lo ocurrido en Brasil y para denunciar lo que según ellos consideran es una estrategia de las ultraderechas políticas del mundo contra los movimientos socialistas de América y del mundo entero, que según la organización que hizo la convocatoria, son un «avance del neofascismo» cuyas pretensiones son atacar la democracia, la convivencia y la soberanía de los pueblos.

Cabe destacar que desde que llegó Cabello como cónsul de Venezuela en Bilbao, se ha dedicado a establecer vínculos con todas estas organizaciones socialistas y separatistas vascas, para revindicar a los movimientos de la izquierda en España y hacer propagando política a favor del chavismo, promocionando la ideología que durante los últimos 20 años han intentado promover desde Venezuela y hacia toda América Latina.

Cabello llegó a Bolbao como cónsul a principios del año pasado, con la misión de suavizar las relaciones diplomáticas con España, que habían quedado muy tensas a raíz del intento de ingresar a territorio español de la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, a principios de 2020. Esta situación, que causó mucho revuelo a lo interno del Gobierno de Pedro Sánchez, provocó la reacción de la dictadura de Nicolás Maduro, una vez que se filtraron algunos detalles del propósito del arribo de la funcionaria chavista en España.

Desde que se instaló en el consulado, tras haber estado antes en Francia también como cónsul de Venezuela, se ha dedicado a establecer vínculos con las organizaciones independentistas y socialistas para vender en las tribunas internacionales que todos los problemas políticos y sociales que han azotado a Venezuela durante las últimas dos décadas son responsabilidad de diferentes factores políticos, pero jamás del chavismo que lleva más de dos décadas en el poder.

Paradójicamente el discurso chavista siempre se ha centrado en acusar de injerencistas a todos los países que han emitido opinión o han rechazado hechos políticos relevantes que han ocurrido en el país suramericano a lo largo de las últimas dos décadas, acusándolos de imperialistas y de querer socavar la soberanía del pueblo venezolano y su régimen, pero al mismo tiempo se prestan para participar en este tipo de actividades injerencistas.

Las labores diplomáticas del chavismo, en la actualidad, están más enfocadas en lograr que la Unión Europea levante las sanciones que han sido impuestas contra funcionarios de la dictadura chavista desde 2017 y en que los países de la región reconozcan a Nicolás Maduro como presidente legítimo de Venezuela, después que el organismo regional cuestionara en un informe la transparencia de los últimos comicios que se celebraron en el país suramericano-

De momento, la estrategia chavista en España les ha dado resultado, pues a finales del año pasado el Gobierno que dirige Pedro Sánchez nombró a Ramón Santos como embajador de España en Venezuela y otorgó la credenciales como embajadora de Venezuela en el Reino de España a Coromoto Godoy, enviada directa del dictador venezolano, que llegó a complementar la labor que durante el último año ha gestionado la cónsul Glenna Cabello y que ahora se afianza con la nueva embajadora chavista.

Mientras en España hay un país que trata de curar las heridas dejadas por el terrorismo de ETA, el chavismo en Bilbao, dirigidos por la cónsul venezolana, se ha encargado de reivindicar y apoyar la actividad de las organizaciones que defienden estas ideologías y a los exterroristas.

De hecho, en el país existen organizaciones de víctimas del terrorismo que se han encargado de denunciar que en Venezuela supuestamente habrían refugiados, por lo menos, 27 etarras solicitados por las autoridades españolas, haciendo vida normal y que las autoridades venezolanas estarían al tanto de la situación, sin que hayan querido colaborar con la justicia española, para entregarlos y que se haga justicia por los crímenes que cometieron en la década de los 90.